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domingo, 18 de diciembre de 2011

NAVIDAD. ¿CUANTO CUESTA UN MILAGRO?. REFLEXIONEMOS. BENIGNIDAD Y UTILIDAD DE CRISTO AL NACER. EL PAPA BENEDICTO XVI ENCIENDE CON UNA TABLETA EL ARBOL DE NAVIDAD MAS ALTO DEL MUNDO. MONTE INGINO CIUDAD DE GUBBIO-ITALIA. TRES DESEOS DEL PAPA PARA ESTA NAVIDAD

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NAVIDAD

¿CUANTO CUESTA UN MILAGRO?

REFLEXIÓN

BENIGNIDAD Y UTILIDAD DE CRISTO AL NACER

EL PAPA BENEDICTO XVI ENCIENDE CON UNA TABLETA EL ARBOL
DE NAVIDAD MAS ALTO DEL MUNDO. MONTE INGINO CIUDAD DE GUBBIO-ITALIA


¿CUÁNTO CUESTA UN MILAGRO?
(Una historia real)



 Tess era una niñita, algo precoz, de ocho años, cuando escuchó a sus padres hablar de su hermanito menor Andrés. Todo lo que pudo entresacar de la conversación fué que Andrés se hallaba muy enfermo y la familia no tenía dinero. Hasta el punto esto era así que estaban obligados a cambiar de casa a otra más pequeñá porque el padre no podía seguir pagando la cuenta del médico y la hipoteca de la casa en la que vivían.

A Andrés sólo podía salvarlo una cirugía muy costosa y todo parecía indicar que la familia no tendría forma de conseguir el dinero.

-"Sólo un milagro podría salvarlo ahora- oyó la niña que el padre le decía en un susurro con desesperación apenas contenida, a una madre que no podía ocultar las lágrimas.

Tess fue a su dormitorio y sacó el bote de mermelada escondido en las profundidades del ropero. Vertió sobre la alfombra todas las monedas que había en él y las contó con mucho cuidado. Para estar segura, las contó tres veces. Sentía que, por alguna misteriosa razón, no podía equivocarse.
Las tres veces llegó a la misma cantidad. Segura de no haberse equivocado, metió otra vez las monedas dentro del bote, enroscó la tapa y, sin decir nada a nadie, se escabulló con él por la puerta trasera de la casa. Caminó unas 6 manzanas hasta la farmacia en la que siempre la familia había comprado los medicamentos.

Esperó pacientemente a que el farmacéutico le prestara alguna atención pero el hombre parecía estar demasiado ocupado justo en ese momento charlando animadamente con un caballero. Tess arrastró sus pequeños pies sobre el piso, tanto como para hacer algún ruido que llamase la atención pero, ¡nada! Carraspeó, limpiándose la garganta con el sonido más desagradable que pudo producir pero, ¡otra vez nada! Finalmente, cansada de pasar desapercibida, sacó una moneda del bote y la estrelló con fuerza sobre el mostrador. Ese recurso funcionó.

-"¿Qué es lo que se te ofrece?" -preguntó el farmacéutico algo molesto- "Estoy hablando aquí con mi hermano a quien no he visto en años." -agregó, sin esperar demasiado la respuesta de la niña.

Con el mismo tono de voz, bastante picada, Tess le respondió:
-"Bueno, yo también quiero hablarle de mi hermanito. Está muy, pero que muy enfermo... y quiero comprarle un milagro."

-"¿Un qué!? -preguntó el farmacéutico, pero la niña, sin hacerle mayor caso, prosiguió:
-"Se llama Andrés y tiene algo malo creciéndole adentro de la cabeza y mi papá dice que solamente un milagro puede salvarlo ahora. Así que: ¿cuánto vale un milagro?"

-"Lo lamento chiquilina, pero no vendemos milagros aquí. Desgraciadamente no te puedo ayudar" -respondió el farmacéutico, ablandándose un poco. Pero la niña no se dejó amilanar:

-"Escúcheme, tengo el dinero para pagarlo. Y si no alcanza, voy a conseguir el resto. Solamente quiero saber cuánto cuesta.
"
El hermano del farmacéutico era un caballero muy bien vestido. Hasta ese momento había permanecido en silencio pero, ante el cariz que estaba tomando la conversación, bajó sus ojos hacia la niña y le preguntó muy amablemente:

-"¿Y qué clase de milagro necesita tu hermano exactamente?"

-"No sé." -respondió la niña con voz triste- "Solamente sé que está muy enfermo y mamá dice que hay que operarlo pero papá no tiene el dinero que hace falta. Así que quiero usar el mío y comprarle lo que necesita."

