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CONDENADOS DE ANTEMANO
CONCLUSIONES.
SOLICITADA DEL GRAL. PITA:
DOS CONDENAS Y UNA CONCLUSIÓN-
(23/03/87)
I.LA CRONICA PERIODÍSTICA
El 14/04/11 el ex subcomisario bonaerense y ex
intendente de Escobar Luis Abelardo Patti, quizá un símbolo de la dictadura
tras la recuperación democrática, fue condenado ayer a prisión perpetua por
crímenes ocurridos durante la dictadura militar en la zona norte de la
provincia de Buenos Aires.
La condena fue recibida con aplausos y
vítores por los familiares de las víctimas de la dictadura que colmaron el
auditorio municipal de San Martín. Es la primera condena que recibe Patti por
este tipo de crímenes. El ex policía no estuvo presente en la sala de
audiencias ya que se encuentra internado por un accidente cerebrovascular
ocurrido hace casi un año.
Si bien había dudas sobre la fortaleza
de las pruebas existentes para responsabilizarlo directamente por el homicidio
de Gastón Gonçalves, Patti fue condenado como partícipe primario de ese crimen,
con lo cual tiene la misma pena que el autor. Además, lo condenaron por siete
casos de secuestros, tres de tormentos y dos allanamientos ilegales (Ver “Los
casos...”).
Junto con Patti fueron condenados
también a prisión perpetua el último presidente de la dictadura, Reynaldo Bignone,
el ex agente de Inteligencia del Ejército Martín Rodríguez y el ex general
Santiago Omar Riveros. El ex jefe de Patti en esa época, el ex comisario Juan
Meneghini, recibió una de pena de seis años de cárcel.
En una sala repleta de gente, se
escucharon los primeros silbidos cuando la presidenta del Tribunal Oral
Criminal Federal 1 de San Martín, Lucila Larrandart, mencionó el nombre del ex
juez Alfredo Bisordi, uno de los dos abogados defensores de Patti. Fue para
decir que no se encontraba presente en la sala de audiencias. De hecho, el
único de los acusados que escuchó el veredicto en el lugar fue Meneghini, quien
gozaba de arresto domiciliario.
Los primeros aplausos y gritos se
escucharon al leerse la condena contra Bignone. “¡Vamos!”, exclamaron desde el
público cuando Larrandart leyó la parte relativa a Patti. En la primera fila se
encontraban el secretario de Derechos Humanos de la Nación , Eduardo Luis Duhalde, y la
presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto. Los hijos de
Gonçalves -uno de ellos apropiado en la dictadura- seguían la lectura
abrazados.
Pero hubo aplausos y exclamaciones aún
más fuertes cuando se leyó el punto 12. Allí se dispuso que los acusados
deberán cumplir sus penas en una “prisión común del Servicio Penitenciario
Federal” . Esto abre la puerta para que Patti pueda ser devuelto a la cárcel de
Devoto, donde estaba antes.
“¡Como a los nazis les va a pasar,
adonde vayan los iremos a buscar!”, cantaron al cerrarse la audiencia los
presentes en el lugar. A la mañana, en sus últimos palabras, Bignone dijo
sentirse arrepentido por haberle “abierto las puertas” de su casa a Carlotto,
quien más tarde respondió: “Se arrepiente de haberme recibido a mí, que buscaba
a mi hija, y no de haberla matado”. El fallo calificó los crímenes investigados
como “delitos de lesa humanidad”.
Patti fue absuelto por otras tres
privaciones ilegales de la libertad por las que fue juzgado.
Tras el veredicto, organismos de
derechos humanos y organizaciones sociales montaron un show musical con el
grupo Los Auténticos Decadentes frente al salón.
Algunas Repercusiones
Estela Carlotto, de Abuelas: ”Los
represores son peligrosos tengan la edad que tengan. La reclusión en cárcel
común evita que se burlen de la Justicia
saliendo o veraneando”.
Mesa Nacional de la Coalición Cívica:
“La búsqueda de Justicia y la condena
para los crímenes de lesa humanidad son los pilares básicos sobre los que se
sostiene una República con igualdad que no olvida los crímenes”.
Agustín Rossi, bloque de diputados K:
“La condena a Patti indica que la Justicia
nos ha dado la razón y reivindica aquella decisión de la Cámara
de Diputados del 2005 que le impidió al represor asumir como diputado
nacional”.
