-
+

MENU

lunes, 13 de marzo de 2017

CUARESMA - CAMINO DE CONVERSIÓN Y ESPERANZA. 2017



+


<CUARESMA CAMINO DE  

CONVERSIÓN Y

ESPERANZA >






TRAPPIST-1 f1. Exoplaneta. Tamaño similar a la tierra. Visión Artística. Crédito NASA JPLCaltech

TIEMPO DE PREPARACIÓN –  

DE  CONVERSIÓN (RENOVACIÓN).

DE ESPERANZA - PERDÓN Y

 RECONCILIACIÓN.



Foto:  

 Foto:



Con la Cuaresma comenzamos la preparación de la Pascua de Resurrección. Cuaresma significa cuarenta y se aplica a los 40 días de preparación a la Pascua. 

Es un  tiempo fuerte en la vida de todos los cristianos. Es, por tanto, un tiempo en que tenemos que detenernos, parar y reflexionar. 

Ajustar lo que se tenga que ajustar; todo aquello que me impida o no esté en consonancia con el Camino de Cristo.

Como Mater e Magistra la Iglesia quiere que hagamos una revisión profunda de nuestro ser y actuar como cristiano.

 Foto: Bosque camino - Lisa Holder

Es necesario, en primer lugar mirar hacia mi interior, ver cómo está mi vida interior. Mi diálogo con el Señor es frecuente? Estoy realmente convencido que si estoy en Gracia el Señor habita en mi interior? Que el Espíritu Santo es nuestro dulce huésped y habita en nosotros y por consiguiente "somos templos vivos del Espíritu Santo"?.


Foto:
Espíritu Santo - Vaticano San Pedro

Para hacer esta reflexión necesitamos hacer silencio, pararse y reflexionar. No puedo hacer un exámen de mi vida en medio del trajín diario. Busquemos ese momento y miremos sin miedos como va mi vida, como me encuentro con mi relación con el Señor, camino junto a El o me quedé afuera de su camino?

Es necesario analizar mi actuar en mi ambiente y circunstancia de vida.  

En tres planos con relación a Dios, a  mis hermanos -intramundana-, y a mi relación intraeclesial. -aquí entra mi familia-.


Foto:
Tunnel Gothard - Arnd Wiegmann

Para recorrer este tramo de nuestro camino que va concluir en la Pascua de Resurrección la Iglesia nos señala algunos medios: el ayuno, la limosna, la oración. Todos, en la medida que los pongamos en práctica en una forma más profunda y más misericordiosa, darán sus frutos.

Insisto en la necesidad del silencio. Es en el silencio tanto exterior como interior dónde vamos a poder aprender a escuchar al Señor. El siempre nos seguirá llamando por nuestro nombre, quiere nuestro bien, nuestra felicidad, que nos realicemos plenamente en nuestra vida, quiere nuestra santidad. 

Dice Carlos Carretto -hoy hermano de la Congregación Foucuald- en su libro "Cartas del desierto" que "la llamada de Dios es algo misterioso, porque viene de la oscuridad de la fe.

Además tiene una voz débil y discreta, que se necesita todo el silencio interior para percibirla. 

Y sin embargo, no hay nada tan decisivo y perturbador para un hombre sobre la tierra, nada más seguro ni más fuerte.

Esta llamada es continua: ¡Dios está llamando siempre! Pero hay momentos característicos que nosotros anotamos en nuestro diario y no lo olvidamos jamás." 

Estas llamadas son como hitos en nuestra vida.

Dice luego Carretto, "que en un momento de su vida escuchó una llamada que sería decisiva en su vida sacerdotal. "Ven conmigo al desierto". Hay algo más grande que tu acción: la oración; hay una fuerza más eficaz que tu palabra: ¡el amor! 

Y marché al desierto.



Foto:


Foto:

Carreto escribió sus vivencias en este libro con la particularidad que lo hizo siempre recordando a tantos amigos que había dejado y a quienes les escribía esas cartas.

