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miércoles, 20 de abril de 2011

CONDENADOS DE ANTEMANO. CONCLUSIONES. SOLICITADA DEL GENERAL PITA DOS CONDENAS Y UNA CONCLUSION (23-03-87)




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CONDENADOS DE ANTEMANO 

CONCLUSIONES.



SOLICITADA DEL GRAL. PITA: 


DOS CONDENAS Y UNA CONCLUSIÓN-

(23/03/87)


I.LA CRONICA PERIODÍSTICA


El 14/04/11 el ex subcomisario bonaerense y ex intendente de Escobar Luis Abelardo Patti, quizá un símbolo de la dictadura tras la recuperación democrática, fue condenado ayer a prisión perpetua por crímenes ocurridos durante la dictadura militar en la zona norte de la provincia de Buenos Aires.

La condena fue recibida con aplausos y vítores por los familiares de las víctimas de la dictadura que colmaron el auditorio municipal de San Martín. Es la primera condena que recibe Patti por este tipo de crímenes. El ex policía no estuvo presente en la sala de audiencias ya que se encuentra internado por un accidente cerebrovascular ocurrido hace casi un año.

Si bien había dudas sobre la fortaleza de las pruebas existentes para responsabilizarlo directamente por el homicidio de Gastón Gonçalves, Patti fue condenado como partícipe primario de ese crimen, con lo cual tiene la misma pena que el autor. Además, lo condenaron por siete casos de secuestros, tres de tormentos y dos allanamientos ilegales (Ver “Los casos...”).

Junto con Patti fueron condenados también a prisión perpetua el último presidente de la dictadura, Reynaldo Bignone, el ex agente de Inteligencia del Ejército Martín Rodríguez y el ex general Santiago Omar Riveros. El ex jefe de Patti en esa época, el ex comisario Juan Meneghini, recibió una de pena de seis años de cárcel.

En una sala repleta de gente, se escucharon los primeros silbidos cuando la presidenta del Tribunal Oral Criminal Federal 1 de San Martín, Lucila Larrandart, mencionó el nombre del ex juez Alfredo Bisordi, uno de los dos abogados defensores de Patti. Fue para decir que no se encontraba presente en la sala de audiencias. De hecho, el único de los acusados que escuchó el veredicto en el lugar fue Meneghini, quien gozaba de arresto domiciliario.

Los primeros aplausos y gritos se escucharon al leerse la condena contra Bignone. “¡Vamos!”, exclamaron desde el público cuando Larrandart leyó la parte relativa a Patti. En la primera fila se encontraban el secretario de Derechos Humanos de  la Nación , Eduardo Luis Duhalde, y la presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto. Los hijos de Gonçalves -uno de ellos apropiado en la dictadura- seguían la lectura abrazados.

Pero hubo aplausos y exclamaciones aún más fuertes cuando se leyó el punto 12. Allí se dispuso que los acusados deberán cumplir sus penas en una “prisión común del Servicio Penitenciario Federal” . Esto abre la puerta para que Patti pueda ser devuelto a la cárcel de Devoto, donde estaba antes.

“¡Como a los nazis les va a pasar, adonde vayan los iremos a buscar!”, cantaron al cerrarse la audiencia los presentes en el lugar. A la mañana, en sus últimos palabras, Bignone dijo sentirse arrepentido por haberle “abierto las puertas” de su casa a Carlotto, quien más tarde respondió: “Se arrepiente de haberme recibido a mí, que buscaba a mi hija, y no de haberla matado”. El fallo calificó los crímenes investigados como “delitos de lesa humanidad”.

Patti fue absuelto por otras tres privaciones ilegales de la libertad por las que fue juzgado.

Tras el veredicto, organismos de derechos humanos y organizaciones sociales montaron un show musical con el grupo Los Auténticos Decadentes frente al salón.

Algunas Repercusiones

Estela Carlotto, de Abuelas: ”Los represores son peligrosos tengan la edad que tengan. La reclusión en cárcel común evita que se burlen de  la Justicia saliendo o veraneando”.

Mesa Nacional de la Coalición Cívica:
“La búsqueda de Justicia y la condena para los crímenes de lesa humanidad son los pilares básicos sobre los que se sostiene una República con igualdad que no olvida los crímenes”.