Victoria Donda, diputada:
“En democracia y gracias al amparo que
les dio una dirigencia política y un poder judicial cómplices, este tipo de
genocidas, como Patti, ejerció cargos que le daban impunidad”.
Jorge Rivas, diputado socialista:
“La condena de Patti pone fin a la
vergonzosa parábola de un asesino que consiguió, a pesar de su incalificable
prontuario, ocupar cargos electivos en tiempos democráticos”.
Asesinatos: En el juicio se ventilaron
los asesinatos durante la dictadura del diputado nacional Diego Muñiz Barreto y
Gastón Gonçalves -ligados a Montoneros- y la desaparición de Carlos Daniel
Souto y Guillermo y Luis Rodolfo D’Amico.
Las víctimas: Gonçalves fue amenazado
varias veces por Patti en 1976 quien le dijo: “Dejate de joder o te voy a
matar!”. Patti actuaba en la comisaría 1ra. de Escobar, donde varias personas
recibieron torturas antes de ir al centro clandestino de detención “El
Campito”, en Campo de Mayo. También se condenó por el intento de homicidio que
sufrió el secretario de Muñiz Barreto, Juan José Fernández, quien contó que
ambos habían sido secuestrados en 1977 y un mes después arrojados en un auto a
un arroyo para simular un accidente, donde el legislador murió y él pudo
escapar. (Diario Clarín 15/04/11. Lucio Fernandez Moores).
II. CONDENADOS
DE ANTEMANO POR
REPRESIÓN ILEGAL
Respecto de las declaraciones
formuladas por la Sra. de Carlotto a la prensa y TV, ante la pregunta de un
periodista sobre si esta era la condena de la sociedad respondió: "la
sociedad somos nosotros". Es en otros términos lo mismo que en otra
oportunidad dijo la Sra. Hebe de Bonafini: "hoy todos somos hijos de las
Madres de la Plaza de Mayo". En lo
personal no me considero parte de la sociedad a que hace referencia la Sra. de
Carlotto ni tampoco mi ADN pertenece al de las Madres de la Plaza de Mayo.
Como surge de la crónica periodística
se armó un verdadero circo romano. Tanto
Patti como los Grales. Bignone, Riveros,y ex comisiario Juan Meneghini yá estaban condenados de antemano por la
justicia montonera. Una farsa judicial que luego se festeja con un festival en
el que actúan bandas de rocks, corren los choripanes, y, como vemos, la
historia se vuelve a repetir.
Lo mismo cabe decir respecto del
Gral,Videla, Luciano Benjamín Menendez y el Gral.Bussi (que llevó a cabo la
heroica derrota total de la guerrilla en Tucumán) también ellos ya estaban
condenados de antemano.
Juicios ilegales y nulos: en primer lugar por ser juzgados por
tribunales incompetentes en razón de haber sido sacados de sus jueces
naturales. Ello es así toda vez que se hizo desaparecer totalmente la Justicia
Militar, por ende los tribunales militares, el Consejo Supremo de las Fuerzas
Armadas y para completar la destrucción se derogaron las leyes militares, por
supuesto incluido el Codigo de Justicia Militar. Se volvieron a juzgar a
quienes ya habían sido juzgados, condenados y cumplido la condena en razón de
las leyes de obediencia debida, punto final , e indultos (tanto para militares
como para subversivos caso Firmenich) con el pretexto de haber cometido delitos
de lesa humanidad.
En efecto, como lo expresa
claramente en su solicitada el
Gral. Pita, que se transcribe más abajo,
ya estaban condenados de antemano.
1) La orden de
aniquilar.
Qué reflexión podemos hacer sobre este
nuevo hecho de injusticia. En primer lugar, cabe recordar, que las Fuerzas Armadas, fuerzas de
Seguridad, fuerzas Policiales y demás organismos puestos a disposición del
Consejo de Defensa dispuso el aniquilamiento de la guerrilla. Así por decreto nº
261/75 del 5-2-75 firmado por la ex-presidente de la Nación, Sra.de Perón, que
contó con el acuerdo general de los ministros en el que dispuso que el
"Comando Gral. del Ejército procederá a ejecutar las operaciones militares
que sean necesarias a efectos de neutralizar y/o aniquilar el accionar de los
elementos subversivos que actúan en la provincia de Tucumám".