Solo destaco este aspecto del llamado que recibe Carretto, lo escucha e inmediatamente lo sigue. 

Es el seguimiento del Señor, el cuando llama a los apóstoles recordemos que el Evangelio dice: lo dejaron todo e inmediatamente lo siguieron.


Foto:
   Jesús llama a Pedro y a Juan

Este llamado que nos hace el Señor en esta Cuaresma es un llamado a la santidad, a la conversión, a renovar mi amor por el prójimo, por mi familia, por mi trabajo. 

Para que esta renovación, esta preparación de cara a la Pascua de sus frutos, tenemos que saber renunciar de corazón a todo aquello que nos aparte del Señor. 

Foto:





Comenzar con reconciliarme consigo mismo, con mis heridas, que cierren definitivamente. Tenemos que hacernos amigos de estas heridas. Es inútil querer ir hacia el otro si primero no cierro estas heridas. Si vivimos de verdad este proceso de sanación podremos reconciliarnos con quien nos haya ofendido y podremos aprender a perdonarlo.

"La Cuaresma es tiempo de reconciliación, cuyo primer fruto es la paz con Dios y con nuestros hermanos".

"Ella recrea nuestra condición de hijos respecto de Dios, y de hermanos entre nosotros. No podemos, a partir de este encuentro con Cristo, separar a una de a otra, diciendo: yo me reconcilio con Dios, pero no con mi hermano".(Mons. José María Arancedo Mensaje de Cuaresma 24feb.2017

Ahora, quisiera detenerme en dos aspectos que considero, a mi juicio, son también sumamente importantes para crecer en nuestro ser y actuar como laicos comprometidos.

Nosotros si vivimos esta Cuaresma siguiendo los pasos de Jesús seguramente llegaremos a vivir más intensamente la Pascua de Resurrección.

Si seguimos los pasos de Jesús nosotros también en estos cuarenta días tendremos nuestras pruebas y nuestro desierto. 


Foto:

El don de la Fé

Al igual que Jesús seremos probados ante todo en nuestra Fe. Cómo vivo mi Fe hoy y aquí? Existe coherencia entre mi Fe y mi vida? Creo en lo que digo? Hago lo que pienso? Vivo lo que creo? Creo con sinceridad sin vueltas, creo que Jesús es el Hijo de Dios, hombre vivo, muerto y resucitado? Creo verdaderamente en el Espíritu Santo? Cómo vivo mi fe frente a las pruebas y a las tribulaciones?.

Foto:

La fe no es algo estático es un proceso dinámico que abarca toda nuestra vida.

Podríamos asemejarlo a la vida misma del hombre: niñez, juventud, madurez... Este proceso también se da en nuestra Fe se irá desarrollando mediante un proceso de continuo crecimiento que concluirá cuando lleguemos a la Casa del Padre. 

Foto: HOLT COUNTRY PARK - MATTHEW DARTFORD 2-11-12

Por supuesto que siempre seremos probados en nuestra fe. Es una constante.  Más aún en este hoy y aquí. Ciertamente, son tiempos difíciles los que transitamos se lo mire desde donde se los mire. Solo pensar el que nos toca vivir en el campo temporal en lo laboral, en lo familiar, en lo que se refiere al ámbito de nuestro país -ámbito nacional- y al internacional en su aspecto global. 

En realidad todos los tiempos fueron difíciles pero pienso que el nos toca vivir  hoy  y aquí  no solo son sumamente difíciles sino complicados y conflictivos.

Y, ciertamente, ponen a prueba nuestra Fe. Por qué recalco el aspecto de la Fe.  Recordemos a la cantidad de gente que Jesús curaba, sanaba su cuerpo y su espíritu, hasta resucitaba. Todo ello lo hacía  porque siempre en el necesitado se manifestaba su fe. "Ve en paz, tú fe te ha salvado".