Agustín Rossi, bloque de diputados K:
“La condena a Patti indica que  la Justicia  nos ha dado la razón y reivindica aquella decisión de  la Cámara  de Diputados del 2005 que le impidió al represor asumir como diputado nacional”.

Victoria Donda, diputada:
“En democracia y gracias al amparo que les dio una dirigencia política y un poder judicial cómplices, este tipo de genocidas, como Patti, ejerció cargos que le daban impunidad”.

Jorge Rivas, diputado socialista:
“La condena de Patti pone fin a la vergonzosa parábola de un asesino que consiguió, a pesar de su incalificable prontuario, ocupar cargos electivos en tiempos democráticos”.


Asesinatos: En el juicio se ventilaron los asesinatos durante la dictadura del diputado nacional Diego Muñiz Barreto y Gastón Gonçalves -ligados a Montoneros- y la desaparición de Carlos Daniel Souto y Guillermo y Luis Rodolfo D’Amico.

Las víctimas: Gonçalves fue amenazado varias veces por Patti en 1976 quien le dijo: “Dejate de joder o te voy a matar!”. Patti actuaba en la comisaría 1ra. de Escobar, donde varias personas recibieron torturas antes de ir al centro clandestino de detención “El Campito”, en Campo de Mayo. También se condenó por el intento de homicidio que sufrió el secretario de Muñiz Barreto, Juan José Fernández, quien contó que ambos habían sido secuestrados en 1977 y un mes después arrojados en un auto a un arroyo para simular un accidente, donde el legislador murió y él pudo escapar. (Diario Clarín 15/04/11. Lucio Fernandez Moores).



II. CONDENADOS DE ANTEMANO POR 

REPRESIÓN ILEGAL


Respecto de las declaraciones formuladas por la Sra. de Carlotto a la prensa y TV, ante la pregunta de un periodista sobre si esta era la condena de la sociedad respondió: "la sociedad somos nosotros". Es en otros términos lo mismo que en otra oportunidad dijo la Sra. Hebe de Bonafini: "hoy todos somos hijos de las Madres de la Plaza de Mayo".  En lo personal no me considero parte de la sociedad a que hace referencia la Sra. de Carlotto ni tampoco mi ADN pertenece al de las Madres de la Plaza de Mayo.

Como surge de la crónica periodística se armó un verdadero circo romano.  Tanto Patti como los Grales. Bignone, Riveros,y ex comisiario Juan Meneghini  yá estaban condenados de antemano por la justicia montonera. Una farsa judicial que luego se festeja con un festival en el que actúan bandas de rocks, corren los choripanes, y, como vemos, la historia se vuelve a repetir.

Lo mismo cabe decir respecto del Gral,Videla, Luciano Benjamín Menendez y el Gral.Bussi (que llevó a cabo la heroica derrota total de la guerrilla en Tucumán) también ellos ya estaban condenados de antemano.

Juicios ilegales y nulos:  en primer lugar por ser juzgados por tribunales incompetentes en razón de haber sido sacados de sus jueces naturales. Ello es así toda vez que se hizo desaparecer totalmente la Justicia Militar, por ende los tribunales militares, el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas y para completar la destrucción se derogaron las leyes militares, por supuesto incluido el Codigo de Justicia Militar. Se volvieron a juzgar a quienes ya habían sido juzgados, condenados y cumplido la condena en razón de las leyes de obediencia debida, punto final , e indultos (tanto para militares como para subversivos caso Firmenich) con el pretexto de haber cometido delitos de lesa humanidad.

En efecto, como lo expresa claramente  en su solicitada el Gral. Pita, que se transcribe más abajo,  ya estaban condenados de antemano.

1) La orden de aniquilar.

Qué reflexión podemos hacer sobre este nuevo hecho de injusticia. En primer lugar, cabe recordar,  que las Fuerzas Armadas, fuerzas de Seguridad, fuerzas Policiales y demás organismos puestos a disposición del Consejo de Defensa dispuso el aniquilamiento de la guerrilla. Así por decreto nº 261/75 del 5-2-75 firmado por la ex-presidente de la Nación, Sra.de Perón, que contó con el acuerdo general de los ministros en el que dispuso que el "Comando Gral. del Ejército procederá a ejecutar las operaciones militares que sean necesarias a efectos de neutralizar y/o aniquilar el accionar de los elementos subversivos que actúan en la provincia de Tucumám". 