-"¿Y cuánto tienes ahí?" -quiso saber el caballero
.
-"¡Un euro con once céntimos! -respondió Tess rápidamente.
"Es todo lo que tengo por ahora, pero puedo conseguir más si hace falta..."

-"¡Bueno, pero qué casualidad!" -replicó sonriendo el hermano del farmacéutico- "Un euro con once céntimos es justo lo que vale un milagro para hermanitos enfermos."

La niña contó el dinero, el caballero lo recibió y lo guardó; luego puso una mano sobre el hombro de la niña y le dijo:
-"Bien. Ahora vamos a tu casa. Quiero ver a tu hermanito y conocer a tus padres. Veamos si tengo la clase de milagro que necesita. Si lo tengo, es un trato hecho. Si no llego a tenerlo, te prometo que te devuelvo todas las monedas."

El destino quiso que el hermano del farmacéutico fuera el Dr. Carlton Armstrong, en su momento, uno de los mejores neurocirujanos del mundo. La operación se llevó a cabo en forma gratuita y al cabo de unos meses Andrés se hallaba de regreso en su casa recuperándose favorablemente.

Sin embargo, el hecho es que ni Tess, ni Armstrong revelaron jamás a nadie la transacción que habían realizado en la farmacia. De alguna manera, permaneció siendo un pequeño secreto entre los dos.

-"Esa cirugía" -dijo la madre de Andrés muchos años más tarde- "fue un verdadero milagro. Lo que me pregunto es cuánto habrá costado en realidad."

Tess, convertida ya en una brillante profesional, sólo sonrió. Ella sabía exactamente el precio de un milagro: un euro con once céntimos... más la fe inquebrantable de una chiquilina de ocho años.

Un milagro no contradice lo que sabemos del Universo.

Es simplemente un hecho que responde a algo que todavía no conocemos y que solamente podemos, a veces, presentir
.
Dios sigue tocando las vidas de mucha gente y haciendo que esos milagros sucedan.


REFLEXIONEMOS

Tu propia vida es un milagro Divino: puedes ver, tocar, sentir, oler, saborear, amar, perdonar... Pero sobre todo PUEDES AYUDAR a tu prójimo.

Hoy decía un sacerdote, durante su homilía: “la Navidad no es una fecha, no es un lugar, la Navidad es un estilo de vida”
Y ese estilo de vida nos lo enseñó el mismo Jesús, y lo hizo de la siguiente manera:
  
"Se levantó de la mesa, se sacó el manto y tomando una toalla se la ató a la cintura. Luego echó agua en un recipiente y empezó a lavar los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía en la cintura”. (Evangelio de Juan, 13,2-9).

Y esto es la Navidad, donación, servicio, ayuda, 

EL MILAGRO DE PODER AYUDAR PONIÉNDONOS AL SERVICIO DE LOS DEMÁS.


Les aseguro que de esta manera he visto muchos milagros, que además se han pagado con menos de 1€ y once céntimos, se han pagado con un beso, un abrazo o mejor, con una sola mirada de complicidad.

UN ABRAZO DE --------------Plácido Fernández-(Sacerdote Operario Diocesano) -  México 2011


BENIGNIDAD Y UTILIDAD DE CRISTO AL NACER


I. Apareció la bondad del Salvador Nuestro Dios, y su amor para con los hombres. (Tit., III, 4.)
Ciertamente, Cristo nos mostró su benignidad  por la comunicación de su divinidad, y su misericordia tomando nuestra humanidad.

1º) Apareció la bondad:  Comentando con éstas palabras dice San Bernardo: "Apareció el poder de Dios en la creación de las cosas, su sabiduría en el gobierno de las mismas, pero su bondad se manifiesta principalmente en la
humanidad. Porque es una gran prueba de bondad añadir a la humanidad el nombre de Dios".

2º)  No por obras de justicia que hubiésemos hecho nosotros, más según su misericordia(Tit. III 5). Por lo cual dice San Bernardo "¿Qué prueba más clara de su misericordia que haber tomado la misma miseria? ¿Qué prueba más llena de piedad, que haberse hecho hombre por nosotros el Verbo de Dios?" Por eso canta la Iglesia
Cristo redentor de todos, Hijo único del Padre  


II. De la utilidad de Cristo se dice en Isaías (IX, 6)Ha nacido un niño para nosotros, esto es, para utilidad nuestra. 

Cuatro son las utilidades del nacimiento de Cristo que podemos cconsiderar en las cuatro cualidades de los niños: pureza, humildad, mabilidad y mansedumbre, las cuales se dan en modo excelentísmo en Jesús niño.