Foto:
Jesús cura a la hija del centurión
Foto:
Jesus habla con el pobre a la entrada del tempo


Foto:
Jesús cura al paralítico
Foto:
Jesús cura al ciego
Foto:
               Jesús ayuda a Pedro
 Foto:     
        Jesús bendice a mujer enferma

Foto:
       Jesús perdona a la samaritana


Es decir, de no mediar esa fe no se hubieran actuado los milagros de Jesús. San Agustín dice: "Dios que te creo sin ti, no podrá salvarte sin ti".

Ahora bien, les propongo pensar en un personaje que nos presenta la Biblia me refiero a Job y confrontémoslo con nuestra fe y actitud frente a las pruebas y las tribulaciones que nos presenta la vida.

Cada uno en su interior sabe bien cuáles son y cómo reaccionamos y qué medios ponemos para superarlas.

En este libro del Antigüo Testamento se cuenta cómo Job fue probado con muchas tribulaciones y las sufrió con admirable paciencia.

Foto:

Es el tiempo de los patriarcas, vivía en Arabia un varón -hombre íntegro y recto, temeroso de Dios y apartado del mal- a quien Dios quiso presentar como modelo de paciencia a todos los hombres de todos los tiempos. Este hombre se llamaba Job. Tenía siete hijos y tres hijas un gran número de ganado y además muchos criados. 

Por lo cual, y más aún por su temor de Dios y su mucha compasión para con los pobres era grande entre todos los orientales.

Un día dijo el Señor a Satanás: "¿Por ventura has reparado en mi siervo Job, que no hay semejante a él en la tierra?". Satanás contestó: "¿Por ventura teme Job a Dios de balde?" Tu has bendecido las obras de sus manos, y sus posesiones han crecido en la tierra. Más extiende solamente un poco tu mano, y tómale cuanto tiene, y verás si blasfema de ti." Entonces dijo el Señor: "Mira, todo cuanto tiene está en tu mano. Solamente no extiendas tu mano contra él."

El día de su cumpleaños se encontraba Job junto a su familia festejando en casa de su hermano mayor y comenzaron a llegar sucesivamente cuatro mensajeros que le fueron anunciando que, en suma, lo había perdido todo: su hacienda, criados, y demás bienes. También sucedió que, en medio de la celebración, sobrevino de repente un gran viento del desierto que arrasó la casa matando a sus hijos y solo quedó Job con vida.

Entonces Job se levantó y rasgó de dolor sus vestiduras; pero, recobrándose al punto que se postró en tierra e hizo oración, diciendo: "El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó: como agradó al Señor, así se ha hecho: bendito sea el nombre del Señor." 

Satanás dijo al Señor: "Todo cuanto el hombre tiene lo da al fin por su vida. Pero extiende la mano, y toca a sus huesos y carne: entonces verás que él blasfema de ti." El Señor le contestó: "Hé ahí, en tu mano está, mas perdona su vida."
Entonces Satanás cubrió a Job de lepra desde los pies hasta la cabeza. Job se raía con una teja la podredumbre para calmar los dolores, y estaba en un estercolero lejos de los demás hombres por causa del contagio. 

Hasta su propia mujer se burlaba de él viéndolo en tan miserable situación. Lo abandona y lo desprecia y, le decía:"¿Aún sigues en tu necedad? Bendice a Dios y muérete." Pero Job le contestaba: "Hablas como una mujer necia. Si hemos recibido los bienes de mano del Señor, ¿por qué no hemos de aceptar también los males?"  Y no pronunciaba palabra mala alguna.


Foto:

Como tres amigos de Job se enteraron de su desgracia se llegaron a él. Estaba tan desfigurado que no le conocieron; por lo cual clamaron y lloraron en alta voz, y se rasgaron sus vestidos, y esparcieron polvo sobre sus cabezas. Y estuvieron con él largo tiempo sin pronunciar palabra, porque veían que su dolor era muy grande. Pero cuando Job habló quejándose de sus dolores, aún le proporcionaron un sufrimiento nuevo. Porque le dijeron que él sufría aquellos dolores por sus pecados; pués Dios, decían neciamente, solo visita con penas y dolores a los impíos. 