Posteriormente, el 6-10-75, ésta disposición es ampliada por el Presidente provisorio del Senado Dr. Italo Luder, quien dictó el decreto nº272/75 en el cual se ordena que "las Fuerzas Armadas procederán a ejecutar las operaciones militares y de seguridad que sean necesarias a los efectos de aniquilar el accionar de los elementos subversivos en todo el territorio del país"

Es decir, que a partir de la recepción  de la citada directiva las Fuerzas Armadas ejecutaron la ofensiva contra la subversión, en todo el ámbito territorio nacional para  detectar y aniquilar las organizaciones subversivas a fin de preservar el orden  y la seguridad de los bienes, de las personas y del estado.

Frente al contenido de tal orden las Fuerzas Armadas argentinas formularon sus planes de operaciones respectivos y actuaron en consecuencia.
Emprendieron así, una larga, dificil y cruenta lucha que la amoralidad, la perversidad y la ferocidad del enemigo colocó en todo momento al margen de cualquier disposición del derecho positivo nacional, de las reglas del derecho de gentes. de los usos de la guerra impuestos por las costumbres de los pueblos civilizados y de las normas de la  ética.

Esta característica esencial del accionar de los elementos subversivos hizo  que el triunfo de las Fuerzas Armadas sólo pudiera alcanzarse a un gran precio de destrucción, de sangre, de dolor y de muerte, en dramáticas operaciones que toda la prensa del país registró con lujo de detalles, y que todos los sectores de la población aprobaron sin reserva, en forma explícita, con la sola excepción de los propios subversivos, la heterogénea corte de instigadores, cómplices, encubridores o idiotas útiles.

Pero la victoria se logró y se crearon las condiciones necesarias que culminaron con la elección de un gobierno por el pueblo el día 10-12-83. (Jorge F. von Stecher, La Prensa 25-02-87)

De lo expuesto hasta aquí surge claramente que las Fuerzas Armadas actuaron en virtud de la legítima de defensa de la Nación Argentina atacada por delincuentes subversivos marxistas-lenninistas, y, también troskistas, con el objeto de tomar el poder y cambiar el estilo de su vida.


2) Juan Pablo II - Cuándo la guerra puede ser justificada.

En este sentido, cito a continuación las palabras que pronunciara Juan Pablo II, en oportunidad de visitar la  Guarnición de Cecchignola- Italia  el  02-04-1989: "Ciertamente no hay una dificultad de fondo, una imposibilidad de juntar la vocación cristiana y la vocación al servicio militar. Si se considera su naturaleza en sentido positivo, el servicio militar en sí mismo es una cosa muy digna, muy bella y muy noble.

El núcleo mismo de la vocación militar no es otro que la defensa del bien, de la verdad y sobre todo de los que son agredidos injustamente. Y aquí encontramos el principio que explica en qué situación la guerra puede ser justificada: si es una defensa de la patria agredida, una defensa de los que son perseguidos, inocentes; una defensa incluso con el riesgo de la propia vida.

Esta defensa puede llevar consigo la muerte o el daño del agresor, pero él es culpable en este caso. Naturalmente se busca siempre disminuir el daño aún del agresor, pero quien se expone mucho más al riesgo del daño y de la muerte es sobre todo el que defiende. Basta pensar en tantos caídos por la patria. He tenido ya la oportunidad de visitar los campos de guerra en las montañas, donde han caído alpinos durante la primera guerra mundial. 

Pero, si vuelvo mucho más atrás en el tiempo, en la historia de mi patria de origen ha habido siempre muchos heroicos militares -también milicianos- durante la última guerra- que, aún a costa de la propia vida, no han cedido a la injusta agresión a su patria. Aquí se ve como ambas vocaciones pueden ir juntas y coordinarse bien: no son divergentes sino convergentes".(L'Obsservatore Romano 1a.quincena abril 1989)


3) La guerra en general. La guerra revolucionaria.

En el mundo actual globalizado el enfrentamiento permanente en los distintos conflictos se está desarrollando sobre todo a través de la guerra revolucionaria. Basta dar una mirada respecto a lo,que sucede actualmente en distintos paises de Medio Oriente, España, lo sucedido en Irlanda con el IRA,etc.

