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jueves, 21 de julio de 2016

"UNA FECHA PARA NO OLVIDAR" (24-09-1976). DECLARACIÓN DEL EPISCOPADO. NUESTRA OPINIÓN. LA NECESARIA CONCORDIA ENTRE LOS ARGENTINOS.



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ANTE LA NECESARIA RECONCILIACIÓN Y CONCORDIA DE LOS ARGENTINOS.

El 14/15 de marzo ppdo., la Comisión Permanente de la CEA  luego de concluir la 173° reunión  dió a conocer la declaración "Una fecha para no olvidar" cuyo texto completo transcribimos a continuación:


Una fecha para no olvidar

                        


El próximo 24 de marzo se cumplen cuarenta años de la ruptura del orden constitucional y del estado de derecho. Un hecho que nunca más se debe repetir ni podemos olvidar.

Era un momento complejo y difícil para toda la sociedad. Argentina vivía una escalada de violencia que culminó en el terrorismo de estado, protagonista de crímenes de diversa índole, entre ellos: la tortura, el asesinato, la desaparición de personas y el secuestro de niños.

Los argentinos no podemos dejar de preguntarnos cómo se pudo llegar al período más oscuro de nuestra historia. Sus consecuencias de enfrentamientos, dolor y muerte aún permanecen y se nos presentan como un pasado que tenemos que afrontar y sanar.

La vuelta a la democracia marcó el inicio de un camino de verdad, de justicia y de encuentro entre todos, que urge seguir transitando, para alcanzar la concordia y la amistad social.

El reconocimiento del valor de la vida, de la dignidad y de los derechos inalienables de la persona constituye la base indispensable de toda convivencia humana y del destino feliz de un pueblo.

La memoria del 24 de marzo, este año, coincide con la celebración del Jueves santo, día de dolor y de traición, pero también día en que Jesús manifestó su amor hasta el fin entregando la vida por nosotros. En su Sangre hemos sido reconciliados. “Cristo es nuestra paz” (Ef 2,14) y el fundamento de una esperanza que nos impulsa a construir una sociedad auténticamente humana.

Su ejemplo nos ayuda a cicatrizar nuestras heridas en la verdad, el arrepentimiento, la reparación en justicia y el anhelo de alcanzar misericordia.

173º reunión de la Comisión Permanente
de  reunión la Conferencia Episcopal Argentina
Buenos Aires, 14 y 15 de marzo de 2016
________________________________________


1. NUESTRA VISIÓN DE LOS HECHOS




 









Trás las recientes elecciones generales que concluyeron con la llegada al gobierno -por elecciones libres y democráticas- de Mauricio Macri -resultado del acuerdo con otras corrientes políticas: UCR, Coalición Cívica-, incíamos una nueva etapa de vida de democracia. Esto indudablemente constituye un hecho de suma importancia toda vez que significa un bien para todos los argentinos.

El retorno al estado de derecho, al respeto de la Constitución Nacional, la división de poderes, el respeto de la justicia, y, los derechos inalienables de la persona, que ciertamente habían sido flagrantemente cercenados por el régimen de los K, sobre todo, en el gobierno de CFK, significa nada más y nada menos que el haber recuperado el modo normal de nuestra forma de  convivencia política.

De los hechos de corrupción y los delitos cometidos en contra de la sociedad toda tendrán que responder tal como lo establece nuestra Constitución Nacional. Nunca más a la impunidad.

Los responsables gobernantes tienen que "cumplir con la ley y hacerla cumplir". Lo contrario sería constituirse en sujetos activos del delito y susceptibles de serles aplicado todo el rigor de la ley.

Para que la democracia continúe afirmándose en sus verdaderos fundamentos es imprescindible iluminar con total claridad los caminos que conducen a ella y toda vez que ella hunde sus raíces  en el respeto de la dignidad de la persona humana.

2. CÓMO ACTÚO Y SE MANIFESTÓ EL EPISCOPADO A LARGO DE ESTOS AÑOS

Ciertamente, a lo largo de la historia de estos últimos años el Episcopado argentino actúo y se manifestó de distintas maneras para contribuir, desde de su concepción de los hechos, a restablecer el estado de derecho.

Prueba de ello lo constituyen los documentos importantes como: "Iglesia y Comunidad Nacional", "Camino de Reconciliación". "Principios de orientación cívica para los cristianos", "Dios, el hombre y la conciencia"  en los que la Iglesia ha buscado constantemente promover el   diálogo, entre los distintos sectores de la sociedad argentina y  la necesaria  reconciliación y unidad de los argentinos..

Ahora bien, del contenido de la reciente declaración  del Episcopado "Una fecha para no olvidar", -14/15/05/2016- se desprende que lo que han creído fundamental los obispos ha sido comunicar a  la sociedad argentina  "la necesidad de "cicratizar nuestras heridas, en la verdad, el arrepentimiento, la reparación en justicia y el anhelo de alcanzar misericordia".

Si hacemos un análisis del texto surge una primera reflexión que considero esencial para lograr la tan querida "reconciliación y concordia de los argentinos.

En efecto, a mi juicio diría que hoy y aquí se hace casi un deber ver la realidad con una mirada profunda desde lo más íntimo y con la mayor autenticidad y transparencia posible para poder avanzar en esa dirección.

Plantear los objetivos en los términos que lo manifiesta la Comisión Permanente es cercenar los hechos. Me explico: cuando se hace referencia a las causas del por qué de lo sucedido dice que: "los argentinos no podemos dejar de preguntarnos cómo se pudo llegar al período más oscuro de nuestra historia". En el párrafo anterior hace mención a lo que se vivía en esos momentos sosteniendo: "Era un momento complejo y difícil para toda la sociedad. Argentina vivía una escalada de violencia que culminó en el terrorismo de estado, protagonista de crímenes de diversa índole, entre ellos: la tortura, el asesinato, la desaparición de personas y el secuestro de niños". 

Si se quiere construir  una comunidad nacional no es precisamente olvidando, cercenando o disimulando la verdad irrefutable de los hechos tal como los vivimos quienes fuimos testigos de los hechos al igual que los Obispos que suscriben la declaración bajo la Presidencia de Mons.  Arancedo.



Mons.José María Arancedo 

En efecto, los obispos cuando hablan del por qué y  las causas del horror que vivimos todos lo argentinos dicen: "Argentina vivía una escalada de violencia". Este enfoque no sólo es poco claro, se presta a distintas interpretaciones, y lo que sí, es grave, omite hacer referencia expresa al ataque de los subversivos-terroristas que sufría, con una crueldad inusitada, la sociedad argentina toda.

