-
+

MENU

lunes, 10 de diciembre de 2012

III. LA NUEVA EVANGELIZACIÓN


+

III. LA NUEVA EVANGELIZACIÓN

EL PRESIDENTE DEL CELAM PIDIÓ DAR UN SALTO CUALITATIVO
MONS. CARLOS AGUIAR RETES

Martes 16 Oct 2012 | 11:48 am

  Mons. Carlos Aguiar Retes 

Ciudad del Vaticano (AICA): “Ha llegado el momento del salto cualitativo. Si se sigue haciendo solamente lo mismo de siempre no seremos fieles al mandato de Cristo, los sacerdotes deben superar un estatus de confort y no basta una pastoral de conservación sino que es necesario reforzar la propia identidad evitando irenismos, lo que será además un antídoto a las sectas. Y armonizar movimientos y parroquias para potenciar la evangelización, así como la formación en los seminarios”, son algunos de los puntos expuestos en una rueda de prensa por monseñor Carlos Aguiar Retes, arzobispo de Tlalnepantla, presidente de la Conferencia Episcopal Mexicana, y presidente del Consejo Episcopal Latino Americano (CELAM). 

 “Ha llegado el momento del salto cualitativo. Si se sigue haciendo solamente lo mismo de siempre no seremos fieles al mandato de Cristo, los sacerdotes deben superar un estatus de confort y no basta una pastoral de conservación sino que es necesario reforzar la propia identidad evitando irenismos, lo que será además un antídoto a las sectas. 

Y armonizar movimientos y parroquias para potenciar la evangelización, así como la formación en los seminarios”, son algunos de los puntos expuestos en una rueda de prensa por monseñor Carlos Aguiar Retes, arzobispo de Tlalnepantla, presidente de la Conferencia Episcopal Mexicana, y presidente del Consejo Episcopal Latino Americano (CELAM).

El prelado mexicano resaltó que la V Conferencia de Aparecida fue un fruto generado por el Concilio Vaticano II y “el dinamismo pastoral de Aparecida nace por haber entendido tres factores: el cambio de época; una conversión no sólo personal sino pastoral y porque se busca una misión continental: tenemos que misionar, no individualmente sino en efectiva comunión eclesial. No de uno u otro sacerdote o movimiento, sino realizada en conjunto y en cuya cabeza está el Papa y para las Iglesias particulares están los obispos”.

Para lograr la Misión Continental, el presidente del CELAM recordó que es necesario “salir del gris del pragmatismo y de la burocracia” y que en Aparecida hubo conciencia de que “si seguimos haciendo solamente lo mismo de siempre no seremos fieles al mandato de Cristo. O sea hay que hacer más y los sacerdotes deben salir más allá de su confort. Y justamente en Aparecida “se reivindica que no basta la pastoral de conservación”.

La misión de las mujeres en América Latina
Monseñor Aguiar Retes resaltó la misión de las mujeres de América Latina en la Iglesia, ellas dan vida a la comunidad, como lo han indicado diversas intervenciones durante el sínodo.

El prelado añadió que en una reciente encuesta sobre la transmisión de la fe en América Latina y el Caribe registró que el 95% fue a través de la familia y la madre o sea la mujer. Resaltó también el rol femenino en el campo de la caridad, de la asistencia social y de la promoción de los más necesitados, para no hablar de los catequistas, cuyo 90% son mujeres.

Las sectas
Sobre el proselitismo de los nuevos cultos o movimientos sectarios, el arzobispo mexicano recordó que se contrarresta fortaleciendo la propia identidad católica y evitando una actitud irenista. En este sentido señaló un estudio realizado en el año 2000 de sociólogos de la Universidad Nacional de México en el cual preveían para 2010 que los católicos serían el 60% y para el 2050, menos del 40%. “A pesar del tsunami de la laicización hoy somos el 83%”, indicó.

Parroquia y movimientos
Monseñor Aguiar Retes habló sobre “armonizar el trabajo entre parroquia y movimientos” y para ello solicitó una planificación conjunta. Indicó que si un movimiento va a las puertas de la parroquia este crece y hace crecer a la misma. Sin olvidar que los movimientos -añadió el prelado- tienen la experiencia de mucho camino recorrido. Y el tercer paso es sumar fuerzas en torno a ciertos acontecimientos.

En ese sentido recordó cómo se especuló que el viaje de Benedicto XVI a México no iba a tener la respuesta que tuvo Juan Pablo II. Que una encuesta registró que antes del viaje de Benedicto XVI el 17% de la población se dijo identificada con él, y que después del mismo, gracias también a la sinergia de las comisiones varias, se registró el 86% de identificación.

“Que el sínodo coincida con el Año de la Fe es una gracia”, consideró el prelado, que consideró necesario “volver a replantear nuestra fe, pues no es lo mismo creer en Dios olvidando lo que nos reveló Cristo”

Sobre las reivindicaciones sociales existentes en Latinoamérica, recordó que es el continente en donde se registran mayores diferencias sociales, y consideró que “más que insistir sobre eso aunque es necesario, Aparecida indica que la condición de discípulos, el ser comunidad de comunidades, crea una conciencia que irá resolviendo desde esta sensibilidad las estructuras injustas”.

Formación sacerdotal
Formación de sacerdotes y seminarios menores, un tema que se trató varias veces en las intervenciones del sínodo. “En ese campo hay todo un reto, porque cuando los seminarios tienen muchos años de camino y cuentan con una disciplina es más difícil ordenarlos”. Por ello añadió el arzobispo, “fue un gran esfuerzo reorientar la formación sacerdotal”, la cual “cada vez más trata de ser integral”.

Precisó que en el seminario van mejor los jóvenes que hacen el descubrimiento de su vocación desde una experiencia de Iglesia, especialmente si son líderes entre los adolescentes, pues llegan comprometidos y entusiasmados.+ 

https://blogger.googleusercontent.com/tracker/4620946678004228762-190131630854816248?l=visnews-es.blogspot.com Estos fueron los puntos principales expuestos en una rueda de prensa por el padre sinodal, monseñor Carlos Aguiar Retes, arzobispo de Tlalnepantla, presidente de la Conferencia Episcopal, y del Consejo Episcopal Latino Americano.
¿El mensaje y resultado de la V Conferencia celebrada con el Benedicto XVI en Aparecida? No ha sido por generación espontánea, sino un fruto generado por el Concilio Vaticano II. Y el dinamismo pastoral Aparecida nace por haber entendido tres factores: el cambio de época, con una generación de transición que no encuentra su estructura social definitiva; una conversión no sólo personal sino pastoral que consiste en creer en el mensaje de Cristo y que ha marcado un camino para realizar el proyecto de la Creación. Porque se cree que la Iglesia es la depositaria de la tradición de ese buen anuncio. De que “El mal no puede tanto” como dijo Benedicto XVI en su reciente viaje a León.
Y porque se busca una misión continental: tenemos que misionar, no individualmente sino en efectiva comunión eclesial. No de uno u otro sacerdote o movimiento, sino realizada en conjunto y en cuya cabeza está el papa y para las Iglesias particulares están los obispos.
Para lograr la Misión Continental, el arzobispo mexicano recordó que es necesario “salir del gris del pragmantismo y de la burocracia” y que en Aparecida hubo conciencia que “si seguimos haciendo solamente lo mismo de siempre no seremos fieles al mandato de Cristo. O sea hay que hacer más”.
“En concreto significa para los sacerdotes salir más allá de su confort. Pues los sacerdotes en cuanto ministros de una parroquia tienen garantizado el estado de bienestar. Si yo estoy bien, y estoy haciendo las cosas ¿qué más busco en la vida?”. Y justamente en Aparecida “se reivindica que no basta la pastoral de conservación”.
Respondiendo a las preguntas de los periodistas, su excelencia subrayó la misión de las mujeres de América Latina en la Iglesia, que ellas dan vida a la comunidad, como lo han indicado diversas intervenciones durante el sínodo.
Añadió que una reciente encuesta sobre la transmisión de la fe en América Latina y el Caribe ha registrado que el 95% ha sido a través de la familia y la madre o sea la mujer. Resaltó también el rol femenino en el campo de la caridad, de la asistencia social y de la promoción de los más necesitados, para no hablar de los catequistas, cuyo 90% son mujeres.

Sobre la parroquia, monseñor Aguiar la consideró eficaz como oferta de servicio religioso, si bien es necesario entender su función de manera más amplia. “La migración --dijo- durante un siglo cambió las poblaciones de rurales a urbanas y la identidad, unidad cultural religiosa social de los países. “Las campanas de los pueblos bastaban, ahora a veces piden que no se toquen”. Entretanto las mutaciones más complejas, añadió, “son las culturales y de los ambientes sociales”.

Sobre el proselitismo de los nuevos cultos o movimientos sectarios, el arzobispo mexicano recordó que se contrarresta fortaleciendo la propia identidad católica y evitando una actitud irenista. En este sentido señaló un estudio realizado en el año 2000 de sociólogos de la Universidad Nacional de México en el cual preveían para 2010 que los católicos serían el 60% y para el 2050, menos del 40%. “A pesar del tsunami de la laicización hoy somos el 83% en el 2012”, indicó.

Armonizar el trabajo entre parroquia y movimientos. Por ello, monseñor Aguiar solicitó una planeación conjunta. Indicó que si un movimiento va a las puertas de la parroquia este crece y hace crecer a la misma. Sin olvidar que los movimientos --añadió el prelado- tienen la experiencia de mucho camino recorrido. Y el tercer paso es sumar fuerzas en torno a ciertos eventos
.
En ese sentido recordó cómo se especuló que el viaje de Benedicto XVI a México no iba a tener la respuesta que tuvo Juan Pablo II. Que una encuesta registró que antes del viaje de Benedicto XVI el 17% de la población se dijo identificada con él, y que después del mismo, gracias también a la sinergia de las comisiones varias, se registró el 86% de identificación.

¿Gracias a Aparecida América Latina está más adelante del sínodo por lo que se refiere a Nueva evangelización? Para su excelencia, se está registrando en Latinoamérica una acción esperanzadora si bien aún incipiente. Con muchos miles de agentes en la pastoral, en los que se ha crecido, “aunque es el momento de dar el salto cualitativo para acompañar a los laicos en dar al buena nueva”. 

Y para ello “este sínodo dará una luz muy grande”, es llevar el evangelio en todos los ámbitos quien es enfermero entre sus colegas, y así el abogado, político, empresario etc.

“Que el sínodo coincida con el Año de la Fe es una gracia”, consideró el prelado, que consideró necesario “volver a replantear nuestra fe, pues no es lo mismo creer en Dios olvidando lo que nos ha revelado Cristo”

Sobre las revindicaciones sociales existentes en Latinoamérica, recordó que es el continente en donde se registran mayores diferencias sociales, y que se ha considerado que más que insistir sobre eso aunque es necesario, Aparecida indica que la condición de discípulos, el ser comunidad de comunidades, crea una conciencia que irá resolviendo desde esta sensibilidad las estructuras injustas..

Sobre la experiencia pastoral en México, recordó que el 90% de la escuela pública es laica por lo que se ha implementado una catequesis parroquial, además de una escolarizada de seis años para atender a los niños en su formación, y se registra que cuando llegan al sexto año no se quieren ir lo que dio lugar al acompañamiento a los adolescentes.

Formación de sacerdotes y seminarios menores, un tema que se trató varias veces en las intervenciones del sínodo. “En ese campo hay todo un reto, porque cuando los seminarios tienen muchos años de camino y cuentan con una disciplina es más difícil ordenarlos”. Por ello añadió el arzobispo, “ha sido un gran esfuerzo reorientar la formación sacerdotal”, la cual “cada vez más trata de ser integral”.

Precisó que en el seminario van mejor los jóvenes que hacen el descubrimiento de su vocación desde una experiencia de Iglesia, especialmente si son líderes entre los adolescentes, pues llegan comprometidos y entusiasmados.

Y concluyó recordando que la misión continental quiere darle cauce a las iniciativas en la línea de acción social, pues allí se enriquece allí la vivencia cristiana”. 



RELACIÓN SOBRE AMÉRICA DEL CARD. CARLOS AGUIAR RETES.
PRESIDENTE DEL CELAM-







Carlos AGUIAR RETESArzobispo de Tlalnepantla (México)
Presidente de la Conferencia Episcopal


Presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM)


Lunes, 8 de octubre de 2012 - 

El gran desafío: el cambio de época y la fractura cultural (1 Cfr. Instrumentum laboris para la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo, n. 47.)

La V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe (2 Celebrada en Aparecida, Brasil en mayo de 2007.) se ubica a sí misma en la continuidad del Concilio Vaticano II (3 La V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y Caribeño es un nuevo paso en el camino de la Iglesia, especialmente desde el Concilio Ecuménico Vaticano II.

Ella da continuidad y, a la vez, recapitula el camino de fidelidad, renovación y evangelización de la Iglesia latinoamericana al servicio de sus pueblos. Documento de Aparecida (DA) n. 9.), y hace un llamado a repensar profundamente y relanzar con fidelidad y audacia la misión de la Iglesia en las nuevas y desafiantes circunstancias latinoamericanas y mundiales (4 Cfr. DA, n. 11.). 

Considera necesario salir del gris pragmatismo de la vida cotidiana de la Iglesia para recomenzar desde Cristo(5 Cfr. DA, n. 12.).
La Nueva Evangelización exige la Comunión Eclesial.

Para lograr la Nueva Evangelización y transmitir la fe a las nuevas generaciones la Iglesia debe plantearse con toda honestidad, un examen de conciencia sobre la manera de vivir la fe (6 La propuesta de un nuevo estilo de vida no es sólo para los Pastores, sino mas bien para todos los cristianos que viven en América. 

A todos se les pide que profundicen y asuman la auténtica espiritualidad cristiana. “En efecto, espiritualidad es un estilo o forma de vivir según las exigencias cristianas, la cual es “La vida en Cristo” y “en el Espíritu”, que se acepta por la fe, se expresa por el amor y, en esperanza, es conducida a la vida dentro de la comunidad eclesial”. 

Ecclesia in America (EIA), n. 29.). Es necesario examinar la vida eclesial (7 Cfr. Instrumentum laboris para la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo, n. 95.) y el testimonio de ella en la sociedad actual (8 

La pastoral de la Iglesia no puede prescindir del contexto histórico donde viven sus miembros. Su vida acontece en contextos socioculturales bien concretos. 

Estas transformaciones sociales y culturales representan naturalmente nuevos desafíos para la Iglesia en su misión de construir el Reino de Dios. De allí nace la necesidad, en fidelidad al Espíritu Santo que la conduce, de una renovación eclesial, que implica reformas espirituales, pastorales y también institucionales. DA, n. 367.).