Posteriormente, el 6-10-75, ésta disposición es ampliada por el Presidente
provisorio del Senado Dr. Italo Luder, quien dictó el decreto nº272/75 en el
cual se ordena que "las Fuerzas Armadas procederán a ejecutar las
operaciones militares y de seguridad que sean necesarias a los efectos de
aniquilar el accionar de los elementos subversivos en todo el territorio del
país"
Es decir, que a partir de la
recepción de la citada directiva las
Fuerzas Armadas ejecutaron la ofensiva contra la subversión, en todo el ámbito
territorio nacional para detectar y
aniquilar las organizaciones subversivas a fin de preservar el orden y la seguridad de los bienes, de las personas
y del estado.
Frente al contenido de tal orden las
Fuerzas Armadas argentinas formularon sus planes de operaciones respectivos y
actuaron en consecuencia.
Emprendieron así, una larga, dificil y
cruenta lucha que la amoralidad, la perversidad y la ferocidad del enemigo
colocó en todo momento al margen de cualquier disposición del derecho positivo
nacional, de las reglas del derecho de gentes. de los usos de la guerra
impuestos por las costumbres de los pueblos civilizados y de las normas de
la ética.
Esta característica esencial del
accionar de los elementos subversivos hizo
que el triunfo de las Fuerzas Armadas sólo pudiera alcanzarse a un gran
precio de destrucción, de sangre, de dolor y de muerte, en dramáticas
operaciones que toda la prensa del país registró con lujo de detalles, y que
todos los sectores de la población aprobaron sin reserva, en forma explícita,
con la sola excepción de los propios subversivos, la heterogénea corte de
instigadores, cómplices, encubridores o idiotas útiles.
Pero la victoria se logró y se crearon
las condiciones necesarias que culminaron con la elección de un gobierno por el
pueblo el día 10-12-83. (Jorge F. von Stecher, La Prensa 25-02-87)
De lo expuesto hasta aquí surge
claramente que las Fuerzas Armadas actuaron en virtud de la legítima de defensa
de la Nación Argentina atacada por delincuentes subversivos
marxistas-lenninistas, y, también troskistas, con el objeto de tomar el poder y
cambiar el estilo de su vida.
2) Juan Pablo
II - Cuándo la guerra puede ser justificada.
En este sentido, cito a continuación
las palabras que pronunciara Juan Pablo II, en oportunidad de visitar la Guarnición de Cecchignola- Italia el
02-04-1989: "Ciertamente no hay una dificultad de fondo, una
imposibilidad de juntar la vocación cristiana y la vocación al servicio
militar. Si se considera su naturaleza en sentido positivo, el servicio militar
en sí mismo es una cosa muy digna, muy bella y muy noble.
El núcleo mismo de la vocación militar
no es otro que la defensa del bien, de la verdad y sobre todo de los que son
agredidos injustamente. Y aquí encontramos el principio que explica en qué
situación la guerra puede ser justificada: si es una defensa de la patria
agredida, una defensa de los que son perseguidos, inocentes; una defensa
incluso con el riesgo de la propia vida.
Esta defensa puede llevar consigo la
muerte o el daño del agresor, pero él es culpable en este caso. Naturalmente se
busca siempre disminuir el daño aún del agresor, pero quien se expone mucho más
al riesgo del daño y de la muerte es sobre todo el que defiende. Basta pensar
en tantos caídos por la patria. He tenido ya la oportunidad de visitar los
campos de guerra en las montañas, donde han caído alpinos durante la primera
guerra mundial.
Pero, si vuelvo mucho más atrás en el tiempo, en la historia de
mi patria de origen ha habido siempre muchos heroicos militares -también
milicianos- durante la última guerra- que, aún a costa de la propia vida, no
han cedido a la injusta agresión a su patria. Aquí se ve como ambas vocaciones pueden
ir juntas y coordinarse bien: no son divergentes sino
convergentes".(L'Obsservatore Romano 1a.quincena abril 1989)
3) La guerra
en general. La guerra revolucionaria.
En el mundo actual globalizado el
enfrentamiento permanente en los distintos conflictos se está desarrollando
sobre todo a través de la guerra revolucionaria. Basta dar una mirada respecto
a lo,que sucede actualmente en distintos paises de Medio Oriente, España, lo
sucedido en Irlanda con el IRA,etc.
"La guerra en general se caracteriza
por consistir en un acto de fuerza y no existen limites en el empleo de ésta:
cada uno da al otro la ley, establece una acción recíproca que debe llevarnos
hasta el límite extremo". Tratado de la guerra de Clausewitz.