Por qué, acaso  los atentados individuales, los atentados con explosivos,  los secuestros, las cárceles del pueblo, los atentados indiscriminados en los que caían  niños, y civiles no fueron delitos de lesa humanidad?. No constituían un ataque a toda la sociedad argentina?. No se veían seriamente conculcados los derechos humanos?.

En cambio, cuando se hace referencia a los efectos que causaron estos hechos dicen que esa "escalada de violencia que vivíamos los argentinos" culminó en el terrorismo de estado, protagonista de crímenes de diversa índole, entre ellos: la tortura, el asesinato, la desaparición de personas y el secuestro de niños". 

Con esta interpretación que hacen en esta declaración los obispos difícilmente se alcanzará la tan preciada "reconciliación y concordia de la Nación Argentina.

Ciertamente, difiere de lo sostenido por el Episcopado en aquellas  horas difíciles para la vida institucional del país. En ese orden de ideas, "condenó la subversión que amenazaba con destruir los valores esenciales de nuestra nacionalidad, señaló la moralidad de la justa defensa interna de nuestra Patria y reprobó ante las autoridades correspondientes y la opinión pública no solo los excesos, sino también el sistema ilegítimo de represión".

Su magisterio y su actuación en tal sentido han sido recopilados en una publicación titulada "Documentos del Episcopado Argentino 1965-1981", que constituye un testimonio evidente de la presencia de la Iglesia en esos años y que ofrecemos hoy una vez más a la reflexión serena de nuestros conciudadanos.

El Episcopado argentino pudo no acertar en todo lo que dijo e hizo. Los obispos -dicen- somos hombres limitados, pero podemos afirmar que siempre procuramos obrar y hablar de acuerdo a los dictados de nuestra conciencia de pastores.(Cfr. "Democracia, responsabilidad y esperanza" 17-04-1984).

Pienso que todos deberíamos volver a leer y releer el documento del Episcopado "Iglesia y Comunidad Nacional" toda vez que nos ayudará a esclarecer los hechos, comprenderlos, y, en consecuencia, seguir adelante en orden a lograr la tan preciada concordia y reconciliación de los argentinos.

3. DE LA NECESIDAD DE RELEER "IGLESIA Y COMUNIDAD NACIONAL" (1981




Por tal razón se transcriben a continuación algunos puntos del Documento que nos permitirán ver cuál era el pensamiento de los obispos con relación a esta etapa de la historia argentina que tanto sufrimiento y muerte infligió a los argentinos tanto de un bando como del otro.

33. El mal de la violencia no es extraño a nuestra historia. Se hizo presente en diversas épocas políticas, pero nunca en forma tan destructora e inhumana como en estos últimos años.

La violencia guerrillera enlutó a la patria. Son demasiadas las heridas infligidas por ella y sus consecuencias aún perduran en el cuerpo de la Nación. Y, así como es dificultoso dar un diagnóstico de sus causas, no es menos difícil acertar con una verdadera terapia que cure sus efectos.

Resulta imprescindible el discernimiento sobre las fuentes que la alimentaron, tanto en orden interno como externo, para evitar su resurgimiento, con su consecuente caudal de muerte, atropello e injusticia.

Distorsiones ideológicas, principalmente las de origen marxista, desigualdades sociales, economías afligentes, atropellos a la dignidad humana, serán siempre, en cualquier parte del mundo, caldo de cultivo para extremismos, luchas y violencias.

También se debe discernir entre la justificación de la lucha contra la guerrilla, y la de los métodos empleados en esa lucha.

La represión ilegítima también enlutó a la patria.

Si bien en caso de emergencia pueden verse restringidos los derechos humanos, éstos jamás caducan y es misión de la autoridad,reconociendo el fundamento de todo derecho, no escatimar esfuerzos para devolverles la plena vigencia.

No es confiando en que el tiempo trae el olvido y el remedio de los males como podemos pensar y realizar ya el destino y el futuro de nuestra patria. 

34. Porque se hace urgente la reconciliación argentina, queremos afirmar que ella se edifica sólo sobre la verdad, la justicia y al libertad, impregnadas en la misericordia y en el amor.

35. Presupuesta la necesidad de la reconciliación de los argentinos por lo menos como intención de los gobernantes y del pueblo, será necesario ponernos de acuerdo en aceptar un estado de derecho, que el país juró hace más de un siglo, dentro de una República federal y representativa.

Desde hace cincuenta años, casi no se ha logrado un gobierno constitucional estable. Muchos son los que investigan las causas de la inestabilidad institucional argentina. Algunos creen que la antinomia que separaba a federales de unitarios sigue vigente aún hoy. Otros, desconfiando de la democracia, pretenden que sólo gobiernos autocráticos ejercidos por una élite iluminada, por las Fuerzas Armadas, un líder o el proletariado, son la solución a la inestabilidad.

Lo que parece claro es que la Argentina sufre una crisis de autoridad, crisis del estado de derecho, porque no hay voluntad de someterse al imperio de la ley justa y de la autoridad legítimamente constituida, tal vez porque se ha desarraigado la autoridad legítimamente constituida, tal vez porque se ha desarraigado la autoridad de su origen último, que es Dios. 

Se ha olvidado que el acatamiento que se debe a la ley, obliga por igual a todos, a quienes poseen la fuerza política, económica, militar, social, como a los que nada poseen.

36. Se entiende que por ser la reconciliación obra de la caridad y también de la libertad, esta debe restituirse en el pleno ejercicio de los derechos ciudadanos. Así en el diálogo fecundo entre todos los sectores de la patria, podrá encontrarse el modo de convivencia que respete nuestra cultura.

La reconciliación se fundamenta en la caridad y se ejercita en la libertad, pero sólo puede ser perdurable si se edifica sobre al justicia. La afectan ciertamente algunos problemas que en el presente acucian a nuestro pueblo, quien nos los trae a menudo a nosotros, sus pastores, haciéndonos partícipes de sus penas y preocupaciones.

37. Nos permitimos señalar algunos:
-En el campo económico, aparecen las dificultades cada vez mayores que encuentra nuestro pueblo para satisfacer sus necesidades vitales, alimentación, vivienda digna, salud, educación.

-Es preocupante el modo como se cuestionan, a veces mediante los medios de comunicación masivos, los valores más hondos de nuestra identidad cultural (familia, respeto a la vida, honestidad y responsabilidad en el trabajo, etc).