Ecclesia in America afirma: Ante un mundo roto y deseoso de unidad es necesario proclamar con gozo y fe firme que Dios es comunión, Padre, Hijo y Espíritu Santo, unidad en la distinción, el cual llama a todos los hombres a que participen de la misma comunión trinitaria … Esta comunión, existente en la Iglesia y esencial a su naturaleza, debe manifestarse a través de signos concretos (9 EIA, n. 33.).

Aunque indispensable no basta la organización institucional de la Iglesia (10 Gran parte de la humanidad de hoy no encuentra en la evangelización permanente de la Iglesia el Evangelio. 

La Nueva Evangelización, conferencia del cardenal Joseph Ratzinger durante el jubileo de los catequistas y profesores de Religión celebrado el 10 de diciembre de 2000 en Roma. L ‘Osservatore Romano”, 19 de enero de 2001 (NEJR).), es necesario el testimonio de una espiritualidad de la comunión (11 Cfr. Novo Millennia Ineunte (NMI), n. 43.) que sea perceptible en la vida eclesial; para ello, es menester la participación y la comunión de los distintos miembros de la Iglesia en los diferentes niveles y desde las propias responsabilidades (12 

La conversion pastoral requiere que las comunidades eclesiales sean comunidades de discípulos misioneros en torno a Jesucristo, Maestro y Pastor. De allí, nace la actitud de apertura, de diálogo y disponibilidad para promover la corresponsabilidad y participación efectiva de todos los fieles en la vida de las comunidades cristianas. 

Hoy, más que nunca, el testimonio de comunión eclesial y la santidad son una urgencia pastoral. DA, n. 368.), dando testimonio del arte de vivir (13 Por eso, hace falta una nueva evangelización. Si se desconoce el arte de vivir, todo lo demás ya no funciona. Pero ese arte no es objeto de la ciencia; sólo lo puede comunicar quien tiene la vida, el que es el Evangelio en persona. NE. JR.).

La toma de conciencia para generar la comunión eclesial arranca con la conversión pastoral (14 La conversión pastoral es la clave para una evangelización nueva en su ardor), entendida como la aceptación de la llegada del Reino de Dios y el compromiso de incorporarse como discípulo de Cristo para darlo a conocer en el Mundo (15 Mc 1,15.), compromiso que exige la conversión personal (16 

La conversion personal despierta la capacidad de someterla todo al servicio de la instauración del Reino de vida. Obispos, presbíteros, diaconos permanentes, consagrados y consagradas, laicos y laicas, estamos llamados a asumir una actitud de permanente conversión pastoral, que implica escuchar con atención y discernir “10 que el Espiritu esta diciendo a las Iglesias” (Ap 2,29) a traves de los signos de los tiempos en los que Dios se manifiesta. DA, n. 366.) permanente (17 

La conversión en esta tierra nunca es una meta plenamente alcanzada: en el camino que el discípulo está llamado a recorrer siguiendo a Jesús, la conversión es un empeño que abarca toda la vida. EIA, n. 28.)
.
El camino incipiente y esperanzador de la Nueva Evangelización en América.
La renovación pastoral en América, iniciada como respuesta al Concilio Vaticano II, ha dinamizado la vida interna de la Iglesia, se han multiplicado los agentes de pastoral, se ha intensificado la formación en la fe, ha crecido la participación y la comunión eucarística de los fieles en la misa dominical, son muchos y variados los aspectos positivos de la renovación pastoral de la Iglesia (18 Cfr. DA, n. 99); sin embargo dicho crecimiento no ha sido proporcional al crecimiento demográfico de nuestros pueblos, por ello se constata enormes sectores de católicos distantes y tibios en su identidad cató1ica, pero ciertamente creyentes (19 Cfr. DA, n. 100, a).).

La religiosidad sigue viva y es la gran reserva potencial de nuestros pueblos (20 Una característica peculiar de América es la existencia de una piedad popular profundamente enraizada en sus diversas naciones. 

Está presente en todos los niveles y sectores sociales, revistiendo una especial importancia como lugar de encuentro con Cristo para todos aquellos que con espíritu de pobreza y humildad de corazón buscan sinceramente a Dios (cf. Mt 11,25). EIA, n. 16.). 

Ella, cuando ha sido guiada por la Palabra de Dios (21 “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (in 14,6). Con estas palabras Jesús se presenta como el único camino que conduce a la santidad. Pero el conocimiento concreto de este itinerario se obtiene principalmente mediante la Palabra de Dios que la Iglesia anuncia con su predicación. EIA, n. 31.) logra disponer el corazón del creyente y descubrir a Cristo (22 Cfr. Instrumentum laboris para la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo, n. 21. Anunciar a Dios es introducir en la relación con Dios: enseñar a orar. NE. JR.), dejándose seducir por el Señor de la Vida (23 

El encuentro con el Señor produce una profunda transformación de quienes no se cierran a El. El primer impulso que surge de esta transformación es comunicar a los demás la riqueza adquirida en la experiencia de este encuentro. EIA, n. 68.) y aceptando incorporarse con mayor conciencia a la Iglesia como miembro de una comunidad de discípulos misioneros, que practica una espiritualidad cristiana (24 

El seguimiento de Cristo tiene una meta mucho más elevada: identjficarse can Cristo, es decir, lIegar a la unión con Dios. NE.JR.), que permite la santificación de sus miembros por la comunión con Dios Padre en el Espíritu Santo (25 La santidad es la meta del camino de conversión, pues esta “no es fin en sf misma, sino proceso hacia Dios, que es santo. Ser santos es imitar a Dios y glorificar su nombre en las obras que realizamos en nuestra vida (cf. Mt 5,16)”.EIA, n. 30.).

Las pequeñas comunidades relacionadas entre sí van aprendiendo la conveniencia de la comunicación y comunión. 

La Parroquia se renueva manifestando un nuevo rostro de Iglesia que crece y se desarrolla con fuerza (26 Cfr. Instrumentum laboris para la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo, nos. 80 y 107.), cuando la Parroquia se relaciona orgánicamente con las demás y juntas son conducidas como Diócesis bajo la guía de su Obispo (27 Una clave de renovación parroquial, especialmente urgente en las parroquias de las grandes ciudades, puede encontrarse quizás considerando la parroquia como comunidad de comunidades y de movimientos. EIA, n. 41.). Esta dinámica de comunión eclesial es más urgente e indispensable en las ciudades y en las grandes zonas urbanas de las metrópolis (28 Cfr. DA, n.517 y 518.).

La vida de la Iglesia expresada como comunidad de comunidades, en comunión y unidad, permite a cada cristiano descubrir que en el Siglo XXI es posible vivir como discípulo de Cristo en una comunidad de discípulos del Señor Jesús, y tomar conciencia como discípulo misionero de la urgente necesidad de dar testimonio creíble y confiable de la fe en el mundo actual (29 Anuncianda la conversión debemos ofrecer también una comunidad de vida, un espacio común del nuevo estilo de vida. 

No se puede evangelizar sólo con palabras. El Evangelio crea vida, crea comunidad de camino. Una conversión puramente individual no tiene consistencia. NE. JR.).

Los procesos pastorales de planeación diocesana van abriendo los espacios para la formación del discípulo misionero y la misión continental. 

La pastoral orgánica descrita en el Plan Diocesano de Pastoral va haciendo realidad lo indicado en NMI: En las Iglesias locales es donde se pueden establecer aquellas indicaciones programáticas concretas -objetivos y métodos de trabajo, de formación y valorización de los agentes y la búsqueda de los medios necesariosque permiten que el anuncio de Cristo llegue a las personas, modele las comunidades e incida profundamente mediante el testimonio de los valores evangélicos en la sociedad y en la cultura (30 NMI, n. 29.).

Por ello, me atrevo a expresar que la Nueva Evangelización, que se abre camino en América, parte. del encuentro con Cristo que la Iglesia ofrece alas fieles cristianos (31 

Jesucristo es la “buena nueva” de la salvación comunicada a los hombres de ayer, de hoy y de siempre; pero al mismo tiempo es también el. primer y supremo evangelizador. 

La Iglesia debe centrar su atención pastoral y su acción evangelizadora en Jesucristo crucificado y resucitado. “Todo lo que se proyecte en el campo eclesial ha de partir de Cristo y de su Evangelio “.EfA, n. 67.) y llega al descubrimiento y vivencia apasionada y comprometida de la vida discipular (32 

El anuncio de Dios lleva a la comunión can Dios en la comunión fraterna, fundada y vivificada por Cristo. NE.JR.), expresión de la espiritualidad de la comunión.

De esta manera la vida diocesana y parroquial se acerca a la vida familiar (33 Cfr. Instrumentum laboris para la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo, nos. 110 -113.), Iglesia doméstica (34 Para que la familia cristiana sea verdaderamente “iglesia doméstica”, está llamada a ser el ámbito en que los padres transmiten la fe, pues ellos “deben ser para sus hijos los primeros predicadores de la fe, mediante la palabra y el ejemplo”. EIA, n. 46.), fortaleciéndose mutuamente, y ayudando a poner bases para afrontar la emergencia educativa de nuestro tiempo (35 Lineamenta para la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo, n. 20.).

Los protagonistas de la Nueva Evangelización.
La influencia de la fe en la sociedad para que la levadura del Evangelio permee y le dé sentido y sabor a la vida humana, depende en gran parte de la acción de los laicos. 

Por ello EIA afirma que son principalmente ellos los protagonistas de la nueva evangelización: La renovación de la Iglesia en América no será posible sin la presencia activa de los laicos. Por eso, en gran parte, recae en ellos la responsabilidad del futuro de la Iglesia (36 EIA, n. 44.).

La vocación y misión propia y específica de los fieles laicos es la transformación de las estructuras temporales, para que la conducta social esté sustentada en los valores evangélicos (37 Cfr. Lumen gentium (LG), n. 31; EIA, n. 27.). De aquí deriva la importancia de la conciencia y formación laical para que acorde a su identidad, y de manera personal y comunitaria, exprese el testimonio de una vida coherente alas convicciones de fe en los propios ambientes de vida y laborales (38 

Los ámbitos en los que se realiza la vocación de los fieles laicos son dos. El primero, y más propio de su condición laical, es el de las realidades temporales, que están llamados a ordenar según la voluntad de Dios. 

En efecto, “con su peculiar modo de obrar, el Evangelio es llevado dentro de las estructuras del mundo y obrando en todas partes santamente consagran el mismo mundo a Dios”.

Gracias a los fieles laicos, “la presencia y la misión de la Iglesia en el mundo se realiza, de modo especial, en la diversidad de carismas y ministerios que posee el laicado

La secularidad es la nota característica y propia del laico y de su espiritualidad que lo lleva a actuar en la vida familiar, social, laboral, cultural y política, a cuya evangelización es llamado. EIA, n. 44.).

Por ello es indispensable disponer de instancias para la promoción de la vocación laical y para el acompañamiento en su formación y misión en el mundo (39 Cfr. lnstrumentum laboris para la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo, n. 118.).

La Nueva Evangelización y el diálogo con el mundo y las religiones.
En pleno Concilio el Papa Paulo VI afirmó en su primera Encíclica: La Iglesia debe ir hacia el diálogo con el mundo en que le toca vivir. La Iglesia se hace palabra; la Iglesia se hace mensaje; la Iglesia se hace coloquio (40 Ecclesiam Suam (ES), n. 27.).


Hoy día, en un mundo cada vez más plural, el diálogo se abre camino en diferentes ámbitos, los temas que aborda el diálogo en América son entre otros: la Palabra de Dios, la Dignidad Humana, la Familia, la Vida, la Educación, la Ética, la Economía, el Desarrollo de los Pueblos, la Movilidad Humana y en particular las Migraciones, la Solidaridad, la Ecología, la Justicia y la Paz. 

En todos los temas la brújula es la Verdad (41 La fidelidad al hombre exige la fidelidad a la verdad, que es la única garantía de libertad (cf. in 8,32) y de la posibilidad de un desarrollo humano integral. Por eso la Iglesia la busca, la an uncia incansablemente y la reconoce allí donde se manifieste. Para la Iglesia, esta misión de verdad es irrenunciable. Caritas in Veritate, n.9.).

Las instituciones educativas (42 En el proyecto global de la nueva evangelización, el campo de la educación ocupa un lugar privilegiado.
Por ello, ha de alentarse la actividad de todos los docentes católicos, incluso de los que enseñan en escuelas no confesionales. 

Así mismo, dirijo un llamado urgente a los consagrados y consagradas para que no abandonen un campo tan importante para la nueva evangelización …. La familia es el primer espacio educativo de la persona. EIA, n. 71.), sociales y culturales han sido estratégicamente instancias propicias para promover, coordinar y articular la participación de los laicos en el mundo.

Puntos medulares de la Nueva Evangelización.

Principal desafío de la Nueva Evangelización.
Anunciar a Jesucristo con el lenguaje y las formas culturales de las nuevas tecnologías de la comunicación social (43 Cfr.lnstrumentum laboris para la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo, nos. 59 – 62.).

El eje teológico pastoral de la Nueva Evangelización.
Asumir la misión de la Iglesia como la prolongación del dinamismo del misterio de la Encarnación (44 

En el misterio de la Encarnación están las bases para una antropología que es capaz de ir más allá de sus propios límites y contradicciones, moviéndose hacia Dios mismo, más aún, hacia la meta de la “divinización”, a través de la incorporación a Cristo del hombre redimido, admitido a la intimidad de la vida trinitaria. NMI, n. 23.) en el espíritu de la Gaudium et spes (45 Cfr. Gaudium et spes (GetSp), n. 1 y 4.) y según lo señalado en la NMI (46 MNI, n. 3.): 

Cada Iglesia local, congregada en torno al propio Obispo, en la escucha de la Palabra, en la comunión fraterna y en la “fracción del pan” (cf. Hch 2,42), está “verdaderamente presente y actúa la Iglesia de Cristo, una, santa, cató1ica y apostólica”. 

Es especialmente en la realidad concreta de cada Iglesia donde el misterio del único Pueblo de Dios asume aquella especial configuración que lo hace adecuado a todos los contextos y culturas. Este encarnarse de la Iglesia en el tiempo y en el espacio refleja, en definitiva, el movimiento mismo de la Encarnación.