"La guerra en general se caracteriza por consistir en un acto de fuerza y no existen limites en el empleo de ésta: cada uno da al otro la ley, establece una acción recíproca que debe llevarnos hasta el límite extremo". Tratado de la guerra de Clausewitz.

Estos caracteres en realidad se traducen en acciones que podemos calificar de atroces (Hiroshima, Nagasaky) que se acentúan cuando de guerra revolucionaria se trata.

En este sentido Lennin, que admiraba a Clausewitz como un escritor cuyas ideas fundamentales se han transformado hoy en un bien indiscutible para todo pensador, sostenía que: "No importa que las tres cuartas partes de la humanidad se destruya; lo que importa es que, por fin, el último cuarto se vuelva comunista".

Mao Tse-Tung vá aún más allá y expresa que: "No hay lugar para escrúpulos estúpidos acerca de la benevolencia, la corrección  y la moral en la guerra". Reconoce expresamente: "Una guerra revolucionaria de clases o una guerra revolucionaria nacional tiene condiciones y características especiales, además de las condiciones y características de la guerra en general. Así, aparte de las leyes generales de la guerra tiene algunas leyes propias especiales. Si no se entienden estas condiciones y características especiales y si no se entienden sus leyes particulares no puede dirigirse una guerra revolucionaria y lograr la victoria en ella". (Mao Tse-Tung. Problemas de Estrategia Militar, Colección Liberación, Ediciones Horizonte, 1965, pág.10).


4) Todo vale

"Esta es la concepción que guiaron a los conductores revolucionarios: la ley del todo vale, todo es lícito a los fines de la obtención de suss objetivos. Combatir en este sistema, en este tipo de guerra impuesta por el enemigo subversivo, es el ambiente en que les tocó actuar a quienes debieron enfrentarlo.

La guerra revolucionaria actuó en todas las áreas del quehacer naconal, en especial aquellas que se caracterizaron por la indefensión propia de las estructuras institucionales democráticas de las sociedades atacadas, para que éstas se vean obligadas a defenderse de agresiones no derivadas de situaciones de guerra convencional o del delito común, por lo general no previstas en su legislación penal ni en sus planes de defensa. 

El eje de su accionar  es el terror destruir en individuos o grupos la voluntad de adhesión a nuestro esquema de valores y para concretar su objetivo ulterior que es la toma del poder. Lo hacen con una organización celular  secreta, con el apoyo político, militar, logístico y sicológico del extranjero y de su aparato de superficie local.


5) En la Argentina.

Profundizando lo que se vivió en nuestro país fué una guerra revolucionaria, según lo reconocido por la Cma. en lo Criminal y Correccional Federal de la Capital Federal (fs.29.764 de la sentencia correspondiente al juicio a los ex Comandantes en Jefe) y el propio Poder Ejecutivo (en el discurso del Sr. Presidente de la Nación. Dr. Raúl R. Alfonsin de fecha 7 de julio de 1986).

Y también lo ha reconocido el Partido Revolucionario de los trabajadores (PRT) en la resolución por la que crea el llamado Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), en julio de 1970, cuando expresa en su primer considerando: "En el proceso de guerra revolucionaria iniciado en nuestro país, nuestro partido ha comenzado a combatir con el objeto de desorganizar a las Fuerzas Armadas del régímen... (La guerra revolucionaria en la Argentina 1959-1978, Ramón Genaro Díaz Bessone, Editorial Fraterna,1986).

Esta situación fue la que vivió la Argentina a partir de la década del 60. Mucha sangre y sufrimiento costó al pueblo argentino y en especial a sus Fuerzas Armadas, de Seguridad y Policiales.  Mas de 21.600 atentados, secuestros y asesinatos desde 1969 hasta 1979.



6) La crueldad de la guerra

Dentro de este contexto, nadie ignora que la guerra es de por sí cruel y aberrante. Las Fuerzas Armadas Argentinas desde el comienzo de su historia, existieron y existen no para agredir sino para actuar como disuación de guerra. Sólo lucharon, sufrieron y murieron en defensa de la soberanía y de la libertad de su patria o para oponerse a  una agresión extranjera. La guerra revolucionaria sufrida por el pueblo argentino fue una agresión del marxismo internacional, alentada y mantenida desde el extranjero y lamentablemente apoyada por algunos importantes dirigentes locales.