-Y de un modo especial, la situación angustiosa de los familiares de los desaparecidos, de la cual ya nos hicimos eco desde nuestro documento de mayo de 1977, y cuya preocupación hoy reiteramos; así como también el problema de los que siguen detenidos sin proceso o después de haber cumplido sus condenas, a disposición indefinida del Poder Ejecutivo nacional. Esta mención no significa que olvidemos el dolor de las víctimas del terrorismo y la subversión. A ellos llegue también nuestra palabra de consuelo y comprensión.

Más adelante al hacer mención a la "normalización de la vida política sostiene:


4) Normalización de la vida política

132. Una situación de emergencia nacional puede ocasionar, por razón del bien común, la necesidad de un estado de excepción del régimen político normal. En tal caso, justificadamente, es afectado el ejercicio de algunos derechos humanos. Ante las circunstancias de hechos, como decíamos en otra ocasión, “no podemos pretender razonablemente un goce del bien común y un ejercicio pleno de los derechos, como en época de abundancia y paz”.66

133.  Sin embargo, los responsables de la autoridad no pueden justificar, virtud del estado de excepción, un proceder que no se ajustara a elementales criterios éticos, individuales o sociales. Entre dichos criterios se encuentran los siguientes:

134. a) nunca el bien común puede permitir la supresión sino tan sólo la restricción del ejercicio de algunos derechos humanos.(67).  Como recuerda la enseñanza de la Iglesia y acaba de repetirlo Juan Pablo II: “Aun en situaciones excepcionales, que pueden surgir a veces, no se puede jamás justificar violación alguna de la dignidad fundamental de la persona humana o de los derechos básicos que salvaguardan su dignidad.”68

135.  b) No todos los medios se justifican. Ni el estado de excepción o aun de guerra interna, ni motivos de eficacia militar o de seguridad interna o externa, pueden ser invocados para herir esos mismos derechos. La teoría de la llamada “guerra sucia” no puede suspender normas éticas fundamentales que nos obligan a un mínimo respeto del hombre, incluido el enemigo. Los responsables de la noble autoridad del Estado, que tiene la obligación de defender la sociedad, aun con el uso de la fuerza, cuando fuere necesario, no pueden valerse de los mismos métodos irracionales de que se vale la violencia subversiva, dejándose así atrapar, de hecho, por la práctica o la teoría de la ideología de la violencia. “Cualquier conflicto que surja entre las exigencias de la seguridad y las de los derechos fundamentales de los ciudadanos debe ser resuelto de acuerdo con el principio fundamental –defendido siempre por la Iglesia- de que una organización social existe sólo para el servicio del hombre y para la protección de su dignidad, y que no puede pretender servir al bien común cuando los derechos humanos no quedan salvaguardados.”69

136.  c) El Estado de excepción o de emergencia, por su propia naturaleza transitorio, no puede prolongarse indefinidamente, dejaría así de ser estado de excepción para institucionalizarse. Por ello ha de cesar, una vez cumplidas las finalidades de reestablecer el orden subvertido. “Allí donde por razones de bien común se restrinja temporariamente el ejercicio de los derechos, reestablézcase la libertad cuanto antes una vez que hayan cambiado las circunstancias.”70
Ello mismo urge una debida preparación y reflexión de todos, que asegure una madura decisión política en el momento oportuno.

137.  d) El país ha sido ya informado de que la subversión violenta fue vencida. Con todo el pueblo argentino, nos complacemos de que haya quedado desterrada así una práctica que no ha llegado a seducir a nuestros trabajadores ni a sus organizaciones, y que las Fuerzas Armadas han logrado dominar.

El conato e intención de acudir a renovar las prácticas del terrorismo impedirían la normalización de la vida pública del país, tendiendo a su destrucción, alargando entonces el tiempo de un estado de excepción.

En nombre del evangelio y de la razón, reiteramos nuestra condena más firme a quienes busquen establecer un pretendido orden sacrificando la norma ética que nos impone el respeto a las personas y a la vida, en aras de una supuesta clarividencia política o de una ideología inhumana y antiargentina.




66. Episcopado Argentino, Documento de mayo de 1976
67. Cfr. Constitución pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual, N° 75
68. Cfr. Juan Pablo II, Discurso al presidente de Filipinas, 17 de febrero de 1981
69. Ibidem, N° 5
70 Constitución pastoral sobre la iglesia en el mundo actual, N° 75.

4. UNA GUERRA NO CONVENCIONAL

De todo lo expresado hasta aquí resulta conveniente, también, destacar que nadie puede discutir que en ése momento de la historia argentina hubo una guerra -cualquiera sea la denominación que se aplique hubo una "guerra"-.

Lo que sí es preciso señalar que no fué una guerra convencional en la que quedan perfectamente definidos las partes involucradas en el conflicto. 

En este caso hubo una guerra en la que resultó agredida la sociedad argentina toda.

Quiénes fueron los agresores -aquí un punto clave para entender lo sucedido-, no estaban individualizados (sí las organizaciones a las que pertenecían) . Actuaban en la oscuridad e infiltrándose en todos los sectores de la sociedad, incluso dentro de los miembros de una familia, incluso de los mismos militares. 

La subversión terrorista marxista-lennista troskista que todos los argentinos debimos soportar durante esos largos e interminables años, se valió de todos los medios -el fin justifica los medios- para tratar de imponer a los argentinos un denominado socialismo nacional.

Los terrorista cometieron miles de hechos. Atacaban en cualquier momento, en cualquier lugar y a cualquier persona que fuera un blanco que diera réditos a la organización, sobre todo a los integrantes de las fuerzas armadas y de seguridad. Su metodología fue causar el terror, crear un estado de cosas dónde nadie sabe quién es quién. Donde cuando se sale de la casa  no se sabe  si se regresará.

Los atentados individuales, atentados con explosivos, secuestros, cárceles del pueblo, acciones comandos que causaron cientos de muertos y mutilados no fueron cometidos por los terroristas yihadistas que hoy atacan con una crueldad inusitada a toda Europa,  fueron ejecutados por los hoy denominados "jóvenes idealistas", en aras de lograr  la toma del poder, para imponer a los argentinos, como dijimos, un sistema de vida totalmente ajeno a lo que es una convivencia política normal.

La enumeración de los principales hechos cometidos por las bandas delictivas terroristas -especialmente el ERP, los Montoneros, la FAL, se encuentran detalladas en el blog "In memoriam de los muertos y mutilados por la subversión terrorista".