Responsabilidad de los agentes de pastoral:

1. Conversión pastoral(47 Cfr.lnstrumentum laboris para la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo, n. 88.) y cambio de mentalidad en el Clero, en la Vida Consagrada y en los agentes de pastoral, especialmente promovida por la conciencia de los actuales desafíos sociales y culturales (48 Vivimos un cambio de época, cuyo nivel más profundo es el cultural. Se desvanece la concepción integral del ser humano, su relación con el mundo y con Dios. DA, n. 44.), y acompañada por la asidua lectura y meditación de la Palabra de Dios (Lectio Divina) (49 Esta lectura de la Biblia, acompañada de la oración, se conoce en la tradición de la Iglesia con el nombre de Lectio divino, práctica que se ha de fomentar entre todos los cristianos. Para los presbíteros, debe constituir un elemento fundamental en la preparación de sus homilías, especialmente las dominicales. EIA, n.31.).

2. La preparación y celebración de la Eucaristía (50 La Eucaristía continúa siendo el centro vivo permanente en torno al cual se congrega toda la comunidad eclesial. Los diversos aspectos de este sacramento muestran su inagotable riqueza: es, al mismo tiempo, sacramento-sacrificio, sacramento-comunión, sacramento-presencia. La Eucaristía es el lugar privilegiado para el encuentro con Cristo vivo. EIA, n. 35.), de los todos servicios cultuales (51 Cfr. Instrumentum laboris para la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo, n. 97.) y de las prácticas religiosas de la piedad popular para que sean espacios e instancias de encuentro con Jesucristo y con los hermanos (52 Cfr. EIA, n. 12.).

3. Pastoral orgánica en participación y comunión en las Diócesis (53 La Diócesis, presidida por el Obispo, es el primer ámbito de la comunión y la misión. Ella debe impulsar y conducir una acción pastoral orgánica renovada y vigorosa, de manera que la variedad de carismas, ministerios, servicios y organizaciones se orienten en un mismo proyecto misionero para comunicar vida en el propio territorio. Este proyecto, que surge de un camino de variada participación, hace posible la pastoral orgánica, capaz de dar respuesta a los nuevos desafíos. DA, n. 169.) y en las Provincias Eclesiásticas (54 Cfr. EIA, n. 36 y 37.).


Responsabilidad de la comunidad de fieles:

1. Asumir el Catecismo de la Iglesia Católica y el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia como fundamento de la formación de los fieles (55 Ante los graves problemas de orden social que, con características diversas, existen en toda América, el católico sabe que puede encontrar en la doctrina social de la Iglesia la respuesta de la que partir para buscar soluciones concretas. Difundir esta doctrina constituye, pues, una verdadera prioridad pastoral. EIA, n. 54.).

2. Expresar la vida cristiana comunitaria en la vida discipular de pequeñas comunidades en participación y comunión (56 La vocación al discipulado misionero es con-vocación a la comunión en su Iglesia. No hay discipulado sin comunión … La fe nos libera del aislamiento del yo, porque nos lleva a la comunión. Esto significa que una dimensión constitutiva del acontecimiento cristiano es la pertenencia a una comunidad concreta, en la que podamos vivir una experiencia permanente de discipulado y de comunión con los sucesores de los Apóstoles y con el Papa. OA, n. 156.).
3. Definir y programar los procesos de formación cristiana (57 Cfr. EIA, n. 34 y 69.) para pedagógicamente conducir alas fieles en los caminos mistagógicos que permiten al creyente entrar en la experiencia del Misterio de Dios (58 Cfr. NMI, n. 32-34.).

Responsabilidad de los laicos en el Mundo:

1. Asociarse y apoyarse para que en sus propios ámbitos de vida social influyan dando testimonio (59 Cfr. Instrumentum laboris para la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo, n. 158.) activo y pasivo de las convicciones de fe y de su identidad católica (60 Por consiguiente, “los fieles laicos -por su participación en el oficio profético de Cristo- están plenamente implicados en esta tarea de la Iglesia”, y por ello deben sentirse llamados y enviados a proclamar la Buena Nueva del Reino. Las palabras de Jesús: “Id también vosotros a mi viña” (Mt 20, 4) deben considerarse dirigidas no sólo a los Apostoles, sino a todos los que desean ser verdaderos discípulos del Señor. EIA, n.66.).

2. Procurar el diálogo con las instituciones públicas y privadas para colaborar en la búsqueda del bien común y para generar una cultura (61 Mi predecesor Pablo VI, can sabia inspiración, consideraba que “la ruptura entre Evangelio y cultura es sin duda alguna el drama de nuestro tiempo”. Por ello, los Padres sinodales han considerado justamente que “la nueva evangelización pide un esfuerzo lúcido, serio y ordenado para evangelizar la cultura “. EIA, n. 70.) fundamentada en la dignidad humana (62 Conviene recordar que el fundamento sobre el que se basan todos los derechos humanos es la dignidad de la persona. EIA, n. 57.).

3. Utilizar las nuevas tecnologías de comunicación para dar a conocer la vida y misión de la Iglesia y para el diálogo con el mundo (63 Es fundamental para la eficacia de la nueva evangelización un profundo conocimiento de la cultura actual, en la cual los medios de comunicación social tienen gran influencia. Es por tanto indispensable conocer y usar estos medios, tanto en sus formas tradicionales como en las más recientes introducidas por el progreso tecnológico. EIA, n. 72.).

4. Aprovechar las redes sociales para ofrecer el pensamiento católico y sus respuestas actuales a los desafíos culturales, especialmente con las nuevas generaciones (64 En realidad, son muchos los jóvenes americanos que buscan el sentido verdadero de su vida y que tienen sed de Dios … La sensación de frustración que experimentan … los hace abandonar frecuentemente la búsqueda de Dios. Ante esta situación tan compleja, “la Iglesia se compromete a mantener su opción pastoral y misionera por los jóvenes para que puedan hoy encontrar a Cristo vivo”. EIA, n. 47.).

La Conversión Pastoral se prolonga en la Misión Continental, compromiso asumido en Aparecida por el Episcopado Latinoamericano y del Caribe. Por eso en América, la Nueva Evangelización se identifica con la Misión Continental.



TRAS EL SINODO DE LOS OBISPOS

EL CARD. ERDÓ PROPONE REFORZAR EL 


PAPEL DE LOS LAICOS PARA LA NUEVA
EVANGELIZACIÓN


noviembre 6, 2012. (Romereports.com) El Año de la Fe convocado por Benedicto XVI servirá para aplicar muchas de las propuestas que surgieron durante el sínodo sobre la nueva evangelización. Peter Erdö, arzobispo de Budapest fue votado por todos los obispos para representar al continente europeo en el Consejo Permanente del Sínodo sobre la nueva evangelización. 







En su opinión, estas son las claves para entender el concepto de la Nueva
Evangelización y el Año de la Fe.
CARD. PETER ERDÖ
Arzobispo de Budapest (Hungría)


"Los puntos principales son, naturalmente, las nociones de la Nueva Evangelización, de las que hablamos desde hace años. Pero todas giran en torno a una principal: quién es el sujeto activo de esta nueva evangelización. Nosotros estamos convencidos de que los evangelizadores son Jesucristo y el Espíritu Santo que actúa en la Iglesia”. 

Además, el arzobispo de Budapest destaca el papel que  los laicos tienen en la nueva evangelización.

“En nuestra diócesis de Budapest, tenemos 200 sacerdotes diocesanos. Pero yo, personalmente firmo cada año al menos 350 mandatos para profesores de religión, sobre todo para personas que han estudiado Teología y que trabajan en escuelas o parroquias”. 
Erdö recordó que el compromiso de recordar el papel de la fe en la vida diaria pasa no sólo por los sacerdotes y las personas consagradas sino especialmente por los laicos, que deben ser los principales protagonistas de la nueva evangelización.



PRESIDENTE DEL CELAM.LOS CATÓLICOS TIENEN QUE ATREVERSE A REFLEJAR LOS VALORES DE LA IGLESIA.


11 de noviembre, 2012. (Romereports.com) El presidente de la Conferencia Episcopal Latinoamericana, Carlos Aguiar, recordó en Roma que la Iglesia debe salir al encuentro de las personas, también de las personas divorciadas, y no quedarse de brazos cruzados esperando a que vengan.

MONS. CARLOS AGUIAR
Presidente, CELAM
Presidente del CELAM: Los católicos tienen que atreverse a reflejar sus valores fuera de la Igles


“Ayudar a que los valores del Evangelio, que son los valores de la promoción y formación humana, se hagan presentes en todos los campos de la sociedad”.

El arzobispo mexicano invitó a los cristianos a mostrar estos valores en todos los ámbitos de la sociedad, no sólo en las iglesias. Por eso propuso buscar iniciativas que ayuden a los laicos a transmitir estos valores en sus trabajos, que es donde pasan la mayor parte de su tiempo.

“En los ámbitos de comunicación, otros en los campos de los hospitales, los médicos, enfermeras. Otros en el ámbito de las leyes, los abogados, otros los políticos, economistas, empresarios, los trabajadores asalariados. La escuela, los profesores, tenemos que tener una presencia más dinámica”.

Carlos Aguiar reconoce que la Iglesia no lo tiene fácil. Dice que uno de los principales campos de trabajo es la ayuda a las familias. Y por supuesto, también a las personas divorciadas.

“La Iglesia debe recordar a todos los casados y vueltos a casar que no están fuera de la Iglesia. Son parte de la Iglesia. No están excomulgados. Viven una situación irregular, pero esto no les impide caminar en la fe”.
La mayoría de los latinoamericanos son católicos. Pero Aguiar advierte de que incluso en los países de mayoría católica hay graves problemas. Dice que es peligroso que la gente crea sólo por tradición o costumbre, y no por la fe y por una decisión meditada. Por eso, recomienda a los católicos a vivir el Año de la Fe como un reto personal.



CARDENAL SEAN O’MALLEY: LA NUEVA EVANGELIZACIÓN DEPENDE DE CADA PERSONA.






2012-11-29 13:48:41  

29 de noviembre, 2012. (Romereports.com) Ha transcurrido más de un mes desde el inicio del Año de la Fe. Las diócesis de todo el mundo siguen en busca de nuevas formas de llegar a los creyentes.

Para el arzobispo de Boston, el cardenal Sean O'Malley, el éxito de este año depende de lo que haga cada uno personalmente.



CARD. SEAN PATRICK O'MALLEY
Arzobispo de Boston (EE UU)

“En gran parte la eficacia de la Nueva Evangelización depende de cuánto cada creyente está convencido de que tiene que hablar con otras personas sobre su fe e invitarlos a ser parte de nuestra familia”.

En su archidócesis hay casi medio millón de estudiantes de Harvard, y de muchas otras prestigiosas universidades y colleges.

Para el cardenal O'Malley es una gran ventaja y por eso está buscando nuevas fórmulas para llegar a ellos, y que ellos, a su vez, comiencen a hablar de Dios.

Y pone como ejemplo algo que suele hacer uno de sus sacerdotes.

“Cuando empieza la misa les pide que saquen su iPhone, que pongan como estado de Facebook,“Estoy en misa”, y que luego lo apaguen”.

Un gesto que da una oportunidad a los estudiantes para mostrar a sus amigos que han estado en misa, y hablen de su fe con naturalidad.

Para el arzobispo de Boston, el primer paso debe ser personal: pensar seriamente qué significa la fe para uno mismo. Luego, sentirán solos el deseo y la responsabilidad de hablar de Dios.




EL PAPA A LOS OBISPOS FRANCESES:
“LA IGNORANCIA RELIGIOSA ES UNO DE LOS 
GRANDES PROBLEMAS DE NUESTRO 
TIEMPO”

Ciudad del Vaticano, 30 noviembre 2012 (VIS).- “La Iglesia en Francia cuenta con una larga lista de santos, doctores, mártires y confesores de la fe. Vosotros sois los herederos de una gran experiencia humana y de una riqueza espiritual inmensa (...)

Esos orígenes y ese pasado glorioso, siempre presente en nuestro pensamiento y tan enraizado en nuestro espíritu, nos permiten nutrir una gran esperanza, a la vez fuerte y audaz, acerca de los desafíos del tercer milenio y de escuchar las expectativas de la humanidad de nuestro tiempo, a las que sólo Dios puede dar una respuesta satisfactoria”.

Con estas palabras Benedicto XVI ha recibido al tercer grupo de obispos de la Conferencia Episcopal de Francia al final de su visita “ad limina”. En ese contexto el Papa ha observado que la Buena Nueva que son “responsables de anunciar a los hombres de todos los tiempos, de todas las lenguas y culturas, se puede resumir en pocas palabras: Dios es el creador del hombre y su hijo Jesús nos muestra su amor a la humanidad: "Dios es amor", desea la felicidad de sus criaturas, de todos sus hijos. 

La Constitución pastoral “Gaudium et spes” planteaba las preguntas fundamentales de la existencia humana sobre el sentido de la vida y de la muerte, del mal, de la enfermedad, y del sufrimiento, tan presentes en nuestro mundo. También recordaba que, en su bondad paternal, Dios había querido responder a todas esas cuestiones y que Cristo fundó su Iglesia para que todos los hombres pudieran conocerlas. 

Por eso, uno de los problemas más graves de nuestro tiempo es el de la ignorancia religiosa en la que viven muchos hombres y mujeres, incluyendo a los católicos”.

“Por ese motivo -ha proseguido- la nueva evangelización en la que la Iglesia está firmemente comprometida (...) asume una urgencia especial. (...) Uno de los obstáculos más fuertes para nuestra misión pastoral es la ignorancia del contenido de la fe. 

En realidad, se trata de una doble ignorancia: la ignorancia de la persona de Jesucristo y la ignorancia de la sublimidad de sus enseñanzas, de su valor universal y permanente en la búsqueda del sentido de la vida y de la felicidad. 

Esta ignorancia lleva también a las nuevas generaciones a la incapacidad de comprender la historia y de sentirse herederas de esta tradición que ha modelado la vida, la sociedad, el arte y la cultura europeas”.

La nueva evangelización será eficaz “si involucra en profundidad a las comunidades y a las parroquias. Los signos de vitalidad y el compromiso de los laicos en la sociedad francesa ya son una realidad alentadora (...) Los laicos son el rostro del mundo en la Iglesia y al mismo tiempo el rostro de la Iglesia en el mundo”. 

Benedicto XVI ha subrayado, por otra parte, que “la Iglesia en Europa y Francia no puede permanecer indiferente ante la disminución de las vocaciones y ordenaciones, ni a otros tipos de llamada que Dios suscita en la Iglesia. 

Urge movilizar todas las energías disponibles, para que los jóvenes puedan escuchar la voz del Señor. Dios llama a quien quiere y cuando quiere. Sin embargo, las familias y las comunidades cristianas siguen siendo terrenos particularmente favorables”.

“Los jóvenes son la esperanza y el futuro de la Iglesia y del mundo”, ha recalcado el pontífice, pasando a continuación, a recordar “la importancia de la educación católica”. 