Desde el momento que en la guerra revolucionaria aparecen todos los supuestos de perturbación social y se pone en peligro la propia existencia del estado y de sus instituciones, las autoridades legítimas de ese Estado tienen, no sólo el derecho inalienable, sino la obligación de garantizar la paz y el orden social. Cuando el poder político decide, con ese fin, empeñar sus Fuerzas Armadas, de seguridad y Policiales, en defensa de la integridad del Estado, va de suyo que conoce que la guerra siempre trae aparejados hechos imprevisibles e inhumanos..


7) La defensa del Estado

En este estado imperativo la definición jurídica de la guerra revolucionaria pasa a segundo plano para dar prioridad a  la eficaz defensa del Estado y sus instituciones, sintéticamente ganar la guerra. Es por ello que la justicia militar sólo se pone en marcha para juzgar los fracasos y nunca para juzgar al vencedor.

En este sentido, la Corte Suprema de los Estados Unidos expresa en "Hirabayashi vs. United States"

"El poder de hacer la guerra autoriza a hacerla con éxito"


8) Competencia militar

En cuanto a la competencia, tal como lo expresamos más arriba, los tribunales militares a pesar de la realidad actual, son los competentes para juzgar los casos de pretendidos abusos cometidos  por los militares en la acción contra la guerrilla. Podemos señalar, en síntesis, los siguientes argumentos:

- Que los actos de servicio, por su naturaleza, deben ser juzgados por tribunales militares, no por la justicia ordinaria, no sólo por la materia, sino porque la jurisdicción militar se instituyó antes de la vigencia de la reforma al código castrense, para juzgar delitos cometidos en tiempo de guerra.

- Que el Consejo Supremo era competente, al momento de cometerse los hechos analizados, y en consecuencia debía intervenir para juzgar a militares que en acto de servicio, presuntamente, hubieran delinquido. 

Que también estaba habilitado para juzgar los hechos, la  legitimidad de las órdenes, la obediencia debida, el deber de obediencia y las limitaciones del subalterno para analizar las órdenes del superior.(Pronunciamiento sobre la guerra antisubversiva. Del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas.(hoy disuelto) La Nación 12-03-87).


9) La guerra contrarevolucionaria

Los reglamentos de guerra contrarevolucionaria previenen que lo éxitos obtenidos sobre la guerrilla serán considerados por la subversión como parciales y provisiorios, y que generalmente el resto de las fuerzas revolucionarias se reagrupará y reorganizará para, luego de un tiempo de inactividad reiniciar sus operaciones.


10) La subversión no ha desaparecido en nuestra Patria.

Hemos dicho en otro lugar que la subversión no ha desaparecido. Que ganamos la guerra pero perdimos la paz. En efecto, todo el aparato cultural, intelectual y financiero quedò intacto. Y este aparato  revestido de una pretendida democracia reaparece y ocupa el poder y trabaja intensamente pero no ya mediante la fuerza sino por medio del poder político, ocupando cargos en todas las esferas del gobierno.

Especialmente en las áreas de la educación, -mediante la aplicación de la teoría gramsciana- (para llegar a la mente de los jóvenes) por medio de la captación de los intelectuales encargados de impartir la educación en todos los niveles. Se trata de lograr el objetivo mediante la cultura y la difusión para destruir nuestras convicciones religiosas, fomentar el materialismo, denigrar nuestra  historia y nuestra tradición, quebrantar la solidez de la familia, promover el enfrentamiento entre los distintos sectores de la sociedad para infundir el descreimiento y la desesperanza haciendo que todo lo anterior al Kichnerismo sirvió solamente para los intereses mezquinos y antinacionales de los que los precedieron-. 

Valiéndose , como lo hacen en la actualidad mediante cualquier intervención de la Presidente en cualquier acto que sea, para atacar a los adversarios y proclamar que es durante este periodo de la historia en que la Argentina ha crecido como nunca antes lo había hecho. 

Se trata en el fondo de proponer un nuevo orden. Veamos el avance del poder gobernante en las empresas privadas mediante la confiscación de los fondos de la AFJP por parte del ANSES,  en la reestatización de las empresas: Correo, TV,(medios de  comunicación social), Aysa,  Aerolíneas Argentinas.etc.  