Con relación a los militares que tuvieron que asumir la denominada "represión" vale la pena recordar que actuaron en virtud del decreto 275/76 que ordenó el "aniquilamiento" de los terroristas que asolaban al país.("decreto de aniquilamiento", que llevó el número 261/75, fechado el 5 de febrero de 1975, por el cual ordenó al Ejército Argentino intervenir y "aniquilar el accionar de los elementos subversivos que actuaban en la Provincia de Tucumán").  

Estos militares cumplieron con esa orden y encararon la acción contra todos los elementos subversivos.

Ciertamente, si hubo excesos y comisión de delitos, corresponde a la justicia su debido juzgamiento y condena. Por otro lado, los jefes militares asumieron la responsabilidad por todos los excesos y delitos que pudieran haberse cometido en el cumplimiento de este objetivo.

Cabe recordar que las juntas militares fueron juzgadas, condenadas y degradadas de sus cargos.

Luego se sancionan las leyes de obediencia debida, punto final e indulto -alcanzando tanto a los jefes militares como a los subversivos-terroristas.

Posteriormente, cuando accede al poder Néstor K se dejan sin efecto estas leyes y se juzgan y encarcelan a los restantes militares no alcanzados por el juicio de la juntas y se los vuelve a encarcelar a los jefes que ya habían sido juzgados e indultados justificando esta medida en que habían cometido delitos de lesa humanidad y por tanto, imprescriptibles, y, que atento a la peligrosidad debían cumplirlo en una cárcel común -Marcos Paz- aún cuando se trataba de personas mayores de 75 años alcanzados por la ley que dispone el arresto domiciliario. Hoy muchos tienen más de 80 años se encuentran enfermos con falta de asistencia médica adecuada librados a su suerte. 

Distinta suerte corrieron los subversivos terroristas que continúan gozando de la buena vida en libertad tal el caso, por ejemplo, de Firmenich -hoy en España- y de otros que han ocupado altos cargos durante los 12 años del régimen de los K. Además, cabe consignar que las familias de los subversivos-terroristas  muertos o desaparecidos  fueron indemnizadas.

Indudablemente de esta forma resulta prácticamente imposible lograr la concordia y la reconciliación de los argentinos.


Jorge Rafael Videla  

En el caso concreto del general J.R. Videla -muerto en forma dudosa en el penal de Marcos Paz- unos días antes de su deceso y afectado por fuerte dolores, a raíz de una caída que había sufrido en el baño del penal, tuvo que concurrir a un comparendo para ser sometido a un interrogatorio por su responsabilidades en el denominado Plan Cóndor.  Resultan esclarecedoras las declaraciones que manifestó por ante el tribunal que lo juzgaba y constan en el video siguiente. 




5. BARACK OBAMA VISITA ARGENTINA.

Luego de concluir su viaje histórico a Cuba y sentar bases sólidas para restablecer plenamente las relaciones de ambos países, se embarcó en su avión rumbo a la Argentina.

El programa para sus días en la Argentina fue perfectamente diagramado. Lo cierto que en suma se sentaron base sólidas para acrecentar las relaciones comerciales entre la Argentina y EE.UU.
toda vez que el resultado del del intercambio entre ambos resulta amplíamente desfavorable para nuestro país.

En este cronograma de actividades el Presidente Obama tenía previsto realizar una visita juntamente con el Presidente Macri al Parque  de la Memoria y formular una declaración en conjunto.

En efecto, trás recorrer el predio -Parque de la Memoria- Obama y Macri  brindaron un breve discurso en el que coincidieron en el reclamo de "Nunca más".

Obama destacó la labor de los familiares de las víctimas de la última dictadura e la búsqueda de "verdad y justicia".(le faltó agregar "ni olvido ni perdón juicio y castigo = lema de la Madres y Abuelas de Plaza de Mayo)

"Ustedes han liderado los increíbles esfuerzos para que se responsabilicen a aquellos que perpetraron esos crímenes. 

Ustedes son los que harán que el pasado se recuerde y se cumpla con la promesa de "Nunca más"."Sé que existen polémicas sobre las política de Estados Unidos en esos días oscuros". 

"Las democracias deben tener el valor de reconocer cuando no se está a la altura de los ideales, cuando hemos tardado en defender los derechos humanos; eso fue el caso de Argentina".

Asimismo, Obama destacó que "su administración accedió al pedido del Gobierno de Macri para que EE.UU. desclasifique los archivos militares y de inteligencia de la época de la dictadura". 

Cabe consignar que Las Abuelas de Plaza de -Estela de Carlotto- y las Madres - Hebe de Bonafini- no concurrieron al acto.

Harán su propio acto, en la Plaza de Mayo, donde difundirán un documento.(se transcribe más abajo el texto completo).

Por su parte Macri agradeció a Obama por acompañar a la Argentina en "una fecha tan importante". 

"Hoy se cumplen 40 años del golpe militar que consolidó la época más oscura de nuestra historia. 

Y, como lo propuse el 1 de marzo en el Congreso, hoy es una oportunidad para que los argentinos gritemos juntos "Nunca más a la violencia política institucional". 

De todo lo expresado por ambos mandatarios no surge que hayan hecho una condena del terrorismo que asoló nuestro país durante esos largos años -la época más oscura de nuestra historia, la denominó Macri- cometiendo todo tipo de actos atroces desde secuestros, ejecuciones - general Aramburu- atentados individuales: en el que resultaron muertos alevosamente cientos de militares e integrantes de las fuerzas de seguridad, civiles e incluso niños inocentes; los atentados con explosivos: con las voladuras de casas y dependencia de seguridad; las cárceles del pueblo: agujeros bajo tierra,  donde solo podía entrar un hombre sentado o parado, (acaso puede negarse que esto también era tortura), y donde los mantenían cautivos en el caso de civiles, empresarios, con el objeto de pedir rescates en dólares para sostener a la organización o bien a militares para socavar su integridad, demolerlos física y espiritualmente para luego ejecutarlos.(caso por ejemplo del Mayor.Larrabure (Coronel post mortem) fue secuestrado, torturado y ejecutado. Fue mantenido como rehén 372 días en una "cárcel del pueblo" de 2x1,5 mts. escondida en una mercería atendida por terroristas. Durante el tiempo de su cautiverio los terroristas -encapuchados en todo momento- trataron de doblegar su voluntad con el objeto de que colaborara con la organización. Hombre honesto, valiente, inquebrantable en sus principios, se negó... y ello le costó la vida después de un año de encarcelamiento, torturas, tormentos..finalmente fue ejecutado por sus captores. El informe de los peritos dijo que el coronel fue ahorcado luego de haber sido sometido a torturas. El cadáver fue encontrado en un zanjón próximo a la ruta 178, en Rosario, el 23 de agosto de 1975, su cuerpo pesaba 40 kg. menos; copamientos de cuarteles y tentativas de copamientos (caso del Batallón 601).