“Los institutos católicos - ha dicho- ocupan evidentemente, el primer lugar en el gran diálogo entre la fe y la cultura. El amor por la verdad que en ellos brilla es, por sí mismo, evangelizador. Son lugares de aprendizaje y de diálogo, así como centros de investigación, que deben desarrollarse cada vez más, ser más ambiciosos”. 

El Papa, ha elogiado en este sentido las iniciativas de algunas diócesis francesas que promueven el conocimiento de la teología entre los jóvenes que estudian otras disciplinas. “La teología -ha señalado -es una fuente de sabiduría, de alegría y maravilla que no se puede limitar a los seminaristas, a los sacerdotes y a las personas consagradas”.

Benedicto XVI ha concluido su discurso hablando de las escuelas católicas que “han dado forma a la vida cristiana y cultural” de Francia , y que ahora tienen “una responsabilidad histórica” “Es necesario encontrar los caminos para que la transmisión de la fe siga siendo central en su proyecto educativo (...) 

La educación en los valores cristianos da las claves de la cultura de vuestro país. Abriéndose a la esperanza y a la libertad genuina, seguirá brindándole dinamismo y creatividad. El calor que aportemos la nueva evangelización será nuestra mejor contribución al florecimiento de una sociedad humanitaria y la mejor respuesta a los retos que plantea a todos el tercer milenio”.





MARÍA MADRE Y ESTRELLA DE LA 
NUEVA EVANGELIZACIÓN.

VIRGEN DE GUADALUPE.
PATRONA DE AMÉRICA.

Las apariciones que marcaron la historia de 
América.

2012-12-09



9 de diciembre, 2012. (Romereports.com) A pesar del paso del tiempo, la historia de la Virgen de Guadalupe sigue fascinando a millones de personas.

Católicos de todo el mundo, y especialmente de México, se preparan para cantar y rezar a la Virgen el día del aniversario de las apariciones. 


Que este año tienen un significado especial por la invitación del Papa a la Nueva evangelización. 

P. JOSÉ MANUEL SUAZO
Colegio Mexicano de Roma
 “María Santísima logra trasmitir el mensaje cristiano a una cultura no cristiana”. 

Las apariciones tuvieron lugar en 1531 en la actual Ciudad de México, cuando la Virgen de Guadalupe se apareció a un humilde indígena llamado Juan Diego que caminaba por el cerro Tepeyac. 

Le pidió que se construyese una iglesia en honor de su Hijo. Pero el arzobispo, Fray Juan de Zumárraga, no creyó al indio Juan Diego. 

“El arzobispo pide una señal para poder creerle o dar crédito a las palabras de Juan Diego. Y en realidad el arzobispo recibe no sólo una señal sino tres señales. La primera fue el acontecimiento de las rosas”.

Las rosa crecieron a pesar de que era pleno invierno en el cerro de Tepeyac. La Virgen pidió a Juan Diego que entregara esas flores al obispo. Pero su tío se puso muy enfermo y Juan Diego salió en busca de un sacerdote porque se estaba muriendo. 

Cuando iba de camino, la Virgen de Guadalupe se le apareció de nuevo. Juan Diego se disculpó por no haber llevado las flores y le explicó la enfermedad de su tío.


“Esto hace que la Santa Virgen María diga: ¿no estoy aquí que soy tu Madre en la quien puedes confiar? Y que yo cuido de ti y me preocupo de ti. No te preocupes, tu tío Juan Bernardino ya ha sanado”. 

La curación milagrosa de su tío, fue la segunda señal. Luego el 12 de diciembre de 1531, Juan Diego fue al arzobispo con las rosas de la colina, envueltas en su tilma. 


 “Cuando el indio Juan Diego se presenta ante el arzobispo Fray Juan de Zumárraga, le presenta la señal de las rosas y a la hora de mostrárselas, al abrir su mayate, su tilma, las flores caen y milagrosamente aparece la imagen de la Santísima Virgen María de Guadalupe”.

La imagen de la tilma, que representa a la Virgen de Guadalupe con tez olivastra y vestida de princesa azteca, provocó muchas conversiones al catolicismo entre los indígenas. 


“Digamos que María Santísima se adelantó a lo que hoy estamos hablando de la Nueva evangelización presentado el Evangelio de Cristo de una forma nueva”.

Los tres signos hicieron posible la construcción de la iglesia donde indicó la Virgen de Guadalupe. Hoy es una gran basílica que custodia la tilma de Juan Diego. 






P. RANIERO CANTALAMESSA, OFM Cap.: EL AÑO DE LA FE Y EL CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA.

Intro


Necesitamos maestros, pero sus voces penetran en el corazón solo con el Espíritu Santo.




Iniciamos un nuevo ciclo de las predicaciones del padre Raniero Cantalamessa OFM Cap, predicardor de la Casa Pontificia, que inicia el tiempo litúrgico de Adviento.

1. El libro "comido" 


En la predicación a la Casa Pontificia, trato de dejarme guiar, en la elección de temas, por las gracias o los eventos especiales que la Iglesia vive en un momento dado de su historia. Recientemente tuvimos la inauguración del Año de la Fe, el quincuagésimo aniversario del Concilio Vaticano II, y el Sínodo sobre la nueva evangelización y la transmisión de la fe cristiana. Pensé, por lo tanto, desarrollar en el Adviento una reflexión sobre cada uno de estos tres eventos.

Empiezo con el Año de la Fe. Para no perderme en un tema, la fe, que es tan vasto como el mar, me centro en un punto de la Carta Porta Fidei del santo padre, precisamente allí donde insta a hacer del Catecismo de la Iglesia Católica (CEC) (en el vigésimo aniversario de su publicación), el instrumento privilegiado para vivir fructuosamente la gracia de este año.

El papa escribe en su Carta:

"El Año de la Fe deberá expresar un compromiso unánime para redescubrir y estudiar los contenidos fundamentales de la fe, sintetizados sistemática y orgánicamente en el Catecismo de la Iglesia Católica.En efecto, en él se pone de manifiesto la riqueza de la enseñanza que la Iglesia ha recibido, custodiado y ofrecido en sus dos mil años de historia. Desde la Sagrada Escritura a los Padres de la Iglesia, de los maestros de teología a los santos de todos los siglos, el Catecismo ofrece una memoria permanente de los diferentes modos en que la Iglesia ha meditado sobre la fe y ha progresado en la doctrina, para dar certeza a los creyentes en su vida de fe." 1

No hablaré ciertamente sobre el contenido del CEC, de sus divisiones, de sus criterios informativos; sería como tratar de explicar la Divina Comedia a Dante Alighieri. Prefiero hacer un esfuerzo por mostrar cómo hacer para que este libro, de instrumento tan silencioso, como un violín bien apoyado sobre un paño de terciopelo, se transforme en un instrumento que suene y sacuda los corazones. La Pasión de San Mateo de Bach, permaneció durante un siglo como una partitura escrita, conservada en los archivos de la música, hasta que en 1829 Felix Mendelssohn en Berlín hizo de ella una ejecución magistral, y desde ese día el mundo se enteró de qué melodías y coros sublimes, estaban contenidos en aquellas páginas que hasta entonces permanecian mudas.

Son realidades muy diferentes, es cierto, pero algo así pasa con cada libro que habla de la fe, como es el CEC: se debe pasar de la partitura a la ejecución, de la página muda a algo vivo que sacuda el alma. La visión de Ezequiel de la mano extendida sosteniendo un rollo, nos ayuda a entender lo que se requiere para que esto suceda:

"Yo miré: vi una mano tendida hacia mí, que sostenía un libro enrollado. Lo desenrolló ante mí: estaba escrito por el anverso y por el reverso; había escrito “Lamentaciones, gemidos y ayes”. Y me dijo: “Hijo de hombre, come lo que se te ofrece; come este rollo, y ve luego a hablar a la casa de Israel.” Yo abrí mi boca y él me hizo comer el rollo, y me dijo: “Hijo de hombre, aliméntate y sáciate de este rollo que yo te doy.”Lo comí, y fue en mi boca dulce como la miel" (Ez. 2,9-3,3).

El Sumo Pontífice es la mano que, en este año, ofrece de nuevo a la Iglesia el CEC, diciendo a cada su miembro: "Toma este libro, cómetelo, llénate el estómago". ¿Qué significa comerse un libro? No es solo estudiarlo, analizarlo, memorizarlo, sino hacerlo carne de la propia carne y sangre de la propia sangre, "asimilarlo", como se hace con los alimentos que comemos. Transformarlo de fe estudiada, a fe vivida.

Esto no se puede hacer con toda la dimensión del libro, y con todas y cada una de las cosas en ella contenidas. No se puede hacer analíticamente, sino solo sintéticamente. Me explico. Debemos comprender el principio que informa y une todo, en suma, el corazón del CEC. ¿Y cuál es ese corazón? No es un dogma, o una verdad, una doctrina o un principio ético; es una persona: ¡Jesucristo! "Página tras página --escribe el santo padre a propósito del CEC, en la misma carta apostólica--, resulta que lo que se presenta no es una teoría, sino un encuentro con una persona que vive en la Iglesia."

Si toda la Escritura, como dice Jesús mismo, habla de él (cf. Jn. 5,39), si está preñada de Cristo y si todo se resume en él, ¿podría ser de otro modo para el CEC, que, de las Escrituras mismas, quiere ser una exposición sistemática, elaborada a partir de la Tradición, bajo la guía del Magisterio?

En la Primera parte, dedicada a la fe, el CEC recuerda el gran principio de santo Tomás de Aquino según el cual "el acto de fe del creyente no se detiene ante el enunciado, sino que alcanza la realidad" (Fides non terminatur ad enunciabile sed ad rem)2. Ahora, ¿cuál es la realidad, la "cosa" última de la fe? ¡Dios, por supuesto! Pero no un dios cualquiera que cada uno se retrata a su gusto y voluntad, sino el Dios que se ha revelado en Cristo, que se "identifica" con él hasta el punto de poder decir: "El que me ha visto a mí, ha visto al Padre" y "A Dios nadie le ha visto jamás: el Hijo Unigénito, que está en el seno del Padre, él lo ha contado" (Jn. 1,18).

Cuando hablamos de fe "en Jesucristo" no separamos el Nuevo del Antiguo Testamento, no comenzamos la verdadera fe con la llegada de Cristo a la tierra. Si fuera así, sería como excluir del número de creyentes al mismo Abraham, a quien llamamos “nuestro padre en la fe” (cf. Rm. 4,16). Al identificar a su Padre con "el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob" (Mt. 22, 32) y con el Dios "de la ley y los profetas" (Mt. 22, 40), Jesús autentificó la fe judía, mostró su carácter profético, diciendo que ellos hablaban de él (cf. Lc. 24, 27.44; Jn. 5, 46). Esto es lo que hace a la fe judía diferente a los ojos de los cristianos, de cualquier otra fe, y que justifica la condición especial de que goza, después del Concilio Vaticano II, el diálogo con los judíos respecto a otras religiones.

2. Kerigma y Didaché 

Al inicio de la Iglesia era clara la distinción entre kerigma y didaché. El kerigma, que Pablo llama también "el evangelio", se refería a la obra de Dios en Cristo Jesús, el misterio pascual de la muerte y resurrección, y consistía en fórmulas breves de fe, como la que se puede deducir del discurso de Pedro en el día de Pentecostés: "Ustedes lo mataron clavándole en la cruz, Dios le resucitó y lo ha constituído Señor" (cf. Hch. 2, 23-36), o también: "Porque, si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, serás salvo" (Rm. 10,9).

La didaché indicaba, en cambio, la enseñanza sucesiva a la llegada de la fe, el desarrollo y la formación completa del creyente. Estaban convencidos (especialmente Pablo) que la fe, como tal, germinaba solo en presencia del kerigma. Este no era un resumen de la fe o una parte de la misma, sino la semilla de la cual nace todo lo demás. También los cuatro evangelios fueron escritos más tarde, precisamente con el fin de explicar el kerigma.

Incluso el más antiguo núcleo del credo hacía referencia a Cristo, de quien metía en luz el doble componente: humano y divino. Un ejemplo de ello es considerado el verso de la Carta a los Romanos que habla de Cristo "nacido del linaje de David según la carne, constituido Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por su resurrección de entre los muertos" (Rm. 1,3-4 ). Pronto este núcleo primitivo, o credo cristológico, fue incluido en un contexto más amplio como el segundo artículo del símbolo de la fe. Nacen, incluso por exigencias relativas al bautismo, los símbolos trinitarios llegados hasta nosotros.

Este proceso es parte de lo que Newman llama "el desarrollo de la doctrina cristiana"; es una riqueza, no un alejamiento de la fe original. Nos corresponde a nosotros hoy en día --y en primer lugar a los obispos, a los predicadores, a los catequistas--, distinguir el carácter "aparte" del kerigma como momento germinal de la fe.

En una ópera, para retomar la metáfora musical, está el recitado y el cantado; y en el cantado están los "agudos" que conmueven a la audiencia y provocan emociones fuertes, a veces incluso escalofríos. Ahora sabemos cuál es el agudo de cada catequesis.

Nuestra situación ha vuelto a ser la misma que en el tiempo de los apóstoles. Ellos tenían ante sí un mundo precristiano para predicar el evangelio; nosotros tenemos ante nosotros, al menos en cierta medida y en algunos sectores, un mundo poscristiano para reevangelizar. Tenemos que regresar a su método, sacar a la luz "la espada del Espíritu", que es el anuncio, en Espíritu y poder, de Cristo muerto por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación (cf. Rm. 4,25).

El kerigma no es solo el anuncio de algunos hechos o verdades de fe claramente definidas; es también una atmósfera espiritual que se puede crear según lo que se diga, un contexto en el que todo se dispone. Está en el que anuncia, mediante su fe, permitirle al Espíritu Santo crear esta atmósfera.

Entonces, nos preguntamos, ¿cuál es el sentido del CEC? Lo mismo que en la Iglesia apostólica fue la didaché: formar la fe, dándole un contenido, mostrando sus exigencias éticas y prácticas, volviéndola una fe que "actúa por la caridad" (cf. Ga. 5,6). Lo clarifica bien un párrafo del mismo CEC. Después de recordar el principio tomista de que "la fe no termina en las formulaciones, sino en la realidad", añade:

"Sin embargo, nos acercamos a estas realidades con la ayuda de las formulaciones de la fe. Estas permiten expresar y transmitir la fe, celebrarla en comunidad, asimilarla y vivir de ella cada vez más"3.