Estos caracteres en realidad se traducen
en acciones que podemos calificar de atroces (Hiroshima, Nagasaky) que se
acentúan cuando de guerra revolucionaria se trata.
En este sentido Lennin, que admiraba a
Clausewitz como un escritor cuyas ideas fundamentales se han transformado hoy en
un bien indiscutible para todo pensador, sostenía que: "No importa que las
tres cuartas partes de la humanidad se destruya; lo que importa es que, por
fin, el último cuarto se vuelva comunista".
Mao Tse-Tung vá aún más allá y expresa
que: "No hay lugar para escrúpulos estúpidos acerca de la benevolencia, la
corrección y la moral en la
guerra". Reconoce expresamente: "Una guerra revolucionaria de clases
o una guerra revolucionaria nacional tiene condiciones y características
especiales, además de las condiciones y características de la guerra en general.
Así, aparte de las leyes generales de la guerra tiene algunas leyes propias
especiales. Si no se entienden estas condiciones y características especiales y
si no se entienden sus leyes particulares no puede dirigirse una guerra
revolucionaria y lograr la victoria en ella". (Mao Tse-Tung. Problemas de
Estrategia Militar, Colección Liberación, Ediciones Horizonte, 1965, pág.10).
4) Todo vale
"Esta es la concepción que
guiaron a los conductores revolucionarios: la ley del todo vale, todo es lícito
a los fines de la obtención de suss objetivos. Combatir en este sistema, en
este tipo de guerra impuesta por el enemigo subversivo, es el ambiente en que
les tocó actuar a quienes debieron enfrentarlo.
La guerra revolucionaria actuó en
todas las áreas del quehacer naconal, en especial aquellas que se
caracterizaron por la indefensión propia de las estructuras institucionales
democráticas de las sociedades atacadas, para que éstas se vean obligadas a
defenderse de agresiones no derivadas de situaciones de guerra convencional o
del delito común, por lo general no previstas en su legislación penal ni en sus
planes de defensa.
El eje de su accionar
es el terror destruir en individuos o grupos la voluntad de adhesión a
nuestro esquema de valores y para concretar su objetivo ulterior que es la toma
del poder. Lo hacen con una organización celular secreta, con el apoyo político, militar,
logístico y sicológico del extranjero y de su aparato de superficie local.
5) En la
Argentina.
Profundizando lo que se vivió en
nuestro país fué una guerra revolucionaria, según lo reconocido por la Cma. en
lo Criminal y Correccional Federal de la Capital Federal (fs.29.764 de la
sentencia correspondiente al juicio a los ex Comandantes en Jefe) y el propio
Poder Ejecutivo (en el discurso del Sr. Presidente de la Nación. Dr. Raúl R.
Alfonsin de fecha 7 de julio de 1986).
Y también lo ha reconocido el Partido
Revolucionario de los trabajadores (PRT) en la resolución por la que crea el
llamado Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), en julio de 1970, cuando
expresa en su primer considerando: "En el proceso de guerra revolucionaria
iniciado en nuestro país, nuestro partido ha comenzado a combatir con el objeto
de desorganizar a las Fuerzas Armadas del régímen... (La guerra revolucionaria
en la Argentina 1959-1978, Ramón Genaro Díaz Bessone, Editorial Fraterna,1986).
Esta situación fue la que vivió la
Argentina a partir de la década del 60. Mucha sangre y sufrimiento costó al
pueblo argentino y en especial a sus Fuerzas Armadas, de Seguridad y
Policiales. Mas de 21.600 atentados,
secuestros y asesinatos desde 1969 hasta 1979.
6) La crueldad
de la guerra
Dentro de este contexto, nadie ignora
que la guerra es de por sí cruel y aberrante. Las Fuerzas Armadas Argentinas
desde el comienzo de su historia, existieron y existen no para agredir sino
para actuar como disuación de guerra. Sólo lucharon, sufrieron y murieron en
defensa de la soberanía y de la libertad de su patria o para oponerse a una agresión extranjera. La guerra
revolucionaria sufrida por el pueblo argentino fue una agresión del marxismo
internacional, alentada y mantenida desde el extranjero y lamentablemente
apoyada por algunos importantes dirigentes locales.