Estamos inmersos en un proceso de inflación creciente con índices falsos que de seguir así nos conducirán a la hiperinflación (contradicción total por un lado dicen  que su principal objetivo es ayudar  para que los pobres puedan salir de ese estado mediante subsidios, planes,etc) pero es que en un proceso inflacionario los que más sufren las consecuencias son los pobres y asalariados. 

La inflación es el peor impuesto para los pobres porque cada vez  pueden acceder a menos bienes sobre todo alimentos, ello así  por la pérdida constante del poder adquisitivo de la moneda. 

Y en lo politico vemos  a  un gobierno que irá siguiendo los pasos de Chavez camino a  un populismo-totalitario.

Por otro lado, es preocupante el trabajo de lavado de cerebro que se les está haciendo a los jovenes mediante la denominada "La Campora". Es preocupante que  se las quiera transformar, siguiendo a Chavez, en las milicias populares y que muchos de sus miembros ocupen importantes cargos en empresas y cargos públicos.


11) Conclusiones

Finalmente son muchos los dirigentes sean políticos, industriales y empresarios que sostienen que todos somos responsables del pasado de los denominados años 70 sea por acción sea por omisión y cuando hablamos de la mayoría no se trata de buscar culpabilidades individuales o sectoriales para cargar también con las nuestras. 

El sentido común nos dice que se trata de buscar soluciones generales en orden a lograr la reconciliación y la paz basadas en la verdad, la justicia y la equidad.

Esto será imposible en tanto y en cuanto tanto el Gobierno como las Madres y Abuelas de la Plaza de Mayo continúen con su accionar signado por la venganza y la persecución "ni olvido, ni perdón, juicio y castigo". Este camino no conduce a la reconciliación, a la unidad nacional ni a la paz.



III. LA GUERRA SUBVERSIVA - DOS 

 CONDENAS Y UNA CONCLUSION

SOLICITADA DEL GENERAL PITA,

PUBLICADA EN EL DIARIO “AMBITO 

FINANCIERO” - lunes 23 de marzo de 1987






Dos condenas sufrí en mi vida. Las dos, aunque distantes en el tiempo y diferentes en las circunstancias, tuvieron sin embargo, una similitud fundamental: las sentecias habían sido dictadas de antemano.
Primero fué la subversión. Antes de que se me golpeara, secuestrara y encarcelara en una "carcel del pueblo"  -un profundo pozo, donde sobreviví más de seis meses- antes, incluso, de una parodia de juicio, mi condena estaba decidida.

Inútil alegar nada. Rígidos moldes ideológicos, nutridos en el marxismo-lenismo, habían fijado conclusiones inamovibles con consecuencias igualmente inamovibles.

Después, una vez reintegrado al mundo de los vivientes-luego de haberme fugado, con la ayuda de Dios, de mi inhumana prisión- aparecieron desde la sociedad nacional e internacional, de a poco al comienzo, con inusual frenesí más tarde, múltiples dedos acusadores que agitaban ante mí una nueva condena. Una condena con apariencias distintas, pero esencialmente idéntica a la anterior.

Sin necesidad de golpearme, secuestrarme y encerrarme en un pozo; halagándome paradójicamente en lo personal  con apoyos y elogios: revistiéndome sutilmente de ropajes tan atrayentes como los de la justicia, los derechos humanos, la democracia, la civilización, la racionalidad política esta segunda condena me envolvió, sin embargo, y me hizo también prisionero sin posibilidad de defensa ni apelación. Como en la anterior, la sentencia ya había sido escrita de antemano.       

La primer condena, la de la subversión, dispuso que debía morir. La segunda, la que partió desde las diversas tribunas, me perdonó la vida física, pero me trituró mi vida moral; rebajó mi calidad de ciudadano a la condición de argentino de segunda; de partícipe de la noche más oscura de la historia.


¿Qué había hecho para merecer esas condenas? Los subversivos y quienes, ya libres de esas condenas, levantaron otra vez sobre mí una suerte de espada justiciera, me acusaron de ningún delito. ¿Cuál fué, en definitiva, la causa de ese odio? La causa fue algo que debe explicitarse con todas las letras pertenecer al Ejército Argentino y ser -o haber sido- funcionario del Proceso.