1º) Encontramos en él suma pureza, porque es candor de la luz eterna y espejo sin mancilla (Sap., VII, 26)
Esa pureza se manifiesta en la concepción y en el parto virginal. Pués la incorrupción no puede engendrar la corrupción. Por lo cual dice Alcuino: "El creador de los hombres para hacerse hombre y nacer del hombre, debió elegir una madre tal que supiera convenirle y
serle agradable.
Quiso, pués que fuese virgen, para nacer sin mancha de una madre inmaculada y purificar 
la mancha de todos.

2º) Encontramos también en este niño suma humildad: Se anonadó a sí mismo (Phil., II, 7).esta humildad como dice San Bernardo, parece en el establo , en los pañales que le envuelven y en el pesebre en el que descansa.

3º) Hallamos en el niño soberana amabilidad, porque es más hermoso que los hijos de los hombres, y aún que las milicias angélicas. Esta amabilidad es resultado de la unión de la divinidad con la humanidad. Por lo cual dice San Bernardo: "Es un espectáculo lleno de suavidad contemplar al hombre creador del hombre" 

4º) Finalmente vemos en este la suprema mansedumbre , porque es benigno y clemente, paciente y de mucha misericordia, y que se deja doblar sobre el mal (Joel, II, 13) Y San Bernardo dice: "Cristo es  párvulo, y puede ser aplacado suavemente. ¿Quién ignora que el niño perdona fácilmente? Y  si no tenemos un pecado grave podemos  ser reconciliados con poco. He dicho con poco, pero no sin penitencia." Y así como se manifestó su bondad 
sobre toda esperanza, así podemos esperar también, más de lo que pensamos, parecida benevolencia de juicio. (Santo Tomás: De Humanitate Christi.)


EL PAPA ENCIENDE EL ÁRBOL DE NAVIDAD MÁS GRANDE DEL MUNDO CON UN CLIC.

TRES DESEOS DEL PAPA PARA NAVIDAD.

Benedicto XVI encendió en la tarde del miercoles, 7 de diciembre -desde su apartamento pontificio y gracias a un "tablet" conectado con el cuadro eléctrico- el árbol de Navidad más grande del mundo que se encuentra en Gubbio Previamente, dirigió unas palabras -transmitidas por televisión- a cuantos asistían a la ceremonia.

"Antes de encender el árbol -dijo- quisiera expresar tres deseos. Este árbol de Navidad tan grande está en las ladera del Ingino, en cuya cima se encuentra en  la basilica del patrón de Gubbio, San Ubaldo. Cuando lo miramos, nuestros ojos se dirigen hacia arriba, hacia el cielo, hacia el mundo de Dios". 

"Mi primer deseo es, por lo tanto, que nuestra mirada, la de la y la del corazón, no se detenga solamente en el horizonte de este mundo, en las cosas materiales, sino que sea de alguna forma como este árbol, que tienda hacia arriba, que se dirija a Dios. Dios nunca nos olvida, pero también  nos pide que no nos olvidemos de Él".

"El Evangelio narra que en la noche santa de Navidad una luz envolvió a los pastores, anunciándoles una gran alegría: el nacimiento de Jesús, de Aquel que nos trajo la luz, más aún, de Aquel que es la luz verdadera que ilumina a todos. El gran árbol que encenderé dentro de poco domina la ciudad de Gubbio e iluminará con su luz la oscuridad de la noche".

"El segundo deseo es que nos recuerde que también nosotros necesitamos una luz que ilumine el camino de nuestra vida y nos de esperanza, especialmente en esta época en que sentimos tanto el peso de las dificultades, de los problemas, de los sufrimientos, y parece que nos envuelve un velo de tinieblas. Pero ¿qué luz puede iluminar verdaderamente nuestro corazón y darnos una esperanza firme y segura? Es el niño que contemplamos en la Navidad santa, en un pobre y humilde pesebre, porque es el Señor que se acerca a cada uno de nosotros y  pide que lo acojamos nuevamente en nuestra vida, nos pide que lo queramos, que tengamos confianza en Ël, que sintamos su presencia que nos acompaña, nos sostiene y nos ayuda".

"Pero este árbol tan grande lo forman muchas luces. El último deseo es que cada uno de nosotros aporte algo de luz en los ambientes en que vive: en la familia, en el trabajo, en el barrio, en los pueblos, en las ciudades. Que cada uno sea una luz para quien tiene a su lado; que deje de lado el egoísmo que, tan a menudo, cierra el corazón y lleva a pensar sólo en uno mismo, que preste más atención a los demás, que los ame más.