Desde el momento que en la guerra
revolucionaria aparecen todos los supuestos de perturbación social y se pone en
peligro la propia existencia del estado y de sus instituciones, las autoridades
legítimas de ese Estado tienen, no sólo el derecho inalienable, sino la
obligación de garantizar la paz y el orden social. Cuando el poder político
decide, con ese fin, empeñar sus Fuerzas Armadas, de seguridad y Policiales, en
defensa de la integridad del Estado, va de suyo que conoce que la guerra
siempre trae aparejados hechos imprevisibles e inhumanos..
7) La defensa
del Estado
En este estado imperativo la
definición jurídica de la guerra revolucionaria pasa a segundo plano para dar
prioridad a la eficaz defensa del Estado
y sus instituciones, sintéticamente ganar la guerra. Es por ello que la
justicia militar sólo se pone en marcha para juzgar los fracasos y nunca para
juzgar al vencedor.
En este sentido, la Corte Suprema de
los Estados Unidos expresa en "Hirabayashi vs. United States"
"El poder de hacer la guerra
autoriza a hacerla con éxito"
8) Competencia
militar
En cuanto a
la competencia, tal como lo expresamos más arriba, los tribunales militares a
pesar de la realidad actual, son los competentes para juzgar los casos de
pretendidos abusos cometidos por los militares en la acción contra la
guerrilla. Podemos señalar, en síntesis, los siguientes argumentos:
- Que los actos de servicio, por su
naturaleza, deben ser juzgados por tribunales militares, no por la justicia
ordinaria, no sólo por la materia, sino porque la jurisdicción militar se
instituyó antes de la vigencia de la reforma al código castrense, para juzgar
delitos cometidos en tiempo de guerra.
- Que el Consejo Supremo era competente,
al momento de cometerse los hechos analizados, y en consecuencia debía
intervenir para juzgar a militares que en acto de servicio, presuntamente,
hubieran delinquido.
Que también estaba habilitado para juzgar los hechos, la legitimidad de las órdenes, la obediencia
debida, el deber de obediencia y las limitaciones del subalterno para analizar
las órdenes del superior.(Pronunciamiento sobre la guerra antisubversiva. Del
Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas.(hoy disuelto) La Nación 12-03-87).
9) La guerra
contrarevolucionaria
Los reglamentos de guerra
contrarevolucionaria previenen que lo éxitos obtenidos sobre la guerrilla serán
considerados por la subversión como parciales y provisiorios, y que
generalmente el resto de las fuerzas revolucionarias se reagrupará y
reorganizará para, luego de un tiempo de inactividad reiniciar sus operaciones.
10) La
subversión no ha desaparecido en nuestra Patria.
Hemos dicho en otro lugar que la
subversión no ha desaparecido. Que ganamos la guerra pero perdimos la paz. En
efecto, todo el aparato cultural, intelectual y financiero quedò intacto. Y
este aparato revestido de una pretendida
democracia reaparece y ocupa el poder y trabaja intensamente pero no ya
mediante la fuerza sino por medio del poder político, ocupando cargos en todas
las esferas del gobierno.
Especialmente en las áreas de la
educación, -mediante la aplicación de la teoría gramsciana- (para llegar a la
mente de los jóvenes) por medio de la captación de los intelectuales encargados
de impartir la educación en todos los niveles. Se trata de lograr el objetivo
mediante la cultura y la difusión para destruir nuestras convicciones
religiosas, fomentar el materialismo, denigrar nuestra historia y nuestra tradición, quebrantar la
solidez de la familia, promover el enfrentamiento entre los distintos sectores
de la sociedad para infundir el descreimiento y la desesperanza haciendo que
todo lo anterior al Kichnerismo sirvió solamente para los intereses mezquinos y
antinacionales de los que los precedieron-.
Valiéndose , como lo hacen en la
actualidad mediante cualquier intervención de la Presidente en cualquier acto
que sea, para atacar a los adversarios y proclamar que es durante este periodo
de la historia en que la Argentina ha crecido como nunca antes lo había hecho.
Se trata en el fondo de proponer un nuevo orden. Veamos el avance del poder
gobernante en las empresas privadas mediante la confiscación de los fondos de
la AFJP por parte del ANSES, en la
reestatización de las empresas: Correo, TV,(medios de comunicación social), Aysa, Aerolíneas Argentinas.etc.