Job defendió con firmeza su inocencia, y  exclamó con voz fuerte:"He aquí que el cielo es mi testigo. Mientras me dure la vida, no hablarán mis labios cosa injusta. Aunque Dios me envíe la muerte, esperaré en él. Pués se que mi Salvador vive, y que me he de levantar de la tierra en el último día, y que mi cuerpo será de nuevo vestido de piel, y que veré a mi Dios en mi carne." 

Foto:


La confianza de Job en Dios no le sirvió de oprobio, sino antes fue recompensada abundamente en este mundo; pués poco después apartó Dios de él la enfermedad,  y le dio en todas las cosas el doble de lo que en los tiempos felices había poseído; tuvo igualmente siete hijos y tres hijas. Todavía vivió 140 años con paz y felicidad, y conoció a los de sus hijos hasta la cuarta generación.

La principal enseñanza que nos da la historia de Job es la que Dios no solamente envía pruebas a los pecadores -que somos todos, sino sabemos reconocer nuestra condición de pecadores es inútil pegar la vuelta y volver a la Casa del Padre, como el hijo pródigo, actuar que tenemos que poner en práctica cada vez que caígamos. Lo importante no es caerse sino saberse levantar y seguir el camino-  para que se enmienden sino que también visita a los virtuosos -justos- y esto es así: 1° para purificarlos de algunas imperfecciones o faltas pequeñas; 2° para que se arraiguen en la virtud (confianza en Dios, paciencia, humildad,etc.) 3° para aumentar sus méritos y tanto más grandiosa recompensa reciban en el cielo, y, finalmente, 4° para que dén a sus prójimos un  ejemplo glorioso que imitar.

La prueba a la fue sometido Job fue terrible. De un solo golpe quedó pobre, después perdió a todos sus hijos, por fin se vió cubierto de una funesta lepra. Esperando la muerte, abandonado por todos, quebrantado repudiado hasta por su propia mujer, cuando más debiera consolarlo.

Hasta la venida de sus propios amigos no sirve más que para acrecentar sus sufrimientos, puesto que terminan echándole injustamente en cara que había merecido sus tribulaciones por pecados ocultos. Job siente profundamente sus infortunios y lo dá bien a conocer con sus lamentos; no es insensible a sus penalidades, pero sufre con ejemplar paciencia sin siquiera quejarse de Dios.

Entonces, cabe preguntarse: "¿De dónde sacó Job la fuerza para una paciencia heroica? De su fe viva e inquebrantable.

Además vemos que el poder del Satanás es limitado. En efecto, claramente se conoce por la historia de Job que acabamos de relatar, Satanás no puede dañar a los hombres más allá que lo que Dios le permite. En la primera alianza -Antigüo Testamento- el diablo tenía más poder sobre el hombre que en la nueva, porque Cristo venció a Satanás (le aplastó la cabeza), y a quien se acoja a Jesucristo, no le pueden dañar las asechanzas del mal enemigo.

Job no era cristiano ni tenía ante sus ojos el ejemplo de nuestro Señor Jesucristo y supo soportar con paciencia las prueba y los sufrimientos. Tenía una fe -como dijimos- inquebrantable.

Foto:
              La conversión de Pablo

Otro ejemplo lo podemos encontrar en Pablo en su carta a los Corintios, refiriéndose a la Gracia dice: "Pero nosotros llevamos ese tesoro en recipientes de barro, para que se vea bien que este poder extraordinario no procede de nosotros, sino de Dios. Estamos atribulados por todas partes, pero no abatidos; perplejos, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no aniquilados. Siempre y a todas partes llevamos en nuestro cuerpo los sufrimientos de la muerte de Jesús, para que también Jesús se manifieste en nuestro cuerpo". (cfr. 2 Cor 4. 7-11).