Esta es la importancia del adjetivo "católico" en el título del libro. La fuerza de algunas iglesias no católicas es poner todo el énfasis en el momento inicial, en la llegada a la fe, en la adhesión al kerigma y en la aceptación de Jesús como Señor, visto, todo esto, como un "nacer de nuevo", o como "una segunda conversión". Sin embargo, esto puede convertirse en una limitación, si se detiene en eso y todo sigue girando en torno a eso.

Nosotros los católicos tenemos algo que aprender de estas iglesias, pero también tenemos mucho que dar. En la Iglesia católica esto es el comienzo, no el final de la vida cristiana. Después de esa decisión, se abre el camino hacia el crecimiento y la plenitud de la vida cristiana y, gracias a su riqueza sacramental, al magisterio, al ejemplo de muchos santos, la Iglesia católica se encuentra en una posición privilegiada para llevar a los creyentes a la perfección de la vida de fe.

El papa escribe en la citada carta Porta Fidei:

"A partir de la Sagrada Escritura a los Padres de la Iglesia, de los maestros de la teología a los santos que han pasado a través de los siglos, el Catecismo ofrece una memoria permanente de las muchas maneras en que la Iglesia ha meditado sobre la fe y ha progresado en la doctrina para dar certeza a los creyentes en su vida de fe."

3. La unción de la fe

He hablado del kerigma como del "agudo" de la catequesis. Pero para producir este agudo no es suficiente levantar el tono de la voz, se necesita más. "Nadie puede decir '¡Jesús es Señor!' [¡esto es, por excelencia, el agudo!] sino en el Espíritu Santo" (1 Co. 15,3). El evangelista Juan hace una aplicación del tema de la unción, que se presenta particularmente actual en este Año de la fe. Él escribe:

"Ustedes tienen la unción del Santo, y todos ustedes lo saben [...] La unción que de él han recibido permanece en ustedes, y no necesitan que nadie se lo enseñe. Pero como su unción les enseña acerca de todas las cosas --y es verdadera y no es mentirosa--, como les ha enseñado, permanezcan en él" (1 Jn. 2, 20.27).

El autor de esta unción es el Espíritu Santo, como se deduce del hecho de que en otra parte, la función de "enseñar todas las cosas" es atribuida al Paráclito como "Espíritu de verdad" (Jn. 14, 26). Se trata, como escriben diferentes Padres, de una "unción de la fe": "La unción que viene del Santo –escribe Clemente de Alejandría--, se realiza en la fe"; "La unción es la fe en Cristo", dice otro escritor de la misma escuela4.

En su comentario, Agustín dirige en este sentido, una pregunta al evangelista. ¿Por qué, dice, has escrito tu carta, si aquellos a los que te dirigías habían recibido la unción que enseña acerca de todo, y no tenían necesidad de que nadie les instruyese? ¿Por qué este nuestro mismo hablar e instruir a los fieles? Y he aquí su respuesta, basada en el tema del maestro interior:

"El sonido de nuestras palabras golpea el oído, pero el verdadero maestro está dentro [...] Yo he hablado a todos, pero aquellos a los que no habla esa unción, a aquellos que el Espíritu no instruye internamente, se van sin haber aprendido nada [...] Por tanto, es el maestro interior el que realmente enseña; es Cristo, es su inspiración la que enseña."5

Hay una necesidad de instrucción desde fuera, necesitamos maestros; pero sus voces penetran en el corazón solo si se le añade aquella interior del Espíritu. "Y nosotros somos testigos de estos hechos, y también el Espíritu Santo que ha dado a los que le obedecen" (Hch. 5,32). Con estas palabras, pronunciadas ante el Sanedrín, el apóstol Pedro no solo afirma la necesidad del testimonio interno del Espíritu, sino también indica cuál es la condición para recibirlo: la voluntad de obedecer, de someterse a la Palabra.

Es la unción del Espíritu Santo que hace pasar de los enunciados de la fe a su realidad. El evangelista Juan habla de un creer que es también conocer: "Nosotros hemos conocido y hemos creído en el amor que Dios nos tiene" (1 Jn. 4,16). "Nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios" (Jn. 6, 69). "Conocer", en este caso, como en general en toda la Escritura, no significa lo que hoy significa para nosotros, es decir, tener la idea o el concepto de una cosa. Significa experimentar, entrar en relación con la cosa o con la persona. La afirmación de la Virgen: "Yo no conozco varón", no quería decir que no sé lo que es un hombre...

Fue un caso de evidente unción de fe lo que Pascal experimentó en la noche del 23 de noviembre de 1654 y que fijó con cortas frases exclamativas en un texto encontrado después de su muerte, cosido en el interior de su chaqueta:

"Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob, no de los filósofos ni eruditos. Certeza. Certeza. Sentimiento. Alegría. Paz. Dios de Jesucristo [...] Se le encuentra solamente en los caminos del Evangelio. [...] Alegría, alegría. Alegría, lágrimas de alegría. [...] Esta es la vida eterna, que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y aquel a quien tú has enviado: Jesucristo".6

La unción de la fe se da generalmente cuando, sobre una palabra de Dios o sobre una declaración de fe, cae repentinamente la iluminación del Espíritu Santo, por lo general acompañado por una fuerte emoción. Me acuerdo que un año, en la fiesta de Cristo Rey, escuchaba en la primera lectura de la misa la profecía de Daniel sobre el Hijo del Hombre:

"Yo seguía mirando, y en la visión nocturna, vi venir sobre las nubes del cielo alguien parecido al Hijo del hombre, que se dirigió hacia el anciano y fue presentado ante él. Le dieron poder, honor y reino y todos los pueblos, naciones y lenguas le servían. Su poder es eterno y nunca pasará, y su reino no será destruido" (Dn. 7,13-14).

El Nuevo Testamento, se sabe, ha visto realizada la profecía de Daniel en Jesús; él mismo ante el Sanedrín, la hace suya (cf. Mt. 26, 64); una frase del texto ha entrado incluso en el Credo: “y su reino no tendrá fin”, ("cuius regnum non erit finis").

Yo sabía, por mis estudios, todo esto, pero en ese momento era otra cosa. Era como si la escena tuviera lugar allí, ante mis ojos. Sí, el Hijo del hombre que avanzaba era él, Jesús. Todas las dudas y las explicaciones alternativas de los eruditos, que también conocía, me parecían, en ese momento, excusas para no creer. Experimentaba, sin saberlo, la unción de la fe.

En otra ocasión (creo que he compartido ya esta experiencia en el pasado, pero ayuda a entender el asunto presente), asistía a la Misa de Gallo presidida por Juan Pablo II en San Pedro. Llegó el momento del canto de la Calenda, es decir, la proclamación solemne del nacimiento del Salvador, presente en el Martirologio antiguo y reintroducida en la liturgia de Navidad después del Concilio Vaticano II:

"Muchos siglos después de la creación del mundo... Trece siglos después del Éxodo de Egipto... En la centésima nonagésima quinta Olimpiada, en el año 752 de la fundación de Roma... En el quadragésimo segundo año del imperio de César Augusto, Jesucristo, Dios eterno e Hijo del eterno Padre, habiendo sido concebido por obra del Espíritu Santo, después de nueve meses, nació en Belén de Judea, de la Virgen María, hecho hombre".

Al llegar a estas últimas palabras sentí una repentina claridad interior, por lo que recuerdo haber dicho a mí mismo: "¡Es cierto! ¡Es verdad todo esto que se canta! No son solo palabras. El Eterno entra en el tiempo. El último evento de la serie rompió la serie; ha creado un "antes" y un "después" irreversibles; el cómputo del tiempo que antes tenía lugar en relación a diferentes eventos (los Juegos Olímpicos tales, el reino de aquel), ahora se lleva a cabo en relación con un evento único": antes de él, después de él. Una conmoción repentina me atravesó totalmente, y sólo pude decir: "¡Gracias, Santísima Trinidad, y también gracias a ti, Santa Madre de Dios!".

La unción del Espíritu Santo también produce un efecto, por así decirlo, "colateral" en el que anuncia: le hace experimentar la alegría de anunciar a Cristo y su Evangelio. Transforma la tarea de la evangelización de solo incumbencia y deber, a un honor y un motivo de gozo. Es la alegría que conoce bien el mensajero que lleva a una ciudad sitiada, el anuncio de que el asedio fue levantado; o el heraldo que en la antigüedad corría por delante, para llevarle a la gente el anuncio de una victoria decisiva obtenida en el campo de su propio ejército. La "buena noticia", incluso antes de que al destinatario que la recibe, hace feliz al que la porta.

La visión de Ezequiel del rollo que se come, ha sucedido una vez en la historia en el sentido literal y no solo metafóricamente. Fue cuando el libro de la palabra de Dios ha resumido en una sola Palabra, el Verbo. El Padre lo ha portado a María; María lo ha acogido, ha llenado de él, incluso físicamente, su vientre, y luego se lo dio al mundo. Ella es el modelo de todo evangelizador y de todo catequista. Nos enseña a llenarnos con Jesús para darlo a los otros. María concibió a Jesús "por obra del Espíritu Santo", y así debe ser en cada predicador.

El santo padre concluye su carta de convocatoria al Año de la fe con una referencia a la Virgen: "Confiamos, escribe, a la Madre de Dios, proclamada "bendita" porque" ha creído" (Lc. 1,45), este tiempo de gracia"7. Le pedimos que nos obtenga la gracia de experimentar, en este año, muchos momentos de unción de la fe. "Virgo Fidelis, ora pro nobis." Virgen creyente, ruega por nosotros.

Traducción del original italiano por José Antonio Varela V.

1 Benedicto XVI, Carta apost. Porta Fidei, n.11

2 S. Tomàs de Aquino, Summa theologiae, II-II, 1,2,ad 2; cit. in CCC, n.170.

3 CEC, n. 170

4 Clemente Al. Adumbrationes in 1 Johannis (PG 9, 737B); Homéliies paschales (SCh 36, p.40): testi citati da I. de la Potterie, L’unzione del cristiano con la fede, in Biblica 40, 1959, 12-69.

5 S. Agostino, Comentario a la Primera Carta de Juan 3,13 (PL 35, 2004 s).

6 B. Pascal, Memorial, ed. Brunschvicg. 

7 “Porta fidei”, nr. 15.





SEGUNDA PREDICACIÓN DE 

ADVIENTO:

El CONCILIO VATICANO II OBRA DEL 
ESPÍRITU SANTO
2012-12-14
RV).- Este viernes de la segunda semana del tiempo de Adviento Benedicto XVI junto a la Curia Romana, asistió -en la Capilla Redemptoris Mater del Palacio Apostólico a la segunda predicación de Adviento dictada por el padre capuchino Raniero Cantalamessa, predicador de la Casa pontificia. 

El Concilio Vaticano II, el modo de acceder a su lectura y comprensión a 50 años de distancia de su apertura ha sido el tema en el que el padre Raniero Cantalamessa centró sus reflexiones de Adviento. El religioso capuchino puso en evidencia que además de mirar los textos del Concilio para trazar un balance, también se hace necesario reconocer en el mismo Concilio el papel del Espíritu Santo.

Patricia L. Jáuregui Romero - Radio Vaticano / @pjuregui
TEXTO TRADUCIDO AL ESPAÑOL: 

Padre Raniero Catalamessa -  Adviento


Segunda predicación di Adviento

El Concilio Vaticano II: 50 años después
Una clave de lectura

1. El Concilio: hermenéutica de la ruptura y de la continuidad

En esta meditación querría reflexionar sobre el segundo motivo de celebración de este año: el 50º aniversario del Concilio Vaticano II. En las últimas décadas se han multiplicado los intentos de trazar un balance de los resultados del Concilio Vaticano II. No es el caso de continuar en esta línea, ni, por otra parte, lo permitiría el tiempo a disposición. Paralelamente a estas lecturas analíticas ha existido, desde los años mismos del Concilio, una evaluación sintética, o en otras palabras, la investigación de una clave de lectura del acontecimiento conciliar. Yo quisiera insertarme en este esfuerzo e intentar, incluso, una lectura de las distintas claves de lectura.

Fueron básicamente tres: actualización, ruptura, novedad en la continuidad. Juan XXIII, al anunciar al mundo el concilio, usó repetidamente la palabra «aggiornamento = actualización», que gracias a él entró en el vocabulario universal.
En su discurso de apertura del Concilio dio una primera explicación de lo que entendía con este término: «El Concilio Ecuménico XXI quiere transmitir la doctrina católica pura e íntegramente, sin atenuaciones ni deformaciones, [...]. 
Deber nuestro no es sólo estudiar ese precioso tesoro, como si únicamente nos preocupara su antigüedad, sino dedicarnos también, con diligencia y sin temor, a la labor que exige nuestro tiempo, prosiguiendo el camino que recorre la Iglesia desde hace veinte siglos [...]. 
Es necesario que esta doctrina, verdadera e inmutable, a la que se debe prestar fielmente obediencia, se profundice y exponga según las exigencias de nuestro tiempo».
Sin embargo, a medida que progresaban los trabajos y las sesiones del Concilio, se delinearon dos facciones opuestas según que, de las dos necesidades expresadas por el Papa, se acentuara la primera o la segunda: es decir, la continuidad con el pasado, o la novedad respecto de éste. 
En el seno de estos últimos, la palabra aggiornamento terminó siendo sustituida por la palabra ruptura. Pero con un espíritu y con intenciones muy diferentes, dependiendo de su orientación. 
Para el ala llamada progresista, se trataba de una conquista que había que saludar con entusiasmo; para el frente opuesto, se trataba de una tragedia para toda la Iglesia. 
Entre estos dos frentes —coincidentes en la afirmación del hecho, pero opuestos en el juicio sobre él—, se sitúa la posición del Magisterio papal que habla de «novedad en la continuidad». 
Pablo VI, en la Ecclesiam suam, retoma la palabra aggiornamento de Juan XXIII, y dice que la quiere tener presente como «dirección programática». 
Al inicio de su pontificado, Juan Pablo II confirmó el juicio de su predecesor y, en varias ocasiones, se expresó en la misma línea. Pero ha sido sobre todo el actual papa Benedicto XVI el que ha explicado qué entiende el Magisterio de la Iglesia por «novedad en la continuidad». 
Lo hizo pocos meses después de su elección, en el famoso discurso programático a la Curia romana del 22 de diciembre de 2005. Escuchemos algunos pasajes:
«Surge la pregunta: ¿Por qué la recepción del Concilio, en grandes zonas de la Iglesia, se ha realizado hasta ahora de un modo tan difícil? Pues bien, todo depende de la correcta interpretación del Concilio o, como diríamos hoy, de su correcta hermenéutica, de la correcta clave de lectura y aplicación. 
Los problemas de la recepción han surgido del hecho de que se han confrontado dos hermenéuticas contrarias y se ha entablado una lucha entre ellas. 
Una ha causado confusión; la otra, de forma silenciosa pero cada vez más visible, ha dado y da frutos. Por una parte existe una interpretación que podría llamar “hermenéutica de la discontinuidad y de la ruptura”; a menudo ha contado con la simpatía de los medios de comunicación y también de una parte de la teología moderna. […] 
A la hermenéutica de la discontinuidad se opone la hermenéutica de la reforma».Benedicto XVI admite que ha habido una cierta discontinuidad y ruptura, pero ésta no afecta a los principios y a las verdades a la base de la fe cristiana, sino a algunas decisiones históricas. 
Entre éstas enumera la situación de conflictividad que se ha creado entre la Iglesia y el mundo moderno, que culminó con la condena en bloque de la modernidad bajo Pío IX, pero también situaciones más recientes, como la creada por los avances de la ciencia, por la nueva relación entre las religiones con las implicaciones que ello tiene para el problema de la libertad de conciencia; no en último lugar, la tragedia del Holocausto que imponía un replanteamiento de la actitud hacia el pueblo judío. 