Estamos inmersos en un proceso de inflación
creciente con índices falsos que de seguir así nos conducirán a la
hiperinflación (contradicción total por un lado dicen que su principal objetivo es ayudar para que los pobres puedan salir de ese
estado mediante subsidios, planes,etc) pero es que en un proceso inflacionario
los que más sufren las consecuencias son los pobres y asalariados.
La inflación
es el peor impuesto para los pobres porque cada vez pueden acceder a menos bienes sobre todo
alimentos, ello así por la pérdida
constante del poder adquisitivo de la moneda.
Y en lo politico vemos a un
gobierno que irá siguiendo los pasos de Chavez camino a un populismo-totalitario.
Por otro lado, es preocupante el
trabajo de lavado de cerebro que se les está haciendo a los jovenes mediante la
denominada "La Campora". Es preocupante que se las quiera transformar, siguiendo a
Chavez, en las milicias populares y que muchos de sus miembros ocupen importantes
cargos en empresas y cargos públicos.
11)
Conclusiones
Finalmente son muchos los dirigentes
sean políticos, industriales y empresarios que sostienen que todos somos
responsables del pasado de los denominados años 70 sea por acción sea por
omisión y cuando hablamos de la mayoría no se trata de buscar culpabilidades
individuales o sectoriales para cargar también con las nuestras.
El sentido
común nos dice que se trata de buscar soluciones generales en orden a lograr la
reconciliación y la paz basadas en la verdad, la justicia y la equidad.
Esto será imposible en tanto y en
cuanto tanto el Gobierno como las Madres y Abuelas de la Plaza de Mayo
continúen con su accionar signado por la venganza y la persecución "ni
olvido, ni perdón, juicio y castigo". Este camino no conduce a la
reconciliación, a la unidad nacional ni a la paz.
III. LA GUERRA SUBVERSIVA -
DOS
CONDENAS Y UNA CONCLUSION
CONDENAS Y UNA CONCLUSION
SOLICITADA DEL GENERAL
PITA,
PUBLICADA EN EL DIARIO “AMBITO
Dos condenas sufrí en mi vida. Las
dos, aunque distantes en el tiempo y diferentes en las circunstancias, tuvieron
sin embargo, una similitud fundamental: las sentecias habían sido dictadas de
antemano.
Primero fué la subversión. Antes de
que se me golpeara, secuestrara y encarcelara en una "carcel del
pueblo" -un profundo pozo, donde sobreviví
más de seis meses- antes, incluso, de una parodia de juicio, mi condena estaba
decidida.
Inútil alegar nada. Rígidos moldes
ideológicos, nutridos en el marxismo-lenismo, habían fijado conclusiones
inamovibles con consecuencias igualmente inamovibles.
Después, una vez reintegrado al mundo
de los vivientes-luego de haberme fugado, con la ayuda de Dios, de mi inhumana
prisión- aparecieron desde la sociedad nacional e internacional, de a poco al
comienzo, con inusual frenesí más tarde, múltiples dedos acusadores que
agitaban ante mí una nueva condena. Una condena con apariencias distintas, pero
esencialmente idéntica a la anterior.
Sin necesidad de golpearme,
secuestrarme y encerrarme en un pozo; halagándome paradójicamente en lo
personal con apoyos y elogios:
revistiéndome sutilmente de ropajes tan atrayentes como los de la justicia, los
derechos humanos, la democracia, la civilización, la racionalidad política esta segunda condena me envolvió, sin embargo, y me hizo también prisionero sin posibilidad de defensa ni apelación. Como en la anterior, la sentencia ya había sido escrita de antemano.
La primer condena, la de la
subversión, dispuso que debía morir. La segunda, la que partió desde las
diversas tribunas, me perdonó la vida física, pero me trituró mi vida moral;
rebajó mi calidad de ciudadano a la condición de argentino de segunda; de
partícipe de la noche más oscura de la historia.
¿Qué había hecho para merecer esas condenas? Los subversivos y quienes, ya libres de esas condenas, levantaron otra vez sobre mí una suerte de espada justiciera, me acusaron de ningún delito. ¿Cuál fué, en definitiva, la causa de ese odio? La causa fue algo que debe explicitarse con todas las letras pertenecer al Ejército Argentino y ser -o haber sido- funcionario del Proceso.