Para mantener latente el odio por quienes supieron derrotar aún a costa de entregar la propia vida para derrotar a los terroristas-subversivos, inventaron el relato de los 30000
desaparecidos (ahora los nombran como detenidos-desaparecidos). Cabe preguntarles: por qué no se presentaron sus padres, hermanos y parientes para denunciar la desaparición durante el período que actuó la CONADEP que concluyó con la publicación del  libro "Nunca más". Sería bueno le preguntaran a la periodista Magdalena Ruiz Guiñazú integrante de la citada comisión). Muchos, incluso, se hicieron desaparecer.  

El peligro que se corre al hacer un análisis parcial de los hechos, mirando y condenando los efectos de esta guerra, iniciada por los terroristas marxitas-lennitas y troskistas, esto es, los excesos cometidos por la "represión" -para decirlo en los términos que a ellos les gusta-: la tortura, el asesinato, la desaparición de personas y el secuestro de niños, es que olviden que en ambos países se pueden volver a repetir atentados terroristas -cualquiera sea el color u origen de donde vengan-. Acaso no tienen suficiente pruebas de cómo se plantean las cosas en el momento actual?.

El terrorismo -cualquiera sea su origen o color-  es un hecho abominable que repugna la conciencia  y constituye una amenaza con consecuencias inimaginables para la humanidad toda. 

No pueden ser tolerados y deben  ser expresamente condenados y considerados delitos de "lesa humanidad" y a sus autores aplicarles, sobre todo a los ideologos y a quienes los sostienen económicamente, las más severas penas que se le puedan aplicar. 

Sin un análisis total, sin miedos, sin omisiones mirando y buscando la verdad de los hechos y reconociendo las responsabilidades de los sectores involucrados difícilmente se logrará la reconciliación y la concordia de los argentinos. 






6. ACTO DE LAS MADRES Y ABUELAS DE PLAZA MAYO JUNTO A ORGANIZACIONES QUEBRACHO, LA CÁMPORA, MOVIMIENTO EVITA,ETC. 




<p>Ante una multitud reunida en Plaza de Mayo, Estela de Carlotto lee parte del documento por el 40 aniversario del golpe</p>


En su discurso la titular de Abuelas de Plaza de Mayo criticó duramente al gobierno de Macri, al cumplirse 40 años del golpe militar:"El cambio de gobierno está significando a diario la vulneración de derechos". A 40 años del golpe genocida, nos sentimos nuevamente convocados a defender la democracia. Lamentamos tener una presa política hoy  Milagro Sala, dirigente de la Tupac Amaru. Reclamamos su libertad. Pedimos que el gobierno de Estados Unidos desclasifique los documentos "todos" los archivos de la dictadura.

Finalmente señalaron que "repudiamos enérgicamente los intentos destituyentes a las democracias latinoamericanas y abrazamos al pueblo de Brasil en defensa de la "soberanía popular", dijo también el dirigente Almeida: "Van por Maduro en Venezuela, por Evo (Morales) en Bolivia, por Dilma (Rousseff) y Lula (Da Silva) en Brasil; las corporaciones no tienen fronteras, van por nuestra libertad y nuestros derechos;  criticó los despidos y el acuerdo por la deuda del actual gobierno nacional, "sin derechos no hay democracia".











Moreno. El ex secretario de Comercio, en el colectivo de Abuelas junto a Hebe de Bonafini. (Twitter)