Más adelante dice: "Y para que la grandeza de las revelaciones no me envanezca, tengo una espina clavada en mi cuerpo, un ángel de Satanás me hiere. Tres veces pedí al Señor que me liberara, pero él me respondió: "Te basta mi gracia, porque mi poder triunfa en la debilidad". Más bien me gloriaré de todo corazón en mi debilidad, para que resida en mí el poder de Cristo. Por eso, me complazco en mis debilidades, en los oprobios, en las privaciones, en las persecuciones y en las angustias soportadas por amor de Cristo: porque cuando soy débil, entonces soy más fuerte". Id. 2 Cor 12 7-10)

Volvamos a la pregunta que formulamos al comienzo. Cómo vivo mi fe frente a las pruebas y a las tribulaciones?. Frente a los desafíos y pruebas  que se nos plantean en nuestro ambiente y circunstancia de vida. Tiro la toalla o me uno más fuertemente a Cristo a través de la oración y de la reconciliación para salir victorioso.

La Fe es un don de Dios, tenemos que pedir al Señor que acreciente nuestra Fe. Que la haga crecer. Que sea capaz de mover montañas. Confiada, segura de que Dios jamás nos va dejar al costado del camino al contrario será siempre la imágen del buen pastor que levanta a la oveja perdida la pone sobre sus hombros y la ayuda para volver a su camino.  

Foto:

Foto:

Comprender definitivamente que Dios no castiga. No está esperando para contabilizar nuestras caídas, nuestras faltas, conoce bien nuestro interior, seguramente más que nosotros, pero esencialmente es "rico en misericordia" lo perdona todo, solo basta que haya en nosotros una actitud de arrepentimiento y confesar nuestros pecados y él nos perdonará, siempre, es el gran perdonador. -requiere sí por nuestra parte el firme propósito de procurar enmendar  y corregir la falla.

Estas son algunas de las reflexiones que podemos formularnos en estos cuarenta días de Cuaresma.



El don de la conversión y la reconciliación

"La Cuaresma es un nuevo comienzo, un camino que nos lleva a un destino seguro: la Pascua de Resurrección, la victoria de Cristo sobre la muerte.

Foto:
 Aurora boreal

Y en este tiempo recibimos una fuerte llamada a la conversión: el cristiano está llamado a volver a Dios "de todo corazón" (Joel 2,12) a no contentarse con una vida mediocre, sino crecer en la amistad con el Señor. Jesús es el amigo fiel nunca nos abandona, porque incluso cuando pecamos espera pacientemente que volvamos a él y, con esta espera, manifiesta su voluntad de perdonar (Homilía, 8 de enero 2016). (Mensaje de Francisco Cuaresma 2017).

Es que la conversión no es algo que se produce en un momento determinado de mi vida solamente, no es algo que comienza y termina en sí mismo. 


Photo:

Es un proceso que abarca toda mi vida. Esto es, debo convertirme todos los días. Por qué? Porque siempre tendré necesidad de volver a la casa del padre como el hijo pródigo. Soy pecador. Sino reconozco mi condición de pecador es inútil querer crecer en la Fe y en el amor de Cristo. Necesito el perdón del Señor para seguir adelante hasta el encuentro definitivo en la Casa del Padre.


Foto:
Hijo pródigo - The prodigal son return hause's father

"Esta es la lucha de la conversión con miras a la santidad y la vida eterna a la que el Señor no cesa de llamarnos." (Cf.DS 1545; LG 40 en CIC 1426).

Foto:
                                   La Ascención de Jesús al cielo

El Señor no nos dejó abandonados nos dijo: "Yo estaré con vosotros siempre hasta la consumación del mundo".(Mt 28, 20) El está aquí entre nosotros. Nos perdona en el sacramento de la confesión.  Podemos recibirlo en la Eucaristía y se encuentra en mi interior como dulce huésped el Espíritu Santo.