«Es claro que en todos estos sectores, que en su conjunto forman un único problema, podría emerger una cierta forma de discontinuidad y que, en cierto sentido, de hecho se había manifestado una discontinuidad, en la cual, sin embargo, hechas las debidas distinciones entre las situaciones históricas concretas y sus exigencias, resultaba que no se había abandonado la continuidad en los principios; este hecho fácilmente escapa a la primera percepción. 
Precisamente en este conjunto de continuidad y discontinuidad en diferentes niveles consiste la naturaleza de la verdadera reforma».Si del plano axiológico, es decir, el de los principios y valores, pasamos al plano cronológico, podríamos decir que el Concilio representa una ruptura y una discontinuidad respecto al pasado próximo de la Iglesia, y representa, en cambio, una continuidad con respecto a su pasado remoto. 
En muchos puntos, sobre todo en el punto central que es la idea de Iglesia, el Concilio ha querido realizar una vuelta a los orígenes, a las fuentes bíblicas y patrísticas de la fe.

La lectura del Concilio hecha propia por el Magisterio, es decir, la de la novedad en la continuidad, tuvo un precursor ilustre en el Ensayo sobre desarrollo de la doctrina cristiana del cardinal Newman, definido a menudo, también por esto, como «el Padre ausente del Vaticano II». Newman demuestra que, cuando se trata de una gran idea filosófica o de una creencia religiosa, como es el cristianismo, «no se pueden juzgar desde sus inicios sus virtualidades y metas a las que tiende. [...]. 
Según las nuevas relaciones que tenga, surgen peligros y esperanzas y aparecen principios antiguos bajo forma nueva. Ella muda junto con ellos para permanecer siempre idéntica a sí misma. En un mundo sobrenatural las cosas van de otra forma, pero aquí en la tierra vivir es cambiar, y la perfección es el resultado de muchas transformaciones».

San Gregorio Magno anticipaba, de algún modo, esta convicción cuando afirmaba que la Escritura cum legentibus crescit, «crece con aquellos que la leen»; es decir, crece a fuerza de ser leída y vivida, a medida que surgen nuevas solicitudes y nuevos desafíos por la historia. 
La doctrina de la fe cambia, por tanto, pero para permanece fiel a sí misma; muda en las coyunturas históricas, para no cambiar en la sustancia, como decía Benedicto XVI. Un ejemplo banal, pero indicativo, es el de la lengua. Jesús hablaba la lengua de su tiempo; no el hebreo, que era la lengua noble y de las Escrituras (¡el latín del tiempo!), sino el arameo hablado por la gente. 
La fidelidad a este dato inicial no podía consistir, y no consistió, en seguir hablando en arameo a todos los futuros oyentes del Evangelio, sino en hablar griego a los griegos, latín a los latinos, armenio a los armenios, copto a los coptos, y así siguiendo hasta nuestros días. Como decía Newman, es precisamente cambiando como a menudo se es fiel al dato originario.
2. La carta mata, el espíritu de la vita
Con todo el respeto y la admiración debidos a la inmensa y pionera contribución del cardenal Newman, a distancia de un siglo y medio de su ensayo y con lo que el cristianismo ha vivido entretanto, no se puede, sin embargo, dejar de señalar también una laguna en el desarrollo de su argumento: la casi total ausencia del Espíritu Santo. 
En la dinámica del desarrollo de la doctrina cristiana, no se tiene en cuenta suficientemente: el papel preponderante que Jesús había reservado al Paráclito en la revelación de esas verdades que los apóstoles no podían entender en el momento y para conducir a la Iglesia «a la verdad plena» (Jn 16, 12-13).

¿Qué es lo que permite hablar de novedad en la continuidad, de permanencia en el cambio, si no es precisamente la acción del Espíritu Santo en la Iglesia? Lo había entendido perfectamente san Ireneo cuando afirma que la revelación es como un «depósito precioso contenido en una vasija valiosa que, gracias al Espíritu de Dios, rejuvenezca siempre y hace rejuvenecer también a la vasija que lo contiene» . 
El Espíritu Santo no dice palabras nuevas, no crea nuevos sacramentos, nuevas instituciones, pero renueva y vivifica constantemente las palabras, los sacramentos y las instituciones creadas por Jesús. No hace cosas nuevas, pero, ¡hace nuevas las cosas! La insuficiente atención al papel del Espíritu Santo explica muchas de las dificultades que se han creado en la recepción del Concilio Vaticano II. 
La tradición, en nombre de la cual algunos han rechazado el concilio, era una Tradición donde el Espíritu Santo no jugaba ningún papel. Era un conjunto de creencias y prácticas fijado una vez para siempre, no la onda de la predicación apostólica que avanza y se propaga en los siglos y que, como toda onda, sólo se puede captar en movimiento. 
Congelar la Tradición y hacerla partir o terminar en un cierto punto, significa hacer de ella una tradición muerta y no como la define Ireneo, una «Tradición viva». Charles Péguy expresa, como poeta, esta gran verdad teológica: 

«Jesús no nos ha dado palabras muertas que nosotros debamos encerrar en pequeñas cajas (o en grandes), y que debamos conservar en aceite rancio... Como las momias de Egipto. 

Jesucristo, niña,no nos ha dado conservas de palabras que haya que conservar.

Sino que nos ha dado palabras vivas para alimentar... De nosotros depende, enfermos y carnales,hacer vivir, alimentar y mantener vivas en el tiempo esas palabras pronunciadas vivas en el tiempo».

En seguida hay que decir, sin embargo, que también en el lado del extremismo opuesto las cosas no iban de modo distinto. Aquí se hablaba gustosamente del «espíritu del Concilio», pero no se trataba, lamentablemente, del Espíritu Santo. 
Por «espíritu del Concilio» se entendía ese mayor impulso, valentía innovadora, que no habría podido entrar en los textos del Concilio por las resistencias de algunos y de los compromisos necesarios entre las partes.
Querría tratar ahora de explicar lo que me parece que es la verdadera clave de lectura neumatológica del Concilio, es decir, cuál es el papel del Espíritu Santo en la actuación del Concilio. 
Retomando un pensamiento audaz de san Agustín a propósito del dicho paulino sobre la letra y el espíritu (2 Cor 3,6) San Tomás de Aquino escribe:
«Por letra se entiende cualquier ley escrita que queda fuera del hombre, también los preceptos morales contenidos en el Evangelio; por lo cual también la letra del Evangelio mataría, si no se añadiera, dentro, la gracia de la fe que sana».
En el mismo contexto, el santo Doctor afirma: «La ley nueva es principalmente la misma gracia del Espíritu Santo que se da a los creyentes». Los preceptos del Evangelio son también la nueva ley, pero en sentido material, en cuanto al contenido; la gracia del Espíritu Santo es la ley nueva en sentido formal, porque da la fuerza para poner en práctica los mismos preceptos evangélicos. Es la que Pablo define como «la ley del Espíritu que da la vida en Cristo Jesús» (Rom 8, 2),

Éste es un principio universal que se aplica a cualquier ley. Si incluso los preceptos evangélicos, sin la gracia del Espíritu Santo, serían «letra que mata», ¿qué decir de los preceptos de la Iglesia, y qué decir, en nuestro caso, de los decretos del Concilio Vaticano II? 
La «implementación», o la aplicación del Concilio no tiene lugar, por lo tanto, de manera inmediata, no hay que buscarla en la aplicación literal y casi mecánica del Concilio, sino «en el Espíritu», entendiendo con ello el Espíritu Santo y no un vago «espíritu del concilio» abierto a cualquier subjetivismo.
El Magisterio papal fue el primero en reconocer esta exigencia. Juan Pablo II, en 1981, escribía:
«Toda la labor de renovación de la Iglesia, que el Concilio Vaticano II ha propuesto e iniciado tan providencialmente —renovación que debe ser al mismo tiempo “puesta al día” y consolidación en lo que es eterno y constitutivo para la misión de la Iglesia— no puede realizarse a no ser en el Espíritu Santo, es decir, con la ayuda de su luz y de su virtud».

3. ¿Dónde buscar los frutos del Vaticano II

¿Ha existido, en realidad, esto «nuevo Pentecostés»? Un conocido estudioso de Newman, Ian Ker, ha puesto de relieve la contribución que él puede dar, además de al desarrollo del Concilio, también a la comprensión del post-Concilio. 
A raíz de la definición de la infalibilidad papal en el Concilio Vaticano I en 1870, el cardinal Newman fue llevado a hacer una reflexión general sobre los concilios y sobre el sentido de sus definiciones. Su conclusión fue que los concilios pueden tener a menudo efectos no pretendidos en el momento por aquellos que participaron en ellos. 
Estos pueden ver mucho más en ellos, o mucho menos, de lo que sucesivamente producirán tales decisiones. De este modo, Newman no hacía más aplicar a las definiciones conciliares el principio del desarrollo que había explicado a propósito de la doctrina cristiana en general. 
Un dogma, toda gran idea, no se comprende plenamente si no después de que se han visto las consecuencias y los desarrollos históricos; después de que el río —por usar su imagen— desde el terreno accidentado que lo ha visto nacer, descendiendo, encuentra finalmente su lecho más amplio y profundo. 

Ocurrió así a la definición de la infalibilidad papal que en el clima encendido del momento pareció a muchos que contenía mucho más de lo que, de hecho, la Iglesia y el Papa mismo dedujeron de ella. 
No hizo ya inútil cualquier futuro concilio ecuménico, como alguno temió o esperó en el momento: el Vaticano II es la confirmación. Todo esto encuentra una singular confirmación en el principio hermenéutico de Gadamer de la «historia de los efectos» (Wirkungsgeschichte), según el cual para comprender un texto es preciso tener en cuenta los efectos que haya producido en la historia, al integrarse en esta historia y dialogando con ella. 
Es lo que sucede de forma ejemplar en la lectura espiritual de la Escritura. Ella no explica el texto sólo a la luz de lo que lo ha precedido, como hace la lectura histórico-filológica con la investigación de las fuentes, sino también a la luz de lo que lo ha seguido; explica la profecía a la luz de su realización en Cristo, el Antiguo Testamento a la luz del Nuevo. 

Todo esto arroja una singular luz sobre el tiempo del post-Concilio. También aquí las verdaderas realizaciones se sitúan quizás en una parte diferente hacia la que nosotros mirábamos. 
Nosotros mirábamos al cambio en las instituciones, a una diferente distribución del poder, a la lengua a utilizar en la liturgia, y no nos dábamos cuenta de lo pequeñas que eran estas novedades en comparación con lo que el Espíritu Santo estaba obrando. 
Hemos pensado romper con nuestras manos los odres viejos y nos hemos dado cuenta de que eran más resistentes y duros que nuestras manos, mientras que Dios nos ofrecía su método de romper los odres viejos, que consiste en poner en ellos el vino nuevo. Quería renovarlos desde dentro, espontáneamente, no asaltándolos desde el exterior.

A la pregunta de si ha habido un nuevo Pentecostés, se debe responder sin vacilación: ¡Sí! ¿Cuál es su signo más convincente? La renovación de la calidad de vida cristiana, allí donde este Pentecostés ha sido acogido. 
Todos están de acuerdo en considerar como el hecho más nuevo y más significativo del Vaticano II los dos primeros capítulos de la Lumen gentium, donde se define a la Iglesia como sacramento y como pueblo de Dios en camino bajo la guía del Espíritu Santo, animada por sus carismas, bajo la guía de la jerarquía. 
La Iglesia como misterio y no solamente institución. Juan Pablo II ha lanzado nuevamente esta visión haciendo de su aplicación el compromiso prioritario en el momento de entrar en el nuevo milenio .Nos preguntamos: ¿de dónde ha pasado esta imagen de Iglesia de los documentos a la vida? ¿Dónde ha tomado «carne y sangre»? ¿Dónde se vive la vida cristiana según «la ley del Espíritu», con alegría y convicción, por atracción y no por coacción? ¿Dónde se tiene la palabra de Dios en gran honor, se manifiestan los carismas y es más sentida el ansia por una nueva evangelización y por la unidad de los cristianos?

La respuesta ultima a esta pregunta sólo la conoce Dios, pues se trata de un hecho interior que acontece en el corazón de las personas. Tendríamos que decir del nuevo Pentecostés lo que Jesus decía del reino de Dios: “Ni se dirá: Vedlo aquí o allá, porque, mirad, el Reino de Dios ya está entre vosotros” (Lc 17,21). 
Sin embargo, es posible discernir algunos signos, ayudados también por la sociología religiosa que se ocupa de estos fenómenos. Desde este punto de vista, la respuesta que se da a aquella pregunta desde varias partes es: ¡en los movimientos eclesiales! 
Pero hay que precisar una cosa en seguida. De los movimientos eclesiales forman parte, si no en la forma sí en la sustancia, también esas parroquias y comunidades nuevas, donde se vive la misma koinonia y la misma calidad de vida cristiana. 
Desde este punto de vista, movimientos, parroquias y comunidades espontáneas no deben ser vistos en oposición o en competencia entre sí, sino unidos en la realización, en contextos diferentes, de un mismo modelo de vida cristiana. 
Entre ellas se deben enumerar también las denominadas «comunidades de base», al menos aquellas en las que el factor político no ha tomado la ventaja al factor religioso.