El documento completo de los organismos de DDHH leído en la Plaza de Mayo







Por Abuelas de Plaza de Mayo, Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas e H.I.J.O.S. Capital
A 40 años del golpe genocida, que le causó tanto daño a nuestro pueblo, con miles de asesinados, detenidos-desaparecidos, presas y presos políticos, exiliados, con un pueblo hundido en la pobreza, sin justicia social y con mucho miedo, estamos en esta Plaza de Mayo para reivindicar las luchas de los 30.000.
Son 40 años de aquel 24 de marzo de 1976, cuando los genocidas ocuparon la Casa Rosada para decidir sobre la vida y la muerte. Con el terror sistemático como método, buscaron imponer un plan económico, político, social y cultural de hambre y exclusión con la receta escrita por los grupos económicos, el Gobierno de Estados Unidos, la cúpula de la Iglesia y con la participación de la corporación judicial.
Con la Doctrina de Seguridad Nacional, intentaron instalar la idea de un enemigo interno, formando a las Fuerzas Armadas con la Escuela de las Américas para masacrar al pueblo. Nos llenaron al país de miedo. El "no te metás" era la línea editorial de los medios como Clarín, La Nación y tantos otros que fueron partícipes de los delitos de lesa humanidad. Colmaron las hojas de sus diarios mintiendo sobre el terrorismo de Estado, acusando a los militantes de asesinos, mostrando como enfrentamientos los crímenes, escribiendo los argumentos de la "teoría de los dos demonios", ejerciendo la acción psicológica del terror desde la tinta y el papel, acusando a los sobrevivientes que denunciaban a la dictadura en el exterior de hacer una campaña "antiargentina".
40 años después, beneficiados por la impunidad, esos medios siguen haciendo lo mismo: hablan de "grasa militante" y de "ñoquis", apuntando contra trabajadores y organizaciones políticas, porque les molesta que la juventud se organice, luche, sea solidaria y comprometida.
Son 40 años de lucha, memoria y militancia. 40 años buscando a nuestros seres amados. Empezamos este camino en mucha soledad, con persecución y represión. Las primeras Madres de Plaza de Mayo fueron detenidas‑desaparecidas en la ESMA y arrojadas en los vuelos de la muerte. De ahí venimos, de lo difícil, del dolor, pero también del amor por nuestros hijos, hijas, hermanos, hermanas, padres, madres y esos miles de militantes que se organizaron y lucharon por un país grande, justo y libre. Eligieron la política como herramienta y se unieron en organizaciones sociales, políticas, sindicales, estudiantiles, como la UES, Montoneros, ERP, FAP, los Sacerdotes por el Tercer Mundo, FAL, Vanguardia Comunista y tantas otras. Lucharon en los ingenios azucareros, las Ligas Agrarias, el Cordobazo y el Rosariazo, los Astilleros y las comisiones obreras de las fábricas.
Esa militancia nos da orgullo, como la nuestra y la de todos los compañeros y compañeras que luchamos para que la patria sea cada vez más grande. Los que están molestos con nuestra militancia, nos estigmatizan; pero cada victoria nos confirma que estamos en el camino correcto. Por eso, queremos homenajear hoy también a todos los compañeros y compañeras integrantes de los organismos de derechos humanos y sobrevivientes que han sido parte de esta lucha y hoy no están físicamente. Por ellos y ellas también gritamos ¡Presentes!
Hoy estamos en esta Plaza con el miedo nuevamente entre nosotros. Porque semanas atrás fue baleado un local partidario y dos militantes fueron heridas; porque semanas antes Gendarmería tiró con balas de goma contra una murga, mayoritariamente integrada por niños y niñas; y porque Milagro Sala es una presa política de este Gobierno, al que le molesta la militancia. Nos prefieren obedientes y conformistas, desinformados y sin educación. Nos pretenden sometidos y asustados. Pero tenemos las banderas de los 30.000 muy altas, les decimos que al miedo lo conocimos hace rato, con la Triple A y los genocidas, y que no van a detenernos. Vamos a seguir defendiendo nuestros derechos, vamos a seguir defendiendo la democracia.
En estos primeros 100 días de gobierno, nuestra democracia retrocedió demasiado: con decretos de supuesta necesidad y urgencia, se violentaron leyes e instituciones, como la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y el Congreso de la Nación, cuando se intentó imponer a dos jueces de la Corte. La necesidad y urgencia que los corría era la de desarmar el país que teníamos, integrado a la patria grande y con un Estado para el pueblo. Lo cambiaron por un país entregado a las corporaciones y con un Estado de espaldas al pueblo, con lógicas empresariales y el vaciamiento de políticas sociales fundamentales para garantizar derechos. Para intentar asegurarse ese modelo neoliberal de país, diseñaron un protocolo de represión para que el miedo interfiera en la protesta social y que el reclamo por trabajo, educación, salud y vivienda sea demonizado. Resulta importante resaltar que entre las preocupaciones del nuevo gobierno no estuvo la de derogar una ley que no puede seguir en vigencia: la ley Antiterrorista. ¿Será que la usará con el protocolo de represión de la protesta social?
Por eso, porque sin derechos no hay democracia, denunciamos que en 100 días, el gobierno de Macri, como sostuvo Rodolfo Walsh en 1977 en su Carta Abierta a la Junta Militar, ha "restaurado la corriente de ideas e intereses de minorías derrotadas que traban el desarrollo de las fuerzas productivas, explotan al pueblo y disgregan la Nación". 39 años después de esa Carta, los miles de despidos, la persecución a la militancia, los planes sociales desarmados, las leyes del Congreso en contra del pueblo y la represión, son algunos de los hechos de los primeros 100 días de gobierno que nos convocan a defender la democracia. Por eso, hoy están en esta Plaza las centrales obreras, porque los trabajadores son la Patria, porque no vamos a permitir que nos roben el derecho al trabajo, ni que le pongan techo a las paritarias, ni que estigmaticen a los trabajadores y trabajadoras. Después de más de 12 años de un proyecto de inclusión, hoy las políticas de Estado empiezan a ser de exclusión social, política, económica y cultural.
Sin derechos no hay democracia, porque cuando todo se concentra arriba, abajo quedan la pobreza, el hambre, la desocupación, la represión. El macrismo es el gobierno de la exclusión planificada, de los derechos para pocos.
Estos 40 años nos encuentran en la Plaza en la que comenzamos las rondas las Madres, Abuelas y Familiares. Empezamos a caminar cuando estaba prohibido reunirse, cuando el Congreso estaba cerrado, cuando la desaparición forzada de personas era el método de exterminar a la oposición, cuando la censura era el arma del gobierno genocida para excluir de la cultura y la información para hacer más fácil el sometimiento del pueblo. Acá vinimos cada vez que salimos a protestar, marchar y reclamar. Acá nos bombardearon, acá metimos las patas en las fuentes, acá hicimos la primera marcha de la resistencia en plena dictadura, acá nos masacraron en el 2001. Acá venimos a recordar a nuestros seres amados, porque lucharon por un país para todos y se los llevaron por un país para pocos. Eran mujeres y hombres con proyectos, convicciones, solidarios, comprometidos. Son 40 años: cuatro décadas sin esos militantes que nos faltan todos los días.
Por eso no vamos a permitir que nadie, y menos un funcionario, niegue esta ausencia forzada que son los 30.000 o intente reinstalar la teoría de los dos demonios. Nuevamente, exigimos la renuncia indeclinable e inmediata de Darío Lopérfido, un funcionario negacionista a cargo de la cultura del gobierno de esta Ciudad, quien puso en duda la magnitud del genocidio que sufrió nuestro pueblo. Tan grave como sus dichos es que el Jefe de Gobierno de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta, lo mantenga en su cargo.
Llegamos a los 40 años de lucha, memoria y militancia. En estas décadas, los genocidas pasaron más años con impunidad que presos donde deben estar: en la cárcel común, perpetua y efectiva. Al juicio a las Juntas Militares lo sucedieron la Obediencia Debida, el Punto Final y los Indultos que pusieron nuevamente en las calles a los asesinos del pueblo. El camino fue duro: hasta llegamos a ver y escuchar a los culpables reivindicar sus crímenes en televisión. Los señalamos con los escraches para demostrar que la condena social repudiaba la impunidad. Empezamos a ver avanzar causas judiciales fuera del país, mientras acá la impunidad estaba comprando en el supermercado o paseando por la playa. Esa historia empezó a cambiar en el 2003, con el Presidente Néstor Kirchner, quien decidió sacarle las vallas a la historia e incluir en políticas de Estado la lucha del pueblo por la Memoria, la Verdad y la Justicia.
Así, con la continuidad y profundización de las Presidencias de Cristina Fernández, llegamos a estos 40 años del Golpe con más de 660 genocidas condenados, 119 identidades restituidas, más de 130 ex centros clandestinos señalizados y 35 espacios de memoria puestos en funcionamiento. La Memoria, la Verdad y la Justicia ya no son un imposible: son una de las victorias que vamos a seguir defendiendo a diario. El gobierno tiene un doble discurso que hay que denunciar: mientras declara a la prensa que los juicios a los genocidas continuarán, despide a los trabajadores y trabajadoras que sostienen las políticas de Estado que los garantizan, como el acompañamiento a testigos y la investigación para las causas. Además, no cesa en el intento de apartar a la Procuradora General de la Nación, Alejandra Gils Carbó y ya avanzó con limitaciones a sus funciones. Las políticas de Memoria, Verdad y Justicia, como cualquier otra que garantice derechos, sólo se sostienen con los trabajadores y trabajadoras adentro. Por eso, exigimos que se terminen los despidos, que se respete el derecho al trabajo, que se mantengan las políticas de Estado de Memoria, Verdad y Justicia para que encontremos a todos los jóvenes apropiados, para que se sigan preservando, recuperando y resignificando los ex centros clandestinos, para que continúe la búsqueda de los cuerpos de los detenidos‑desaparecidos y que sigan los juicios a los genocidas.