Foto:

Este también es un tiempo propicio para la reconciliación con el hermano. Es necesario también revisar nuestra vida y ver si tenemos que reconciliarnos con alguien que nos haya ofendido o causado algún sufrimiento con su actuar o, viceversa que yo haya ofendido.


Foto:

En el evangelio de estos días Jesús nos habla de la necesidad de la reconciliación: "Si, pues al presentar tu ofrenda en el altar te acuerdas de que un hermano tuyo tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí, delante del altar, y vete primero a reconciliarte con tu hermano; luego vuelves y presentas tu ofrenda".(Mt 5, 23-24)


Foto:

Si se nos hace difícil, el primer paso es recurrir a la oración que tiene que ser confiada tanto para pedir perdón como para aceptarlo del ofensor y la cuestión es "perdonar de corazón". No es un pedir o aceptar el perdón por cortesía. Tiene que ser un perdón capaz de cerrar la herida que se haya producido.

Dice Benedicto XVI: "Si queremos presentarnos ante Él, también debemos ponernos en camino para ir al encuentro unos de otros. Por eso, es necesario aprender la gran lección del perdón: no dejar que se insinúe en el corazón la polilla del resentimiento, sino abrir el corazón a la magnanimidad de la escucha del otro, abrir el corazón a la comprensión, a la posible aceptación de sus disculpas y al generoso ofrecimiento de las propias".


El otro es un don

"La Cuaresma también es una oportunidad para abrir la puerta de nuestro corazón al otro, porque cada persona es un don, sea vecino nuestro o un pobre desconocido.

Foto:

La Cuaresma es un tiempo propicio para abrir la puerta a cualquier necesitado y reconocer en él o en ella el rostro de Cristo. Cada uno de nosotros los encontramos en nuestro camino. Cada vida que encontramos es un don y merece acogida, respeto y amor. 

La Palabra de Dios nos ayuda a abrir los ojos para acoger la vida y amarla, sobre todo cuando es débil. Pero para esto hay que tomar en serio lo que nos dice el Evangelio.

El obstáculo para esto es la corrupción del pecado que se manifiesta en: el amor al dinero, la vanidad, y la soberbia (Francisco Homilía 20 de septiembre 2013).

El apóstol Pablo dice que la "codicia es la raíz de todos los males" (Timoteo 6. 10). Esta es la causa principal de la corrupción y fuente de envidias, pleitos y recelos. El dinero puede llegar a dominarnos hasta convertirse en ídolo tiránico (Evangelli gaudium, 55). 

En lugar de ser un instrumento a nuestro servicio para hacer el bien y ejercer la solidaridad con los demás, el dinero puede someternos, a nosotros y a todo el mundo a una lógica egoísta que no deja lugar al amor e impide la paz.

El Evangelio condena con toda claridad el amor al dinero: "Nadie puede estar al servicio de dos amos. Porque despreciará a uno y querrá al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso al segundo. No pueden servir a Dios y al dinero".(Mt. 6,24).(Id. Francisco Mensaje Cuaresma 2017)". 


Foto:

Se trata de estar abierto al hermano conforme se presente en cada día. Cada día Cristo se nos manifestará de distintas formas a través del hermano que encontremos en nuestro camino.

Tenemos que hacernos el firme propósito de no caer en el materialismo estéril. No vivir para tener sino vivir para ser más fraterno y más dispuesto a ayudar al débil y al necesitado. 



La palabra es un don

La Sagrada Escritura es la palabra de Dios, en cuanto escrita por inspiración del Espíritu Santo.

La Tradición recibe la palabra de Dios, encomendada por Cristo y el Espíritu Santo a los apóstoles, y la transmite íntegra sus sucesores; para que ellos, iluminados por el Espíritu de la verdad, la conserven, la expongan y la difundan fielmente en su predicación. (CIC n°81 y ss).