Sin embargo, es necesario insistir en el nombre correcto: movimientos «eclesiales», no movimientos «laicales». La mayor parte de ellos están formados, no por uno solo, sino por todos los componentes eclesiales: laicos, ciertamente, pero también obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas. 
Representan el conjunto de los carismas, el «pueblo de Dios» de la Lumen gentium. Sólo por razones prácticas (porque ya existe la Congregación del clero y la de los religiosos) se ocupa de ellos el «Pontificio Consejo de los laicos».Juan Pablo II veía en estos movimientos y comunidades parroquiales vivas «los signos de una nueva primavera de la Iglesia». 
En el mismo sentido se ha expresado, en varias ocasiones, el papa Benedicto XVI. En la homilía de la Misa crismal del Jueves Santo de 2012 dijo:
«Mirando a la historia de la época post-conciliar, se puede reconocer la dinámica de la verdadera renovación, que frecuentemente ha adquirido formas inesperadas en momentos llenos de vida y que hace casi tangible la inagotable vivacidad de la Iglesia, la presencia y la acción eficaz del Espíritu Santo».
Hablando de los signos de un nuevo Pentecostés, no se puede dejar de mencionar en particular, aunque sólo fuera por la amplitud del fenómeno, a la Renovación Carismática, o Renovación en el Espíritu. 
Cuando, por primera vez, en 1973, uno de los artífices mayores del Vaticano II, el cardinal Suenens, oyó hablar del fenómeno, estaba escribiendo un libro titulado El Espíritu Santo, fuente de nuestras esperanzas, y esto es lo que relata en sus memorias:
«Dejé de escribir el libro. Pensé que era una cuestión de la más elemental coherencia prestar atención a la acción del Espíritu Santo, por lo que pudiera manifestarse de manera sorprendente. Estaba particularmente interesado en la noticia del despertar de los carismas, por cuanto el Concilio había invocado un despertar semejante». 
Y esto es lo que escribió después de haber comprobado en persona y vivido desde dentro dicha experiencia, compartida mas tarde por millones de otras personas:
«De repente, san Pablo y los Hechos de los apóstoles parecían hacerse vivos y convertirse en parte del presente; lo que era auténticamente verdad en el pasado, parece que ocurre de nuevo ante nuestros ojos. 
Es un descubrimiento de la verdadera acción del Espíritu Santo que siempre está actuando, tal como Jesús mismo prometió. Él mantiene su palabra. Es de nuevo una explosión del Espíritu de Pentecostés, una alegría que se había hecho desconocida para la Iglesia». 
Los movimientos eclesiales y las nuevas comunidades no realizan por cierto todas las potencialidades y las esperas del Concilio, pero responden a la mas importante de ellas, al menos a los ojos de Dios. No son libres de debilidades humanas y a veces de fracasos, pero ¿cual grande novedad ha hecho su aparición en la historia de la Iglesia de manera diferente? ¿No pasó lo mismo cuando, en el siglo XIII, hicieron su aparición las ordenes mendicantes? También en esta ocasión fueron los Romanos pontífices, sobre todo Inocencio III, quienes por primeros acogieron la novedad del momento y animaron el resto del episcopado a hacer lo mismo. 

4. Una promesa cumplida
Entonces, nos preguntamos, ¿cuál es el significado del Concilio, entendido como el conjunto de los documentos producidos por él, la Dei Verbum, la Lumen gentium, Nostra aetate, etc.? ¿Los dejaremos de lado para esperar todo del Espíritu? 
La respuesta está contenida en la frase con la que Agustín resume la relación entre la ley y la gracia: «La ley fue dada para que se buscara la gracia y la gracia fue dada para que se observara la ley». 

Por tanto, el Espíritu no dispensa de valorar también la letra, es decir, los decretos del Vaticano II; al contrario, es precisamente él quien empuja a estudiarlos y a ponerlos en práctica. Y, de hecho, fuera del ámbito escolar y académico donde ellos son materia de debate y de estudio, es precisamente en las realidades eclesiales recordadas anteriormente donde son tenidos en mayor consideración.
Lo he experimentado yo mismo. Yo me liberé de los prejuicios contra los judíos y contra los protestantes, acumulados durante los años de formación, no por haber leído Nostra aetate, sino por haber hecho yo también, en mi pequeñez y por mérito de algunos hermanos, la experiencia del nuevo Pentecostés. 
Después descubrí Nostra aetate, igual que descubrí la Dei Verbum después de que el Espíritu hizo nacer en mí el gusto por la palabra de Dios y el deseo di evangelizar. Pero yo sé que el movimiento es en los dos sentidos: algunos de la letra ha sido empujados a buscar el Espíritu, otros del Espíritu han sido empujados a observar la ley.

El poeta Thomas S. Eliot escribió unos versos que nos pueden iluminar en el sentido de las celebraciones de los 50 años del Vaticano II:«No debemos detenernos en nuestra exploración y el fin de nuestro explorarserá llegar allí de donde hemos partido y conocer el lugar por primera vez».
Después de muchas exploraciones y controversias, somos reconducidos también nosotros a allí de donde hemos partido, es decir, al acontecimiento del Concilio. Pero todo el trabajo alrededor de él no ha sido en vano porque, en el sentido más profundo, sólo ahora estamos en condiciones de «conocer el lugar por primera vez», es decir, de valorar su verdadero significado, desconocido para los mismos Padres del concilio.

Esto permite decir que el árbol crecido desde el Concilio es coherente con la semilla de la que ha nacido. En efecto, ¿de qué ha nacido el acontecimiento del Vaticano II? 
Las palabras con las que Juan XXIII describe la conmoción que acompañó «el repentino florecer en su corazón y en sus labios de la simple palabra concilio», tienen todos los signos de una inspiración profética. 
En el discurso de clausura de la primera sesión habló del Concilio como de «un nuevo y deseado Pentecostés, que enriquecerá abundantemente a la Iglesia de energías espirituales» .
A 50 años de distancia sólo podemos constatar el pleno cumplimiento por parte de Dios de la promesa hecha a la Iglesia por boca de su humilde servidor, el beato Juan XXIII. 
Si hablar de un nuevo Pentecostés nos parece que es por lo menos exagerado, vistos todos los problemas y las controversias surgidos en la Iglesia después y a causa del Concilio, no debemos hacer otra cosa que ir a releer los Hechos de los apóstoles y constatar cómo no faltaron problemas y controversias ni siquiera después del primer Pentecostés. ¡Y no menos encendidos que los de hoy!
[Traducción de Pablo Cervera Barranco]

FOCUS. AGRUPACIÓN DE ESTUDIANTES

UNIVERSITARIOS CATÓLICOS.

Objetivo:  incrementar la presencia de la fe



católica en la universidades de todo el mundo.





6 de enero, 2013. (ROMEREPORTS.COM) Para impulsar la Nueva evangelización, un grupo de estudiantes estadounidenses trata de incrementar la presencia de la fe católica en las universidades de todo el mundo.

El grupo se llama FOCUS, cuyas siglas en inglés significan Agrupación de Estudiantes Universitarios Católicos. Fundado en 1998, sus líderes se dieron cuenta de la necesidad de actuar por el declive de la fe católica en los centros universitarios.




FOCUS, un plan para llevar la Nueva evangelización a los universitarios

2013-01-06 13:oo








JEFF RUNYAN 
Director, FOCUS Misiones 
“Casi el 80 por ciento de los católicos entraron en la universidad practicando su fe y dejaron de hacerlo al graduarse”. 

Esto ocurre por diferentes motivos, según los responsables de FOCUS. En el ambiente universitario los estudiantes por primera vez son independientes, y a pesar de sus principios morales originales, esta nueva independencia les puede llevar a cambiar y alejarse de su fe católica

Esta es la razón de ser de FOCUS. El grupo trabaja en 74 universidades y colegios mayores de EEUU y su popularidad se ha extendido rápidamente por todo el mundo. 

 “En las misiones trabajan recién graduados durante dos años en los campus universitarios”. 

Su trabajo en la universidad incluye tanto a católicos universitarios, como a otros estudiantes interesados en conocer la fe. 

Tienen un amplio programa de actividades: retiros, conferencias, grupos para el estudio de la Biblia y tutorías personales. Gracias a la participación en estas actividades, muchos estudiantes recuperan la fe, se convierten y se ha incrementado el número de vocaciones religiosas. 


“Ahí fuera hay hambre de verdad, hemos sido testigos de cómo varias generaciones habían rechazado la verdad en todos los niveles, lo que provocó ansia y depresión; la verdad es un anhelo que hay en el corazón de todos los hombres”. 

Su mensaje ha atraído la atención también fuera de EEUU. El grupo católico proporciona a los estudiantes la oportunidad de trabajar en muchos países

Estas misiones, en línea con la Iglesia, proponen hacer nuevos discípulos de todas las nacionalidades, y ofrecen un papel activo a los estudiantes en la tarea de la Nueva evangelización. 





ALGUNAS PAUTAS PARA LOS GRUPOS 

FOCUS.

FOCUS GROUPS CON ESTUDIANTES ACERCA DE SU 

EVALUACIÓN DE LA FORMACIÓN ÉTICA Y 



SOCIALMENTE RESPONSABLE 



QUE ESTAN RECIBIENDO EN LA UNIVERSIDAD



François Vallaeys





Los estudiantes son, con los docentes y el personal administrativo, el principal grupo de interés (stakeholders) de la Universidad y pueden ser definidos como el alma de la Universidad, su verdadera razón de ser. 



Sin embargo, muchas veces tienen un papel muy limitado, meramente pasivo, dentro de la organización universitaria, como si fueran meros “clientes externos”, que nos interesa captar y seducir para hacer funcionar la casa, pero que de ninguna manera imaginamos asociar a la marcha de la organización universitaria. 

Darles la palabra y sentarse a escucharlos es ya un acto fundamental dentro del enfoque de la Etica para la Responsabilidad Social Universitaria. Con mayor razón si queremos evaluar con ellos la calidad de la formación ética y ciudadana que se les brinda, y concebir con ellos una dinámica de mejora institucional.

Se pueden realizar varios tipos de Focus Groups (1) con estudiantes de las diversas carreras existentes en la Universidad, según el tema que se quiera tocar. 

1. Focus Group con estudiantes sobre la calidad ética de la formación recibida para la Responsabilidad Social y el Desarrollo Humano Sostenible.
 
Preguntas guías:

¿En qué medida siento que mi Universidad me brinda una formaciónética suficiente para ser una persona responsable?

¿En qué medida siento que mi Universidad me prepara para ser un ciudadano participativo y un defensor de la democracia en mi país?

¿En qué medida siento que mi Universidad me motiva para ser solidario contra las injusticias sociales y económicas de mi país? 

Me forma para encarar los problemas de desarrollo de mi país?

¿En qué medida siento que mi Universidad me capacita para ser un ciudadano activo en defensa del medio ambiente y bien informado acerca de los riesgos y alternativas ecológicas al rumbo actual de la sociedad moderna?
                                               
(1) Entendemos el Focus Group (o bien “discusiones grupales focalizadas”) como una discusión abierta entre un grupo de personas especialmente seleccionadas. La discusión, dirigida por un moderador, se centra en un tema específico. El moderador tiene la habilidad de permitir la discusión libre entre los participantes e introducir preguntas que orienten las intervenciones y generen nuevas preguntas o nuevos aspectos de la temática. Los Focus Groups que presentamos son ante todo un espacio-tiempo para reflexionar y discutir juntos sobre temas de ética  y Responsabilidad Social en la Universidad. Pueden permitirnos percibir zonas de resistencias institucionales como también ser fuente de ideas creativas y soluciones innovadoras para los problemas de la vida cotidiana en la Universidad. El Equipo de Gestión Universitario promotor del diagnóstico del Ethos oculto podrá complementar y reorientar las preguntas guías aquí presentadas según su  propio criterio para obtener informaciones valiosas y suscitar un provechoso debate.

2. Focus Group con estudiantes sobre la complejidad de la malla curricular y los métodos de enseñanza participativos

Preguntas guías:
 
¿En qué medida percibo que los diversos cursos que llevo en mi formación están actualizados, y responden a necesidades sociales presentes que puedo percibir en mi entorno y los medios de comunicación?

¿En qué medida siento que mi formación es realmente integral, humana y profesional, y no solo especializada?
¿En qué medida siento que la Universidad y mis docentes hacen un esfuerzo para que mi formación sea más trans, multi e inter disciplinaria que estrictamente especializada?

¿Me parece esto un aspecto importante de mi formación o poco importante? ¿Siento que mis profesores lo valoran?

¿En qué medida me siento activo y partícipe en mi propio proceso de formación, o más bien pasivo y receptor de lo que los docentes conciben y me dan sin consultarme antes? ¿Existen cursos en que el docente se haya puesto de acuerdo con nosotros sus alumnos acerca de qué íbamos a estudiar y cómo?

¿He llevado cuántos cursos en los cuales tengo que participar mucho, decidir autónomamente ciertas iniciativas e investigar por mi propia cuenta? ¿Tengo un buen recuerdo de estos cursos?

En general, ¿me siento actor protagónico de mi formación o más bien receptor pasivo de ella? ¿siento que los docentes me escuchan y toman en cuenta mis opiniones?

En general, ¿siento que mis profesores tienen un trato horizontal conmigo o más bien vertical y distante? ¿Qué tipo de relaciones me gusta más mantener con mis profesores?

¿He llevado cursos bajo la modalidad del Aprendizaje Basado en Proyectos Sociales?

¿He llevado cursos en los cuales tenía un contacto directo con actores sociales fuera del ámbito universitario? ¿He llevado cursos en los cuales tenía que resolver un problema social concreto? 

3. Focus Group con estudiantes sobre su percepción de la vida cotidiana en la Universidad y su Ethos.

Preguntas guías: 

En general, ¿siento que la vida en la Universidad es agradable o no? ¿siento que las personas se respetan entre sí, se comunican fácilmente entre sí? ¿siento que se practican aquí valores éticos y la democracia? ¿Siento que hay más o menos igualdad entre las personas o mucha desigualdad?

En general, ¿me siento respetado y escuchado como ciudadano activo en mi Universidad o no? ¿Tengo la posibilidad de ejercer aquí mis derechos políticos y participar en la vida de la Universidad? ¿en qué ámbito siento que no tengo ningún poder ni influencia posible? ¿Me parece legítima tal limitación?

¿Conozco cuáles son los valores que declara promover mi Universidad? ¿En qué medida siento una coherencia entre los valores que proclama mi Universidad y las prácticas cotidianas de su comunidad?

En mi Universidad, ¿a qué informaciones que me conciernen tengo acceso y a cuáles no? En general, ¿siento que en mi Universidad se practica la transparencia acerca de las informaciones institucionales de interés común o que la regla es más bien el secreto? ¿Me gustaría que mi Universidad sea más transparente en su comunicacióncon los estudiantes? ¿En qué cosa? En general, ¿siento que en mi Universidad se practica el cuidado al medio ambiente o que a nadie le importa? ¿Qué medidas concretas de cuidado del medio ambiente puedo citar que se practican aquí? 