La del 76 fue una dictadura cívico‑militar. Los grupos económicos, el gobierno de Estados Unidos, la cúpula de la Iglesia y la corporación judicial fueron la parte civil del golpe de Estado más asesino de nuestra historia, en el que las Fuerzas Armadas desplegaron algunos de los métodos de tortura más macabros del mundo. Se pusieron en funcionamiento cientos de centros clandestinos de detención, tortura y exterminio, en los que algunos integrantes de la Iglesia y el Poder Judicial fueron parte de los interrogatorios y las torturas, en los que hubo médicos que participaron en el plan sistemático de apropiación de bebés, en los que se mantenía un país clandestino bajo delitos de lesa humanidad. La participación civil en los delitos de lesa humanidad todavía tiene demasiada impunidad. Algunos de los responsables llegaron a juicio, pero la mayoría no. La corporación judicial sigue beneficiando a sus socios y protegiendo a sus culpables. Con causas cajoneadas, como la de Papel Prensa, los empresarios genocidas caminan por las calles y hoy vuelven a cargar la tinta contra la democracia. Desde su palco de doctrina, fue el diario La Nación el primero en pedir impunidad para los genocidas al día siguiente del triunfo electoral de Mauricio Macri. Los genocidas civiles no tuvieron un papel secundario: estuvieron en la misma mesa que Videla a la hora de planificar el terror. Incluso usaron oficinas de Clarín y La Nación para cometer sus crímenes, e instalaciones de Ford para secuestrar, torturar e interrogar. Esos civiles, casi en su totalidad, como Blaquier y Massot, continúan impunes.
No sólo nos daña el silencio, sino también la mentira. Por eso, volvemos a decir que la única guerra que hubo entre 1976 y 1983 fue la de Malvinas, en la que perdieron la vida cientos de personas en nombre de una batalla desigual. A los crímenes de la guerra se le sumaron los delitos de lesa humanidad cometidos por algunos jefes sobre los combatientes, delitos que deben ser juzgados y condenados como parte del accionar criminal del estado terrorista. Esa es una de las deudas de esta democracia, como también lo es la identificación de los 123 cuerpos de quienes perdieron la vida en el conflicto bélico. Seguimos exigiendo el reconocimiento de la soberanía sobre las Islas. ¡Las Malvinas son argentinas! ¡Memoria, Verdad, Justicia y Soberanía!
Los genocidas mantienen los pactos de silencio. Eso se tiene que terminar. Necesitamos saber la verdad, toda la verdad: ¿dónde están los cuerpos? ¿Dónde están los jóvenes apropiados? Ellos lo saben porque fueron partícipes. En todos estos años, pudimos encontrar a algunos de los nietos y nietas, quienes ya pudieron abrazarse con sus familias. Pero faltan muchos más: por eso, porque cientos de jóvenes todavía no conocen su identidad, los seguimos buscando. Tal vez alguno o alguna esté en esta Plaza o alguien que está acá los conoce. Puede pasar, porque están entre nosotros, están en alguna parte. Nosotros los buscamos siempre, cada día. Necesitamos que se acerquen, que venzan el miedo, que asuman la duda y que vengan: si nosotros los buscamos y ustedes se acercan, todos nos encontramos.
Recientemente, el Presidente de Estados Unidos anunció que, 40 años después, serán desclasificados archivos de la dictadura. Es obligación de todos los Estados y gobiernos aportar a la Memoria, la Verdad y la Justicia. Por eso, esperamos que se cumpla el anuncio y que finalmente podamos acceder a toda la información que tiene ese país, que fue partícipe de los delitos de lesa humanidad que se cometieron en las dictaduras de la región con el Plan Cóndor. Necesitamos que desclasifiquen toda la información, que extraditen al genocida Roberto Bravo, uno de los asesinos de la Masacre de Trelew, y que ayuden de manera urgente a la búsqueda de los nietos apropiados que podrían vivir en ese país. Además, sostenemos categóricamente que Estados Unidos debe dejar de violar los derechos humanos tanto en su territorio como en otros, como en la cárcel de Guantánamo.
Esta democracia de más de 32 años tuvo que ser defendida muchas veces. Nadie olvida los levantamientos de los carapintadas, ni la masacre de diciembre del 2001 contra la rebelión popular, cuando el pueblo volvió a ser víctima de políticas de exclusión y represión, con más de 30 asesinados en todo el país y las Madres nuevamente reprimidas en Plaza de Mayo. Nadie olvida. En septiembre se cumplirán 10 años de la desaparición forzada de Jorge Julio López y seguimos exigiendo saber qué pasó con él y que haya Juicio y Castigo a los culpables. Tampoco olvidamos la desaparición forzada de Miguel Brú, ni lo que hicieron con Luciano Arruga y Andrea Viera, ni los asesinatos de Fuentealba, Cabezas, Kosteki, Santillán y Mariano Ferreyra. A 40 años del golpe genocida, nos sentimos nuevamente convocados y convocadas a defender la democracia, porque el cambio de gobierno está significando a diario la vulneración de derechos: miles de personas despedidas en el Estado y el sector privado, la criminalización de la protesta, la profundización de prácticas de violencia institucional, la persecución ideológica, con el extremo de que hoy tengamos una presa política, por eso decimos: ¡Libertad ya a Milagro Sala!
Vemos también con profunda preocupación cómo en este país cambiado se profundiza la violencia institucional, práctica represiva que nació alimentada de los indultos, la obediencia debida y el punto final, y que sigue siendo una de las mayores urgencias de la democracia. Mientras haya un Poder Judicial que, como lo hizo recientemente la Corte Suprema de Justicia de la Nación, autorice el uso de las neopicanas Taser, lejos estaremos de lograr la erradicación de esa violencia, como también lo estaremos mientras sigan funcionando cárceles y comisarías como lugares de criminalización de la pobreza, de aplicación de tormentos y torturas. Por eso, repudiamos enérgicamente, la violencia institucional cometida recientemente por la Policía de Miramar contra un joven militante estudiantil y de la diversidad sexual.
Pero con un Poder Judicial que habilita a la Policía a pedir el documento sin justificación, y con funcionarios que, con la excusa de combatir al narcotráfico, pretenden dejar la seguridad en los barrios en manos de las Fuerzas Armadas, el camino en la lucha para erradicar la violencia institucional se hace cada vez más difícil.
También se hace difícil terminar con las violencias hacia las mujeres cuando hay un Estado que cierra áreas de atención y protección, o con un Poder Judicial patriarcal, que criminaliza a las víctimas, o con un Presidente de la Nación misógino que premia con cargos públicos a quienes denigran a las mujeres y él mismo sostiene que, en definitiva, a las mujeres les gusta que las traten mal. Hay mujeres que a diario pierden la vida por los femicidios. Sin un Estado comprometido, no hay salida posible y a los funcionarios no les queda otro lugar más que el de la complicidad. Lo mismo podemos decir sobre la trata de personas: mientras sectores del Poder Judicial, las Fuerzas de Seguridad y otros funcionarios, por acción u omisión, sean parte del delito, lejos estaremos de terminar con ese crimen que se roba a diario miles de vidas de mujeres, hombres, niños y niñas para la explotación sexual y/o laboral. ¡Basta de femicidios! ¡Basta de trata de personas!
Hoy, nuestra Patria Grande está siendo atacada, porque las corporaciones no quieren perder su poder. En esta Plaza, repudiamos enérgicamente los intentos destituyentes a las democracias latinoamericanas y abrazamos al pueblo de Brasil en su defensa de la soberanía popular. Las corporaciones van por Maduro en Venezuela, por Evo en Bolivia, por Dilma y Lula en Brasil, demostrando que la corporación judicial y económica no tiene fronteras. Van por nuestra libertad, nuestros derechos. Por eso, porque tenemos memoria también en los pies, no olvidamos el camino recorrido y sabemos que un pueblo organizado es imposible de vencer. Porque los que desaparecieron a los 30.000 y pretendieron matar para siempre a todas las luchas, son los mismos que hoy persiguen a los militantes. Son los mismos que empobrecieron al país con la deuda externa de sus empresas y dañaron con sus crímenes los que hoy vuelven a la Casa Rosada: los Macri, la Nueva Provincia y la Sociedad Rural Argentina. Son los mismos y persiguen el mismo objetivo: atacar al pueblo organizado.
También nos preocupa que se venda la soberanía de nuestro país con la megaminería, la extranjerización de nuestros recursos naturales y con un pago irresponsable a los fondos buitres. No podemos volver a aceptar que nos impongan deudas injustas. Recordamos el daño y el hambre que nos provocó durante décadas la deuda externa de la dictadura. No queremos volver a eso. Defendemos a nuestro país, defendemos nuestro futuro.
A 40 años del golpe genocida, sentimos orgullo de las luchas de los 30.000 detenidos‑desaparecidos. Los miramos en las fotos y los recordamos con amor, y podemos reivindicar sus luchas. Podemos nombrarlos acá, en la Plaza del pueblo, y saber que son parte de esta memoria colectiva que los abraza. Lucharon por una Patria Grande, justa, libre, solidaria e inclusiva. Y a pesar de las pérdidas, y a pesar del dolor, y a pesar de hoy estar viviendo un retroceso en materia de derechos en el país, nunca perdimos ni perderemos las esperanzas: sabemos que son posibles los imposibles. A 40 años del golpe genocida, a 40 años de lucha, memoria y militancia, sin derechos no hay democracia.
30.000 detenidos desaparecidos presentes. Ahora y siempre.