Soy demócrata
desde siempre. Bajo la condición que orgullosamente ostento -General de la
Nación- y desde la función que honrosamente, desempeñé -Gobernador de la
Provincia de Corrientes- siempre trabajé en favor de la convivencia pluralista,
recurriendo al diálogo, la participación y la convergencia. Pero todo eso fué
desdeñado por mis acusadores. No se trataba de algo personal. Era y es una
cuestión idelógica que pasa por encima de la realidad que, sin fijarse
demasiado en ella, persigue objetivos políticos.
Aún conservo apuntes de mis diálogos
con los subversivos que me tuvieron prisionero. También guardo documentos
referentes a las acusaciones contra las Fuerzas Armadas y el Proceso. Es un
dramático privilegio que me permitió comparar y sacar conclusiones.Porque se
trata, en definitiva, del privilegio de haber sufrido dos condenas y estar en
condiciones de establecer una conclusión común a ambas.
Hoy, quiero hablar de esa conclusión.
Debo hacerlo para ayudar a salir del pantano de nuestros conflictos. y dejar de
lamernos rencorosamente nuestras heridas. El país necesita de la
reconciliación, pero que ella esté basada en la verdad y la justicia.Yo perdoné
desde mi cautiverio y lo demostré con mi actuación posterior. Ahora, con
serenidad y sin resentimientos, deseo contribuir a esclarecer la verdad en sus lados más oscuros y ayudar así
a hacer justicia.
Pero, para caminar juntos en esa dirección, es necesario
romper con prejuicios que han calado hondo
en el cuerpo social argentino y nos impiden actuar como una comunidad
nacional. Prejuicios que escuhé reiteradamente durante mi prisión.
Esos prejuicios había ubicado a las
Fuerzas Armadas como integrantes de una sucursal del "imperialismo".
Según esa desformada visión, las Fuerzas Armadas volteaban gobiernos populares
para implantar los siniestros planes del "imperialismo". Esos golpes
las volvían represoras y esa represión las llevaba al "genocidio".
Esos argumentos los sigo escuchando igualmente hoy. Por eso al Proceso se le
desconoce algún valor positivo y sus conductores pasaron a ser -y nosotros con
ellos- la anti-patria, golpistas, asesinos, reaccionarios. Desde luego, totalitarios, serviles ejecutores de la
doctrina de seguridad nacional, enemigos de la democracia y de la Constitución.
En lo dicho queda expresado el sentido
de la injusticia de mis dos condenas. Mientras no rompamos la malla de los
dogmas, la reconciliación va a ser dificil porque sus bases serán falsas y
endebles, porque emanan de la coyuntura.
Hay que admitir, porque es verdad, que
el Proceso tuvo motivaciones y objetivos democráticos. Se hizo para que
volviera a tener vigencia -y más vigencia- la Constitución y, de ningún modo
destruirla. Que fué una necesidad. Que existió una guerra y que hubo que
combatir en muchos frentes, tanto bélicos como políticos.
Hay que aceptar, también, que los
militares somos tan democráticos como los demás ciudadanos. No ahora, sino
siempre. No necesitamos reeducarnos. No somo asesinos ni trogloditas
dispuestos, al menor descuido de los civilizados, a implantar la barbarie.
Los militares quieren un país libre y
civilizado, como cualquier ciudadano bien intencionado. Emprendieron la guerra
por orden de un gobierno constitucional -respaldados por el clamor de todas las
banderías políticas- y, en cumplimiento de su deber, enfrentaron al enemigo
artero que pretendía someter a la Repùblica.
Ayer combatimos para impedir el
triunfo del totalitarismo, creando así la condición esencial para la
instauración de una democracia estable. Hoy asumamos los argentinos la realidad
y condenemos las ideologías de la mentira, de la falsedad, de los totalitarismo
y estrechémonos las manos con tolerancia, mirando hacia adelante, a fin de que
el sacrificio de tantos que han dado todo por la libertad, no haya sido en
vano.
Impongámosnos todos, pero en especial
el Gobierno como responsable de los destinos del país, la misión ineludible de
afianzar la justicia y consolidar la paz procurando la reconciliación de los
argentinos para que, como dijera Abraham Lincoln, el gobierno del pueblo, por
el pueblo y para el pueblo, impere para siempre en nuestra Patria.
Las precedentes reflexiones son una
conclusión de alguien que puede testificar, como pocos, acerca de los horrores
y la esencia de la guerra pasada y que quiere contribuir, con todas sus
fuerzas, a borrar las huellas del odio y el revanchismo, sobre la base de la
verdad y la justicia.
Juan Alberto Pita
General
JMP+
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