"La parábola del rico y del pobre Lázaro (Lc 16, 19-31) nos ayuda a prepararnos bien para la Pascua que se acerca.

Foto:
         El rico y el pobre Lázaro

El miércoles de Ceniza justamente se nos invita a vivir una experiencia semejante a la que el rico ha vivido de manera muy dramática. 
El sacerdote mientras impone la ceniza en la cabeza, dice las siguientes palabras: "Acuérdate que eres polvo y al polvo volverás". 

El rico y el pobre, en efecto, mueren, y la parte principal de la parábola se desarrolla en el más allá. Los dos personajes descubren de repente que <sin nada venimos al mundo, y sin nada nos iremos>...La parábola se prolonga, y de esta manera su mensaje se dirige a todos los cristianos.

La Palabra de Dios es una fuerza viva capaz de suscitar la conversión del corazón de los hombres y orientar nuevamente a Dios. Cerrar el corazón al don de Dios que habla tiene como efecto cerrar el corazón al don del hermano.

Foto:
       Azores. Islas portuguesas - Océano Atlántico

Dice finalmente Francisco: Queridos hermanos y hermanas. La Cuaresma es tiempo propicio para renovarse en el encuentro con Cristo vivo en su Palabra, en los sacramentos y en el prójimo. 

El Señor -que en los cuarenta días que pasó en el desierto venció los engaños del Tentador- nos muestra el camino a seguir. 

Que el Espíritu Santo nos guíe a realizar un verdadero camino de conversión, para redescubrir el don de la palabra de Dios, ser purificados del pecado que nos ciega y servir a Cristo presente en los hermanos necesitados.


 Foto:

Oremos unos por otros para que, participando de la victoria de Cristo, sepamos abrir nuestras puertas a los débiles y a los pobres. Entonces viviremos y daremos un testimonio pleno de la alegría de la Pascua".(Francisco Mensaje de Cuaresma 2017 -dado el 18 de octubre de 2016-Fiesta de San Lucas, evangelista)".

Foto:




ORACIÓN FINAL

Déjame, Señor, que tus pasos siga y, si mis entregas son vacías o calculadas, levántame hacia tu cruz para que vea su crudeza.

Permíteme, Jesús, caer contigo en el duro suelo y, si me resisto al daño por tu Evangelio, hazme comprender que no existe Reino sin cruz.

Llévame, Señor, junto a tu Madre y, cuando sienta que mi vida carece de sentido, sea la que me guíe hasta tu dulce morada.

Deja, Señor, que empuje tu cruz con mis débiles y a veces mínimas fuerzas pues bien sé, Jesús, que es más fácil empujara aquellas otras que son pequeñas y poco hirientes.

Háblame, Señor, con la misma fuerza que lo hiciste a las mujeres de Jerusalén pues, a veces yo también, caigo en la lágrima fácil distrayéndome de un cambio a mejor.

 Permite, Nazareno, que salga con el pañuelo de mi vida y pueda consolarte como tu vida merece Y, si por lo que sea Señor, reniego al combate de la fe que nunca olvide que, no fueron tres caídas, que han sido muchas más en las que besaste el suelo

 Dime, clavado en la cruz, palabras que me lleguen y, si prefiero ir abrigado antes que ser despojado, hazme comprender que sin nada vine al mundo y sin nada, excepto el amor ofrecido, me marcharé.

Ojalá, Señor, cuando llegue el último aliento de mi existencia pueda mirar a  tu cruz y soñar con tu silencio en el sepulcro.

Entonces, sólo entonces, comprenderé y sabré el valor de tu sangre derramada y el valor de mi amistad contigo. 

Tu respuesta, espero amigo y  Señor, sea el premio y triunfo de la resurrección.
Amén.

Javier Leoz
Delegado de Religiosidad Popular
Diócesis de Pamplona-TudelaNavarra-España






JMP+

No hay comentarios:

Publicar un comentario