7. EL PAPA FRANCISCO. "HECHOS ABOMINABLES QUE SOLO ESTÁN CAUSANDO, MUERTE, TERROR U HORROR".

Para concluir, el Papa Francisco, en su última Audiencia General del 23 de marzo de 2016, refiriéndose a los hechos de terrorismo perpetuados por los terroristas yihadistas en Bruselas el día anterior -22-03-2016- pidió a los fieles presentes en la plaza de San Pedro un Ave María y una oración silenciosa "por los muertos, los heridos, las familias y por todo el pueblo belga" para testimoniar la cercanía a la población y a los familiares de las víctimas, así como a quienes se recuperan en el hospital víctimas de lo que Francisco ha definido sin ambages «crueles hechos abominables que están causando sólo muerte, terror u horror».

Luego, hizo un nuevo "llamamiento a todas las personas de buena voluntad para que se unan en la condena unánime" y a "pedir al Señor que, en esta Semana Santa, conforte los corazones afligidos" y sobre todo que "convierta los corazones" de los terroristas definiéndoles «personas cegadas por el fundamentalismo cruel».

En este Triduo Pascual "Viviremos el Jueves, Viernes y Sábado santo como momentos fuertes que nos permiten entrar cada vez más en el gran misterio de nuestra fe. Todo, en estos tres días, habla de la misericordia, porque hace visible hasta dónde puede llegar el amor de Dios". 

Por otra parte, explicó, "la Pasión de Jesús dura hasta el fin del mundo, porque es una historia del compartir el sufrimiento de toda la humanidad y una presencia permanente en los acontecimientos de la vida personal de cada uno de nosotros". En resúmen, el Triduo Pascual es memorial de un drama de amor que nos dona la certeza de que nunca seremos abandonados en las pruebas de la vida".

8. LLAMADO A LA RECONCILIACIÓN Y LA CONCORDIA DE LOS ARGENTINOS. 

Aprovechemos la oportunidad que nos regala el Señor en este Año Santo del Jubileo para meditar profundamente sobre la necesidad de construir un futuro próspero para todos los argentinos y comprender que para alcanzar la reconciliación y la concordia de todos argentinos es necesario edificarla sólo sobre la verdad, la justicia y la libertad, impregnadas en la misericordia y en el amor en la verdad y la justicia.

JMP+

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