Soy demócrata desde siempre. Bajo la condición que orgullosamente ostento -General de la Nación- y desde la función que honrosamente, desempeñé -Gobernador de la Provincia de Corrientes- siempre trabajé en favor de la convivencia pluralista, recurriendo al diálogo, la participación y la convergencia. Pero todo eso fué desdeñado por mis acusadores. No se trataba de algo personal. Era y es una cuestión idelógica que pasa por encima de la realidad que, sin fijarse demasiado en ella, persigue objetivos políticos.

Aún conservo apuntes de mis diálogos con los subversivos que me tuvieron prisionero. También guardo documentos referentes a las acusaciones contra las Fuerzas Armadas y el Proceso. Es un dramático privilegio que me permitió comparar y sacar conclusiones.Porque se trata, en definitiva, del privilegio de haber sufrido dos condenas y estar en condiciones de establecer una conclusión común a ambas.
  
Hoy, quiero hablar de esa conclusión. Debo hacerlo para ayudar a salir del pantano de nuestros conflictos. y dejar de lamernos rencorosamente nuestras heridas. El país necesita de la reconciliación, pero que ella esté basada en la verdad y la justicia.Yo perdoné desde mi cautiverio y lo demostré con mi actuación posterior. Ahora, con serenidad y sin resentimientos, deseo contribuir a esclarecer la  verdad en sus lados más oscuros y ayudar así a hacer justicia. 

Pero, para caminar juntos en esa dirección, es necesario romper con prejuicios que han calado hondo  en el cuerpo social argentino y nos impiden actuar como una comunidad nacional. Prejuicios que escuhé reiteradamente durante mi prisión.

Esos prejuicios había ubicado a las Fuerzas Armadas como integrantes de una sucursal del "imperialismo". Según esa desformada visión, las Fuerzas Armadas volteaban gobiernos populares para implantar los siniestros planes del "imperialismo". Esos golpes las volvían represoras y esa represión las llevaba al "genocidio". Esos argumentos los sigo escuchando igualmente hoy. Por eso al Proceso se le desconoce algún valor positivo y sus conductores pasaron a ser -y nosotros con ellos- la anti-patria, golpistas, asesinos, reaccionarios. Desde luego,  totalitarios, serviles ejecutores de la doctrina de seguridad nacional, enemigos de la democracia y de la Constitución.

En lo dicho queda expresado el sentido de la injusticia de mis dos condenas. Mientras no rompamos la malla de los dogmas, la reconciliación va a ser dificil porque sus bases serán falsas y endebles, porque emanan de la coyuntura.

Hay que admitir, porque es verdad, que el Proceso tuvo motivaciones y objetivos democráticos. Se hizo para que volviera a tener vigencia -y más vigencia- la Constitución y, de ningún modo destruirla. Que fué una necesidad. Que existió una guerra y que hubo que combatir en muchos frentes, tanto bélicos como políticos.

Hay que aceptar, también, que los militares somos tan democráticos como los demás ciudadanos. No ahora, sino siempre. No necesitamos reeducarnos. No somo asesinos ni trogloditas dispuestos, al menor descuido de los civilizados, a implantar la barbarie.

Los militares quieren un país libre y civilizado, como cualquier ciudadano bien intencionado. Emprendieron la guerra por orden de un gobierno constitucional -respaldados por el clamor de todas las banderías políticas- y, en cumplimiento de su deber, enfrentaron al enemigo artero que pretendía someter a la Repùblica.

Ayer combatimos para impedir el triunfo del totalitarismo, creando así la condición esencial para la instauración de una democracia estable. Hoy asumamos los argentinos la realidad y condenemos las ideologías de la mentira, de la falsedad, de los totalitarismo y estrechémonos las manos con tolerancia, mirando hacia adelante, a fin de que el sacrificio de tantos que han dado todo por la libertad, no haya sido en vano.

Impongámosnos todos, pero en especial el Gobierno como responsable de los destinos del país, la misión ineludible de afianzar la justicia y consolidar la paz procurando la reconciliación de los argentinos para que, como dijera Abraham Lincoln, el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, impere para siempre en nuestra Patria.

Las precedentes reflexiones son una conclusión de alguien que puede testificar, como pocos, acerca de los horrores y la esencia de la guerra pasada y que quiere contribuir, con todas sus fuerzas, a borrar las huellas del odio y el revanchismo, sobre la base de la verdad y la justicia.

Juan Alberto Pita
General

 
JMP+


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