4. Focus Group con estudiantes sobre su percepción del marketing de la Universidad

Preguntas guías: 

¿Recuerdo qué imagen y opinión tenía yo de mi Universidad antes de ingresar en ella?

¿Qué publicidades e informaciones había podido ver y obtener sobre ella antes de ingresar? ¿Ahora esta imagen y opinión ha cambiado? ¿Por qué? Si mi Universidad fuera un animal, ¿cuál sería? ¿Por qué se me viene este animal en mente y no otro?

¿Puedo recordar varios productos de publicidad de mi Universidad (afiches, spots publicitarios, lemas, logos…)? ¿Qué pienso de su estrategia de marketing? ¿Qué valores se promueve en ella? ¿Estoy  de acuerdo con ella? ¿Siento que son estrategias socialmente responsables, o no?

¿Siento que lo que se muestra de mi Universidad en sus campañas publicitarias corresponde a lo que ella realmente es y promueve, o no me parece?

En general, ¿te sientes orgulloso de formarte en esta Universidad? ¿hubieras preferido otra? ¿Por qué? 




Los retos del nuevo Papa: La Nueva evangelización
2013-03-08 14:34:43   



EL PAPA FRANCISCO: 
SÍNODO AL SERVICIO DE LA MISIÓN Y LA COMUNIÓN DE LA IGLESIA Y EXPRESIÓN DE LA COLEGIALIDAD


El Papa ha recibido esta mañana en audiencia a los miembros del XIII Consejo Ordinario de la Secretaría General del Sínodo de los Obispos, reunidos en Roma para ayudar al pontífice en la elección del tema de la próxima Asamblea General Ordinaria de ese organismo.

La XIII asamblea del Sínodo tuvo lugar el pasado mes de octubre en el Vaticano y estuvo dedicada a “La nueva evangelización para la transmisión de la fe”. “Entre estos dos elementos -ha dicho- el Papa hay una estrecha conexión: la transmisión de la fe cristiana es el objetivo de la nueva evangelización y de toda la obra evangelizadora de la Iglesia, que existe, justamente, para ello. La frase “nueva evangelización” resalta, además, la certeza cada vez más clara de que, también en los países de antigua tradición cristiana, es necesario un anuncio renovado del Evangelio que vuelva a llevar a un encuentro con Cristo que transforme realmente la vida y no sea superficial y rutinario. Y esto repercute en la acción pastoral”.

El Obispo de Roma ha citado al respecto las palabras de Pablo VI en su discurso al colegio cardenalicio en 1973: “Las condiciones de la sociedad nos obligan a revisar los métodos, a tratar con todos los medios de estudiar como llevar al hombre de nuestros días el mensaje cristiano con el que solamente puede encontrar la respuesta a sus interrogantes y la fuerza para su compromiso de solidaridad humana”. 

“Quiero alentar a toda la comunidad eclesial -ha añadido el Papa Francisco- a que no tenga miedo de “salir” de ella misma para anunciar, confiando sobre todo en la presencia misericordiosa de Dios que nos guía. Efectivamente, las técnicas son importantes pero ni siquiera la más perfecta de ellas podría sustituir a la acción discreta pero eficaz del actor principal de la evangelización: el Espíritu Santo. Es necesario dejarse conducir por El, aunque nos lleve por caminos nuevos; es necesario dejarse transformar por El para que nuestro anuncio sea siempre el de la palabra acompañada por la sencillez de vida, del espíritu de oración, de la caridad hacia todos, especialmente los pequeños y los pobres; de la humildad y del desapego de sí mismo, de la santidad de vida.”.

El Sínodo de los Obispos “ha sido uno de los frutos del Concilio Vaticano II” y “gracias a Dios, en estos cincuenta años se han sentido los beneficios de esta institución que, de forma permanente, está al servicio de la misión y de la comunión de la Iglesia, como expresión de la colegialidad... 

Abiertos a la gracia del Espíritu Santo, que es el alma de la Iglesia, confiamos en que el Sínodo mejorará todavía más para favorecer el diálogo y la colaboración entre los obispos y entre ellos con el Obispo de Roma”, ha concluido el Santo Padre.


EL PAPA TRANSFIERE LAS COMPETENCIAS DE SEMINARIOS AL CLERO Y CATEQUESIS A NUEVA EVANGELIZACIÓN

2013-01-25 Radio Vaticana


(RV).- Se hicieron públicas este 25 de enero dos Cartas apostólicas de Benedicto XVI, en forma de Motu Proprio, ambas firmadas firmada en Roma el pasado día 16 de este mes de enero.

Se trata de la Fides per doctrinam, con la cual se modifica la Constitución apostólica Pastor bonus y se traslada la competencia sobre la catequesis de la Congregación para el Clero al Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización.

Y de la Carta apostólica titulada Ministrorum institutio, con la cual se modifica la Constitución apostólica Pastor bonusy se traslada la competencia sobre los seminarios de la Congregación para la Educación Católica a la Congregación para el Clero.





MOTU PROPRIO:

FIDES PER DOCTRINAM


09175_11102012



ARTÍCULO PARA LA PROMULGACIÓN DEL MOTU PROPRIO "FIDES PER DOCTRINAM"

de S.E.R. Mons. Rino Fisichella

En la homilía de la misa inaugural del reciente Sínodo, Benedicto XVI afirmaba que la nueva evangelización debe entrar en tal modo en la pastoral ordinaria que permita reavivar en cada bautizado la conciencia de ser portador del Evangelio. 

Para que esto suceda, es necesaria una formación seria y sistemática, capaz de conjugar la fe con la vida cotidiana. Solo en esta unidad, en efecto, llega a ser posible dar razón de la fe y de sus contenidos. Concluyendo el Sínodo, con la previdencia que lo caracteriza, el Santo Padre ha anunciado el paso de la competencia sobre la catequesis de la Congregación para el Clero al Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización. 

El Motu proprio que hoy se presenta, Fides per doctrinam, aclara y justifica los motivos de esta decisión. No se trata simplemente de una cuestión formal. Más bien, este reajuste se inserta en la concreta acción pastoral que, gradualmente, el papa Benedicto está delineando para la Iglesia en los próximos decenios. Hacer más orgánica la relación entre la catequesis y la nueva evangelización permite, ante todo, consolidar el camino que el concilio Vaticano II ha querido expresar en modo innovador para las diversas etapas de la misión de la Iglesia en su tarea de evangelizar. 

Al mismo tiempo, ofrece al proyecto de la nueva evangelización un instrumento altamente calificado para aclarar mayormente el camino que ella está llamada a recorrer. Junto a la profesión de fe, a la vida litúrgica y al testimonio, la catequesis se presenta como un momento obligatorio para sostener la fe y para ofrecerle a todas las dimensiones de la vida cristiana su adecuado espesor cultural.

Creer no equivale a adherir a fábulas o a mitos del pasado, sino a prestar el propio asentimiento a la verdad de la revelación que se actúa y completa en Jesucristo, el Hijo de Dios. Por esto el conocimiento de los contenidos de la fe es basilar, necesario, y su redescubrimiento urgente para el proceso de la nueva evangelización.

En el curso de los años, la enseñanza conciliar ha logrado imprimir un verdadero impulso renovador a la catequesis. La labor de renovación de los textos de catequesis es un dato objetivo y el esfuerzo pastoral por la formación de los catequistas sigue revistiendo, no obstante muchas dificultades, gran importancia. 

La exigencia de transmitir la fe impele a hacer de la catequesis un momento privilegiado de la formación; así se evita incurrir en formas de discontinuidad que pondrían en seria crisis la misma fe.

La publicación del Catecismo de la Iglesia Católica, del cual celebramos el vigésimo aniversario, es el signo más evidente de esta conciencia que sigue emergiendo en la vida de la comunidad cristiana. 

La catequesis no es un momento extraño ni marginal en la pastoral, al contrario, la exigencia de la formación permanente de los creyentes requiere  ir más allá de una catequesis limitada únicamente a la esfera de la recepción de los sacramentos de iniciación cristiana. Ser educado en la fe, en efecto, es un derecho que todo creyente debe redescubrir para construir la propia identidad y llegar a un conocimiento cada vez más profundo del misterio en el que cree. 

La nueva evangelización se enfrenta a escenarios hasta ahora desconocidos. Ella debe dialogar con un destinatario cada vez más inmerso en una cultura científica y tecnológica. Es por esto que la preparación de los cristianos debe ser adecuada. 

Por tanto, una de las prospectivas a la cual deberá dedicarse la nueva evangelización será, necesariamente, hacer todos los esfuerzos posibles para que se comprenda cuán necesaria es la catequesis para una vida de fe coherente. 

El analfabetismo religioso, que se cuenta entre las causas de la crisis de fe y es padecido por muchos cristianos, puede ser fácilmente superado. Para que esto suceda, es preciso que la pastoral invierta en la catequesis y en la instrucción cristiana. “Iluminar la mente y el corazón de los creyentes”, como se lee en Fides per doctrinam, es condición esencial para hacer de los cristianos testigos fieles y valientes del Resucitado.

 S.E.R. Mons. Rino Fisichella
(Presidente del Pontificio Consejo
para la Promoción de la Nueva Evangelización)

Hay necesidad de cristianos que hagan visible al hombre de hoy la misericordia divina: al Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización



2013-10-14 Radio Vaticana

(RV).- (Audio) https://es.radiovaticana.va/global_images/mp3_icon.gif A mediodía el Pontífice recibió en la Sala Clementina del Palacio Apostólico a los participantes a la Plenaria del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización.

En su discurso, el Papa les agradeció el servicio realizado por el dicasterio en este Año de la Fe y les recordó que “Nueva evangelización” significa despertar en los corazones y las mentes de nuestros contemporáneos la vida de la fe. “La fe es un don de Dios, pero es importante que los cristianos mostremos, de un modo concreto, cómo vivir la fe, a través del amor, la armonía, la alegría, el sufrimiento, porque esto plantea preguntas. Son interrogativos que conducen al corazón de la evangelización, que es el testimonio de la fe y de la caridad. Lo que necesitamos, sobre todo, en estos tiempos, son testigos creíbles, que con la vida y también con la palabra hagan visible el Evangelio.

Muchas personas se han alejado de la Iglesia. Y es equivocado echar la culpa a unos o a otros, en efecto, no es apropiado hablar de culpas. Hay responsabilidades en la historia de la Iglesia y de su gente, hay en ciertas ideologías y también en los individuos. Como hijos de la Iglesia, debemos continuar por el camino del Concilio Vaticano II, desnudarnos de las cosas inútiles y perjudiciales, de falsos valores mundanos que gravan la Iglesia y dañan su verdadero rostro.

Cada bautizado -ha dicho el Papa- es un “cristóforo”, un portador de Cristo, y no puede tener para él esta experiencia: ha de compartirla, ha de llevar Jesús a los otros.

Hay necesidad de cristianos que hagan visible al hombre de hoy la misericordia de Dios, su compasión por todas las criaturas. Todos sabemos que la crisis de la humanidad contemporánea no es superficial, sino profunda. Por esta razón, la nueva evangelización, mientras nos llama a tener el valor de ir contra corriente, de con-vertirnos de los ídolos al Dios único y verdadero, utiliza el lenguaje de la misericordia, compuesto de gestos y actitudes más que de palabras.

La nueva evangelización, ha proseguido Francisco, es un movimiento renovado para quien ha perdido la fe y el sentido profundo de la vida. Y dentro de este movimiento todo cristiano está llamado a ir al encuentro de los demás.

Nadie está excluido de la esperanza de vida, del amor de Dios. La Iglesia es enviada, a todas partes, para despertar esta esperanza, especialmente donde está obstaculizada por condiciones de vida difíciles, a veces, inhumanas, donde la esperanza no respira, se asfixia. Necesitamos el oxígeno del Evangelio, el soplo del Espíritu de Cristo resucitado, que vuelva a encender los corazones. 

La Iglesia es la casa donde las puertas están siempre abiertas, no sólo porque todo el mundo puede encontrar aceptación y respirar amor y la esperanza, sino también porque podemos salir y llevar este amor y la esperanza. El Espíritu Santo nos insta a dar un paso fuera de nuestra casa y nos guía hasta las periferias de la humanidad.

ER RV



Carta del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización convocando “24 horas para el Señor”
  

nueva evang

Vaticano, 24 de febrero de 2014
Prot. N. NE/207/2014/P

Excelencia Reverendísima:

Una de la tareas de la Nueva Evangelización es ayudar a recuperar la importancia del sacramento de la Penitencia. Por esto queremos que se valore al máximo la Cuaresma como un tiempo particularmente propicio para vivir la evangelización a la luz de este sacramento. De aquí nace la propuesta “24 horas para el Señor“.

Se busca que a partir de las 5:00 p.m. del próximo viernes 28 de marzo, y por veinticuatro horas, al menos una iglesia en cada diócesis pueda permanecer abierta, en modo de permitir a quienes lo deseen la confesión sacramental y un momento de adoración eucarística. Siendo que esta iniciativa debe ser preparada pastoralmente dentro de poco estará disponible en un sitio web de este Pontificio Consejo (www.novaevangelizatio.va), actualmente en construcción, un subsidio pastoral que podrá ser útil a las distintas parroquias y comunidades en la animación de esta jornada.

En Roma la iniciativa estará encabezada por el Papa Francisco, quien presidirá ese día una celebración penitencial en la Basílica de San Pedro. Una vez terminada, varias iglesias del centro histórico permanecerán abiertas para acoger a cuentos deseen encontrar al Señor en el sacramento de la Penitencia y experimentar su misericordia. Las confesiones y la adoración eucarística continuarán hasta las 4:00 p.m. del sábado 29 de marzo y concluirán a las 5:00 p.m. con la celebración de las Primeras Vísperas del domingo de Laetare en la Iglesia del Espíritu Santo en Sassia, santuario romano de la Divina Misericordia.

La propuesta se dirige a toda la Iglesia con la intención de poder crear una feliz tradición que se confirme cada año en los días inmediatamente anteriores al IV Domingo de Cuaresma. Esperamos que también su diócesis pueda unirse, de acuerdo con las propias posibilidades, a este importante momento para la vida de la Iglesia.

Confiando en que la propuesta encontrará gran acogida y una adecuada difusión en todas las comunidades cristianas, aprovechando la ocasión para saludarlo cordialmente en el Señor.


† Rino Fisichella



JMP+

















No hay comentarios:

Publicar un comentario