Cualquier pequeño gesto de bondad es como una luz de este gran árbol junto con las otras luces ilumina la oscuridad  de la noche oscura, incluso de la noche más oscura".
BXVI  VIS 20111209 (490). 

El Papa enciende el árbol de Navidad más grande del mundo



                                                   Monte Ingino. Ciudad de Gubbio 


 ¡Feliz Navidad a todos!   




 CELEBRAR LA NAVIDAD ES LLEVAR A LOS DEMÁS LA ALEGRÍA Y LUZ DE DIOS


CIUDAD DEL VATICANO, 4 ENE 2012 (VIS).-A las 10.30 de esta mañana comenzó, en el Aula Pablo VI del Vaticano, la audiencia general con el Santo Padre, en la que participaron unos 7.000 peregrinos de todo el mundo.

  Benedicto XVI dedicó su catequesis al misterio de la Natividad del Señor. El Papa señaló que la primera reacción que se experimenta ante la "extraordinaria acción de Dios que se hace Niño" es la  alegría. Se trata de un sentimiento "que nace del estupor del corazón al ver cómo Dios se acerca a nosotros, piensa en nosotros, cómo actúa en la historia, (...) nace al contemplar el rostro de aquel humilde Niño, porque sabemos que es el rostro de Dios. (...) La Navidad es alegría porque (...) Dios, que es el bien, la vida, la verdad del hombre, se rebaja hasta el hombre para elevarlo hasta Sí mismo: Dios se hace tan cercano que se puede ver y tocar". Por ello, dijo el Papa, "la Navidad es el punto en el que Cielo y tierra se unen. (...) En aquel Niño, necesitado de todo (...), lo que Dios es -eternidad, fuerza, santidad, vida, alegría- se une a lo que nosotros somos -debilidad, pecado, sufrimiento, muerte-".

  El Pontífice explicó que la teología y la espiritualidad de la Navidad usan la expresión "admirabile commercium" para describir este "admirable intercambio" entre la divinidad y la humanidad: "El primer acto de este maravilloso intercambio se opera en la humanidad misma de Cristo. El Verbo ha asumido nuestra humanidad, y, a cambio, la naturaleza humana ha sido elevada a la dignidad divina. Y así el sueño de la humanidad  comenzado en el paraíso terrenal -ser como Dios- se realiza de modo inesperado, no por la grandeza del hombre, que no puede hacerse Dios, sino por la humildad de Dios que desciende, entra así en nosotros (...) y nos eleva a la verdadera grandeza de su Ser. (...) El segundo acto del intercambio consiste en nuestra real e íntima participación en la naturaleza divina del Verbo. (...) La Navidad es la fiesta en la que Dios se acerca tanto al hombre que comparte el acto de nacer, para revelarle su dignidad más profunda: la de ser hijo de Dios".

  Benedicto XVI quiso detenerse también en otro aspecto de la Navidad, representado por la luz: "La venida de Cristo disipa las tinieblas del mundo, llena la noche santa de un fulgor celeste y difunde sobre el rostro de los hombres el esplendor de Dios Padre, también hoy. (...) Después de haber hablado e intervenido en la historia mediante mensajeros y signos, Dios ha salido de su luz inaccesible para iluminar el mundo". Cada cristiano ha de ser consciente de la misión y la responsabilidad de testimoniar y llevar al mundo la luz nueva del Evangelio. La Iglesia recibe la luz de Cristo "para ser iluminada por ella y difundirla en todo su esplendor. Y esto debe suceder también en nuestra vida personal".

  "La Navidad es detenerse a contemplar el Niño, el misterio de Dios que se hace hombre en la humildad y la pobreza; pero es, sobre todo, acoger de nuevo en nosotros mismos ese Niño, que es Cristo Señor, para vivir de su misma vida, para hacer que sus sentimientos, sus pensamientos, sus acciones, sean nuestros sentimientos, nuestros pensamientos, nuestras acciones. Celebrar la Navidad es manifestar la alegría, novedad, la luz que este nacimiento ha llevado a nuestra existencia, para ser nosotros también portadores de la alegría, la verdadera novedad y la luz de Dios".

  Terminada la catequesis, el Santo Padre saludó a los peregrinos en diversos idiomas, agradeció la participación en la audiencia de diversos grupos musicales que animaron la celebración y bendijo a los presentes.
AG/                                                                                         VIS 20120104 (620)

JMP+










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